La paz del corazón
La tendencia consumista a la que nos hemos acostumbrado desde pequeños, debido a la influencia social y cultural de la época, tiene raíces profundas en nuestra personalidad. Un arraigo del que la mayor parte de las veces no somos conscientes.
Embarcada en una búsqueda espiritual comienza la persona a recorrer diferentes caminos; se conocen distintas doctrinas religiosas o, dentro de una misma religión, se van conociendo carismas diversos, puntos de vista acerca de la mejor ascética, de la mejor manera para llevar adelante los mandamientos y el desarrollo espiritual etc. etc.
Hasta allí, nada inconveniente, es el discurrir lógico de toda búsqueda, en cualquier campo de que se trate. Se prueban diferentes opciones para conocerlas y verificar el grado de afinidad o el resonar del alma ante cada una de ellas. Pero al igual que cuando alguien busca encontrar agua cavando en la tierra, deberá ir hasta cierta profundidad para hallarla, el camino espiritual ha de seguirse con intensidad, perseverancia y en profundidad para hallar aquello que se busca; que no es más que el sentimiento de unión con Dios o la percepción de Su presencia o la certeza de seguir lo que pide Su voluntad.
Si se efectúan muchas perforaciones aquí y allá y aún más allá también pero sin profundidad, no encontraremos el agua que buscamos, nunca nos acercaremos al río subterráneo que fluye fresco y silente en las profundidades del corazón. Luego de cierta exploración, quizá imprescindible en ciertas etapas de la vida, hay que tomar una determinación y seguirla hasta el final. En la medida de lo posible claro está y sin que medien razones de fuerza mayor. ¿Esta mal el cambio? De ningún modo. ¿No puede ser que el alma de la persona vaya madurando y necesite un cambio de carisma o regla de vida? Por supuesto que sí y esto puede ocurrir cuando se cambia de etapa vital o cuando han ocurrido transformaciones que exigen el cambio.
Pero debemos estar alertas para no caer en el turismo espiritual. ¿Cuál es la conducta del turista? Mira esto y aquello, saborea las comidas típicas del lugar, visita los lugares más renombrados, compra los souvenirs que allí se venden, saca un millar de fotos para agregar al «álbum de adquisiciones» y vuelve a casa, a sus viejos hábitos. Y esto puede favorecer la industria y renovar el ánimo transitoriamente, no puede criticarse; pero en el campo del crecimiento espiritual no ayuda sino que más bien dificulta.
La mente se llena de tantos contenidos, a veces contradictorios y disímiles, que la mente encuentra terreno fértil para hacer crecer la divagación. Al crecer la divagación y la circulación de los pensamientos, puede haber la sensación ocasional de progreso, pero no lo habrá realmente. El crecimiento espiritual es diferente de la especulación y de la deliberación interminable. Me dijo una vez mi maestro: «Has de elegir un camino y seguirlo hasta el final». Y más aún: «Llegado el caso de que el camino o carisma elegido no fuera el más adecuado para tu temperamento interior, si lo sigues con firmeza y paciencia hasta el final, llegarás al mismo sitio al que vamos todos».
¿Y cómo puede uno discernir el carisma adecuado para el propio temperamento, el camino o la orden o regla de vida más conveniente para uno?
Continúa…
Hermanas y hermanos, cualquier lector que desee difundir un blog o página que considere útil para nuestra audiencia, puede enviarnos el enlace que si lo vemos adecuado lo difundiremos sin costo alguno. Un saludo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.
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Muchas veces nos salimos del Camino, pero Dios es tan bueno y bondadoso que nunca lo abandona y mientras seguimos caminando lo volvemos a encontrar y nos llena de Gracia y hace que seamos personas distintas y encontramos una forma y entender la vida que si no llevamos a Dios en nuestro corazón no sería tan bonita, muchas gracias
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Me ha parecido genial el post. Gracias. Además es un comentario justo a mi corazón. Debo seguir un camino sin eclecticismos. Muy lúcido en la era del turismo y peregrinaciones a todo tipo de lugares y santuarios, que es una actividad santa, pero no deja de ser búsqueda y hay gente que se queda en la búsqueda escarbando sin encontrar, en el gusto del viaje por el viaje y descubrir culturas nuevas, etc. Además ¿quién no ha ido de joven a una peregrinación a encontrar novio? Yo sí lo he hecho 🙂 Un abrazo en el corazón de Cristo.
Me ha gustado mucho la entrada. Pienso que aun siguiendo un camino determinado, ese turismo espiritual se puede seguir dando. Pues nunca ningún camino puede llenarnos del todo, sólo Cristo es EL CAMINO y para encontrarlo se va a tientas. Yo siempre rezo un versículo de los salmos que dice: “Indícame el camino que he de seguir”.
Creo que si estamos participando en este blog es porque el camino que seguimos se puede “completar” con algo diferente que nos puede ayudar a acercarnos más al Señor y vivir esa intimidad a la que uno se puede sentir más atraído.
Pienso que hay niveles vocacionales, y uno por eso no es ni mejor ni peor, simplemente Dios lo quiere y por eso existe una vocación dentro de la vocación, y este medio (el del Blog) puede ser una llamada y una “solución” a lo que vamos buscando. Pero reconozco que tal vez podría mezclarse con algo de turismo del espiritu, ese no cogerse a nada definitivo, no sé, todo se puede matizar en esta vida. Dios mirará nuestra rectitud de intención, eso espero.
Un saludo pascual invocando el Santo Nombre
Gracias por todo.
Dan paz y seguridad esas palabras del maestro: «Elegir un camino y seguirlo hasta el final». Creo que eso puede ahorrar dificultades y sobre todo la necesidad de hacer turismo espiritual
Así es José. Gracias por tu participación y por lo que nos aportas siempre en los blogs. Un abrazo hermano, que Cristo te cuide.