Hermoso texto acerca de resurgir. Que no hay evolución sin dolor.
La paz del corazón
Todo nacimiento implica una ruptura que puede ser dolorosa y a la vez una apertura. Se rompe la tierra cuando despunta el tallo; se rompe la cáscara cuando sale enérgico y agitándose el pollito a la vida. Ni hablar cuando nace un niño que rompiendo las fuentes de las que se alimentaba emerge al mundo para estallar en llanto. El dolor, un quiebre con la etapa anterior, pérdida de lo que se atesoraba, todo eso viene luego a ser alegría y regocijo.
El surgimiento de un nuevo país o la liberación de un pueblo oprimido son también ejemplo de lo que implica un nacimiento; la agitación y el conflicto colectivo preceden a un nuevo momento organizativo que se hace luego identidad. Que decir de la forma en que nacen los planetas o las galaxias, que mediante explosiones inimaginables por lo gigantescas, dan a luz el universo conocido.
El nacimiento de Jesucristo en el alma es un acontecimiento tremendo. A veces lo silente o lo invisible de su manifestación puede engañarnos y llegamos a creer que es solo una actitud o un fortalecimiento de las creencias o simplemente recrear la alegría de una fe que se trata de vivenciar. Nada de eso. Como una supernova deslumbrante te deja sin nada.
Nada vuelve a ser como era, no puedes ya reconocerte. Buscas tu vida anterior y parece un recuerdo ajeno, algo que te han contado. Los mapas se han volado y el volante no responde a tus mandos; asusta la velocidad de los cambios. La luz te parte y evapora aquellas seguridades, que ahora te mueven a risa. ¡Oh Cristo naciente! El mundo te ignora porque no puede verte mientras lo atraviesas haciéndolo nacer de nuevo. ¡Que no nos asuste el dolor que sobrevenga! Solo que estamos naciendo.
elsantonombre.org
Redactado en base a notas de conversaciones con Esteban
La nochebuena
en el blog del padre José Antonio
Inauguración de la capilla
el Cristo del Silencio
(Stefano Cartabia)
Hermoso texto acerca de resurgir. Que no hay evolución sin dolor.