La paz del corazón
Recuerdo cuando conversamos sobre esto por primera vez y como fue un tema recurrente que despertó en mí gran interés. Sobre todo porque veía en él a alguien que vivía cada día exactamente como se dice en el texto. Siempre lo precedía una suave alegría que le daba estarse en la presencia y emanaba una ligereza en el talante que le venía de la despreocupación. Pero era una persona activa, aplicada a sus quehaceres y deberes, muy lejos de la ociosidad o de la pereza negligente.
En este sentido, él vivía como quién ya ha visto la película, un argumento y unas escenas que le gusta mucho volver a ver, pero sin la ansiedad del que desespera para saber el desenlace en la vida de los protagonistas. Yo quería saber el secreto. «No es un secreto», me decía; está dicho en todas partes. La fe es la causa de la alegría y el gozo surge de la experiencia consciente de ser espíritu y por lo tanto, de la certeza de la vida eterna, de que no hay muerte.
Morir es nacer. La vida cambia cuando esto se vivencia porque el futuro que se vislumbra condiciona muchísimo al presente. ¿Caminas cada jornada hacia el negro abismo de la decrepitud, la enfermedad y la muerte, o mientras fortaleces el espíritu que eres en cada momento, te vas acercando a la verdadera vida? Ahí esta todo me decía, no hay más secreto que ese. «Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» (San Juan 11, 25-26)
Y ahí empezaba el asunto, mientras compartíamos un mate y algún pancito recién horneado, yo trataba de ver lo que el veía y de sentir lo que sentía. Solía enfatizar: «El punto es esa palabrita… creer, ¿qué es creer en realidad? La palabra creencia alude a un particular tipo de experiencia, por ahí va la cosa…» y sonreía de una manera que me daban ganas de abrazarlo.
Recordando a Esteban
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Hola amigos, hace poco tiempo que comparto vuestro blog, también he leído el libro de Esteban «La oración de Jesús» la cual practico a diario con bastante intensidad.
Al leer en esta entrada Recordando a Esteban, he pensado si es que ya no está entre nosotros. Si fuera así me gustaría me lo pudierais confirmar, seguro de que para él habría sido una buena noticia.
Muy agradecido por vuestro compartir, un abrazo.
Qué hermoso ese amigo espiritual,gracias por acercánoslo…Bendiciones para toda la Fraternidad del Santo Nombre