Maestro Eckhart

Óleo de Maestro Eckhart

Es poco lo que se sabe de su vida, y se ha observado también que él, en sus sermonesy tratados, evitó referirse a hechos y sucesos personales. A diferencia de otros místicosy religiosos medievales, como por ejemplo Seuse, de quien conservamos un trabajo autobiográfico, ocultó su individualidad bajo el anhelo, típico de él, de hacer confluir toda actividad humana en el inagotable fondo de lo Uno.

Ni siquiera se conocen cartas suyas capaces de arrojar luz sobre uno que otro episodio de su vida. Esta falta de referencias a su vida y a su mundo individual, condice perfectamente con la insistencia en la necesidad de despojarse y desasirse del propio yo que ante la contemplación de Dios se reducía a una nonada, sólo importante por cuanto se vinculaba con lo más excelso mediante la chispa increada en su propio fuero íntimo. Pero esta única cosa importante era casi inefable y requería todas sus fuerzas intelectuales y espirituales para anunciarla como buena nueva, y esto sí lo hacía en forma decididamente personal.

Se supone que Eckhart nació en 1260, aproximadamente, en Turingia. Se solía creerque había pertenecido a la nobleza, hecho últimamente cuestionado por Josef Koch,el editor de su obra latina. Sabemos que ingresó, joven aún, en la Orden de los Predicadores, en Erfurt. Se ha comprobado que en 1277 residió en París como estudiante de artes. Antes de 1280 volvió a la patria y cursó estudios teológicos en el Studiumgenerale de su Orden en Colonia, ciudad que posteriormente habría de ser el lugar principal de sus actividades como predicador, especialmente en los conventos femeninos.

Se supone que en sus primeros años de Colonia podría haber tenido contacto con AlbertoMagno. Entre 1294 y 1298 se originó su primera obra escrita en alemán Las pláticas instructivas (Die rede der underscheidunge). Esta cronología se deduce de dos hechosde su biografía. En el año 1293 a 94 había residido otra vez en París como bachiller (Baccalar) y en 1298 ya no fue posible que una sola persona desempeñara conjuntamente los dos cargos a los que se alude en el subtítulo del tratado. Allí se indica que era, a lasazón, prior en Erfurt y vicario de Turingia. Esta sobria referencia prueba también queEckhart, ya en años tempranos se había convertido en personaje importante dentro de laOrden de los Predicadores.

Entre 1300, a más tardar, y 1302 Eckhart debe haber renunciado primero al priorato y luego al vicariato. En este año 1302 se lo designó magíster de teología en París, confiándosele la única cátedra reservada a un extranjero. Enseñó allí durante un año para volver luego a Erfurt. Pero ya en 1303 se dividieron algunas provincias demasiado grandes de la Orden, y Eckhart fue designado provincial de la nueva provincia Saxonia, a la cual pertenecían vastas regiones de Alemania Septentrional, incluyendo, entre otras, a Holanda. Le incumbía supervisar 47 conventos y varios monasterios de religiosas. Si recordamos que las distancias generalmente eran superadas a pie, podemos imaginarnos el peso de la tarea, a la cual se agregó en 1307 su designación como vicario general de Bohemia.

En 1310 los electores de la Teutonia votaron por Eckhart cuando se hacía necesario designar un nuevo provincial. Pero no llegó a ejercer las obligaciones vinculadas con tan honrosa elección, porque en 1311 el Capítulo Generalde la Orden lo envió otra vez como «magister ad legendum» a la Universidad de París, distinción que —según Soudek— sólo se puede comparar con los dos nombramientos para esa tarea de Santo Tomás de Aquino. Aún cuando los estudiosos no coinciden con respecto a las obligaciones que había tenido durante los dos años siguientes en París, la mayoría opina que en ese lapso fueron madurando las ideas principales de su fundamental obra latina inconclusa, el Opus tripartitum.

Una vez terminada su estancia a orillas del Sena, Eckhart se encuentra, en abril de 1314, en Estrasburgo donde acaso haya actuado como director o lector del colegio local de la Orden, o también como asesor de los monasterios femeninos de Alemania Meridional. Luego de haberse desempeñadocomo visitador del convento femenino de Unterlinden (importante para la historia del misticismo alemán), el maestro habría sido enviado a Colonia, en 1323, aproxima- damente.

Fuera de sus obligaciones como predicador y sacerdote, Eckhart fue en Colonia catedrático del Studium generale de los dominicos, en donde se reunían en ese entoncesunos treinta a cuarenta estudiantes por año. Provenían de las provincias Teutonia, Saxonia, Polonia, Bohemia y Hungría. Entre ellos se encontraban Tauler y Seuse, en cuyas obras habría de sobrevivir, también, el espíritu eckhartiano, aun cuando Tauler tendía más hacia la exposición de cuestiones morales y en Seuse descuella su «antropología mística».

La fama de Eckhart había llegado a su cúspide cuando, en 1326, elarzobispo de Colonia, Heinrich von Virneberg, inició contra él un proceso de inquisición, acusándole de la difusión de doctrinas heréticas en alemán. Hay opiniones divergentes acerca de cuáles habrán sido los trasfondos de tal acusación que fue la primera dirigida contra un miembro de la Orden de los Predicadores. «Sin embargo, no se puede negar del todo que el procedimiento contra el Maestro Eckhart mostrara rasgos de una venganza personal del arzobispo Heinrich, quien hizo oír sus acusaciones aún después de la muerte del famoso predicador.

Una comisión convocada por el obispo tildó de sospechosos 49 pasajes de sus escritos latinos, del Libro de la consolación divina (Daz buoch der goetlichen troestunge) y de los sermones alemanes. Eckhart contestó en su llamado Escrito de justificación donde señaló que él, según los privilegios de su Orden, sólo era responsable ante la autoridad del Papa y de la Universidad de París. Negaba el fundamento jurídico del proceso, pero se declaró dispuesto a contestar de buena voluntad. No es éste lugar para entrar en detalles sobre el desarrollo de los procedimientos que evidentemente fueron prolongados a sabiendas. Sólo se debe añadir que Eckhart el 13 de febrero de 1327 hizo una declaración pública en latín, con comentario en alemán,donde el maestro llamaba a Dios por testigo de que durante toda su vida se había esforzado por evitar cualquier error contra la fe o falta contra la moral.

No negaba laposibilidad de haber enseñado doctrinas erróneas, pero sí rechazaba cualquier posibilidad de herejía, ya que ésta sería objeto de la voluntad y él no tenía voluntad alguna de faltar a la fe. Cabe señalar que —según una apelación del 24 de enero del mismo añodirigida al Papa— Nicolás de Estrasburgo, visitador designado por el propio Santo Padre, ya habría examinado las doctrinas de Eckhart y negado la sospecha de herejía. En Colonia, el maestro nunca fue declarado culpable. La decisión dependía ahora de la Curia en Aviñón donde Eckhart habría residido en el mismo año 1327, según el testimonio de Guillermo de Ockham. Entre julio de este año y el 30 de abril de 1328 el maestro habrá muerto sin conocer el juicio definitivo sobre la obra de toda su vida. No se sabe dónde murió ni se conoce el lugar donde descansan sus despojos.

Tan sólo el 27 de marzo de 1329 se dio a conocer una Bula del Papa Juan XXII inagro dominico, en la cual se objetaba la formulación de 28 frases y giros, 17 de los cuales eran considerados heréticos y otros 11 sospechosos de herejía. En la Bula se mencionatambién que Eckhart antes de su muerte se habría retractado de las frases incriminadas. En los siglos siguientes a la desaparición del gran predicador, su doctrina fue defendiday atacada desde los más diversos ángulos, especialmente por parte de católicos y protestantes, hasta llegar a una burda interpretación nacionalista para la cual el hombre conscientemente católico se convirtió en rebelde contra la autoridad eclesiástica.

Muchosde los resultados dudosos de la interpretación se lograron mediante la despreocupada separación de frases y giros de su contexto, aun cuando justamente las difíciles y a veces apenas expresables exposiciones, junto con el insuficiente conocimiento de los textos auténticos y la falta de los estudios pertinentes, sólo pueden ser valuados en su conjunto natural, quiere decir como eslabón dentro de un tratado o una homilía. Cabe agregar que, gracias a los investigadores católicos Otto Karrer, Herma Piesch y AloisDempf «el maestro Eckhart fue reconocido cuasi oficialmente por la Iglesia católica».

Karrer cree que la condenación de Eckhart se dirigió en el fondo contra los beghardos y sus excesos, y defiende la opinión de «que el Maestro Eckhart —muy lejos de los prejuicios de la izquierda y de la derecha— se hallaba dentro de una gran tradición espiritual de la cual se apropiaba con profundidad mística, siendo en sus enseñanzas y su personalidad uno de los hombres más destacados de su pueblo, un héroe trágico, y ciertamente por eso no menos un discípulo de su Divino Maestro y un vocero de aquel reino divino que se halla “en lo interior”».

Extraído de la obra de Ilse M. de Brugger

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