La paz del corazón
…se puede reconocer en la propia vida ese andar entre los sepulcros (cosas muertas, tonterías y deseos vanos); gritando y lastimándose con piedras…
Difícil es vivir como vivimos. Siempre pendientes de lo de afuera. Haciendo depender el contento de esto o de aquello. Como si fuéramos incapaces de cultivar la alegría en el corazón.
Bastaban cinco de sus frases para que mi perspectiva cambiara. No solo su corazón era firme y cálido, sino que hasta su lógica me resultaba demoledora.
Él estaba en las alturas pero no por altivo, que bien humilde era, sino por independencia. Desplegaba una paciente autonomía de todo lo que a nosotros nos afecta…
Yo le preguntaba mucho sobre este tema, acerca de como era posible que Dios pudiera percibirse…
Lo único que debes hacer es volver a la oración. Es una amorosa persistencia. Una reiteración del amor y la entrega a Dios, a Su presencia y voluntad.
Uno empieza a percibir la gracia en todas partes, tan presente en todo como si fuera el aire que está por doquier o como el espacio mismo que permite que todo se extienda y aparezca ante nosotros.