La paz del corazón
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«Deja que sea la maravillosa trascendencia y bondad de Dios la que te enseñe la humildad, mejor que el pensamiento de tus propios pecados, pues entonces tu humildad será perfecta. Atiende más a la soberanía absoluta de Dios que a tu propia miseria. Y recuerda que los que son perfectamente humildes no carecerán de nada de cuanto necesitan, sea en el orden espiritual o material. Dios les pertenece y Él es su todo. Quien posee a Dios, no necesita otra cosa en esta vida».
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La humildad hace ángeles a los hombres,los despoja de su soberbia y los instala en la hesiquía,en la quietud del alma.Su acompañante mejor es el silencio.
Qué hermosa la humildad desde la bondad, desde la belleza y no desde el fustigamiento. Cristo, verdaderamente, hace todas las cosas nuevas.
Humildad es andar en caridad