La paz del corazón
«Deben descender de la cabeza hasta su corazón. Por el momento, sus pensamientos están en su cabeza. Y parece que Dios está fuera de ustedes; también su oración y todos sus ejercicios espirituales permanecen en el exterior. En tanto que permanezcan en su cabeza, no podrán dominar sus pensamientos, que continuarán remolineando como la nieve con el viento del invierno o los mosquitos con el calor del verano…»
Teófano el Recluso
«Es esencial que en el momento de la oración el intelecto esté unido al espíritu y que reciten juntos la oración; pero en tanto el intelecto trabaja con las palabras, pronunciadas mentalmente o en voz alta, el espíritu ora por un sentimiento de cálida ternura o a través de lágrimas.
La unión de los dos es otorgada en el momento determinado por la gracia divina; pero, para el principiante, es suficiente con que el espíritu simpatice y obre con el intelecto. Si la atención es mantenida por el intelecto, el espíritu sentirá un verdadero calor y ternura. A veces, al espíritu se lo llama corazón, como a veces al intelecto se lo llama cabeza».
Obispo Ignacio
«Sublimidad de la oración interior» – Antología de autores espirituales – Pág. 92 y 98 – Editorial Lumen (2011)
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