La paz del corazón
«La santidad monástica y la santidad conyugal son las dos laderas del Tabor; y en uno y otro lado, el objetivo es el Espíritu Santo. Quienes alcanzan la cima, yendo por uno u otro lado, entran “al reposo de Dios, a la alegría del Señor”. Y ahí, las dos vías, contradictorias a la razón humana, se encuentran interiormente unidas, resultan misteriosamente idénticas [3]. …
Aquellos que se comprometen con una u otra vía deben cultivar los mismos valores: humildad, paciencia, amor fraternal y espíritu de paz. Es necesario señalar aquí al monaquismo interior ensalzado por Paul Evdokimov, en donde los votos monásticos son asimilados a su manera por los laicos: la pobreza es la renuncia a un consumo desenfrenado, es el desprendimiento de los bienes materiales y la generosidad; la castidad no es ausencia sino la “integración del eros dentro del amor” (Olivier Clément) y la unificación del ser, es un esfuerzo constante por tratar al otro como un sujeto; y la obediencia es una adhesión alegre a los llamados del Espíritu [4]. …
… La compartimentalización de la vida a la que nos vemos forzados no tiene lugar en una visión cristiana de integración. El cristiano comprende, poco a poco, que todo en la vida es un sacramento que llama a la comunión con la Trinidad, a la acción de gracias. Y así, para los esposos cristianos, abrazar su unión es abrazar a Cristo. Ellos se convierten, entonces, en el padre, la madre, los hermanos y hermanas de Cristo; y él realmente se asienta entre ellos, en medio de su hogar…»
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Entrevista al equipo de Escucha de la Fraternidad
Por error envié dos mensajes, borren uno si lo ven bien.
(Soy algo torpe y no me di cuenta que el primer mensaje estaba pendiente de moderación.)
La verdad que el texto me llegó al corazón. Jamás escuché ni leí algo tan bello en referencia al sacramento del matrimonio.
Después de treinta años de matrimonio, me llega este texto y me hace descubrir una esencia sagrada que yo, quizá por rutina, ya no percibía.
Lo de las dos laderas del monte Tabor me ha impresionado. Saber que una puede ser la mía es para dar gracias a Dios.
GRACIAS,
Bendito sea Jesús y su Santo Nombre.
Que alegría Juan Cruz lo que comentas! Dios os guíe en esta etapa de vuestra vida para vivir la sacralidad de vuestra unión en plenitud.
Hoy, justo hoy, necesitaba leer esto.
Bendito sea Dios y su Santo Nombre.