Gracias Mariam por este precioso y profundo texto que tanto bien me hace. Son cosas que de una u otra…
La paz del corazón
“Lo más importante es que nos pongamos delante de Dios y que lo invoquemos desde la profundidad del corazón. Eso es lo que tienen que hacer todos los que buscan el fuego de la gracia; en cuanto a las palabras o la postura del cuerpo durante la oración, son cosas secundarias; lo que Dios mira es el corazón”.
“En esto se puede resumir toda la doctrina sobre la oración: tener el sentimiento continuo de Dios y dirigirse a Él con oraciones breves; esto es caminar en la presencia de Dios. Cuando te distraigas, vuelve dulcemente… No te adelantes ni una sola palabra, mientras no hayas entrado en el espíritu de la oración… Si una palabra te conmueve, no pases adelante, detente en ella… “
“Te habrá ocurrido, sin duda, algunas veces rezar con el sentimiento de una espontánea dulzura; acuérdate de lo que entonces sucedió en tu alma y procura reproducirlo de nuevo. Haz lo posible para que vayan disminuyendo los intervalos en tu oración, de manera que puedas tener siempre un continuo sentimiento de oración en tu corazón”.
«Cuando vivas en el sentimiento continuo de Dios y te dirijas continuamente a Él con breves plegarias, habrás obtenido el fin deseado y tu alma caminará en la luz”…
Párrafos de Teófano, «el recluso».
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Vigilia de Pentecostés
Gracias, Mario; gracias fraternidad entera. Lo que cada uno de nosotros – hermanos- recibimos en cada momento del día, de encuentro entre nosotros y con El Señor,
no puede ser definido por un reloj, sino por la sensibilidad del momento.
Escuchar, va más allá de, simplemente, escuchar palabras; significa comprender emociones, captar significados y ofrecer una presencia verdadera. A menudo estamos tan concentrados en lo que queremos decir que olvidamos darle al otro el espacio que necesita para expresarse.
En algunas situaciones, el silencio es más poderoso que cualquier respuesta. Dar espacio para pausas y reflexiones ayuda a evitar interrupciones precipitadas y permite que las palabras lleguen con más profundidad.
Cuando alguien busca apoyo, comprensión o simplemente una compañía, es el momento ideal para escuchar sin juzgar ni apresurarse. Si hay un momento adecuado para la escucha, quizás sea cuando podemos estar plenamente presentes, sin distracciones, sin ansiedad por el siguiente turno de palabra, simplemente aceptando lo que el otro aporta. Haciéndose uno con él y amándolo como desea ser amado: escuchando.
Y así es como, entre nosotros, nos sentimos: escuchados y queridos.
Con todo mi cariño, Pepa
Mario estos escritos que mandas a veces me vienen como dicen de como anillo al dedo son cortitos y son una maravilla se asemejan a palabras que necesitábamos oírlas en ese día o en ese momento
Buenos días, que el Señor los bendiga. Recién leí su mensaje diario, me detuve en una palabra “dulcemente” y la disposición de mi alma cambió inmediatamente. La presencia del Señor es, bendecido instante de conciencia. Gracias por su mensaje diario🙏🏻♥️