2ª Comentario a la Regla para eremitas

Aquí te mando unos pocos comentarios mas, cumpliendo con tu pedido acerca de la “Regla para eremitas” de Fray Justo, que como sabes, trato de practicar en mi vida diaria, aunque nunca con la perfección que quisiera. Por eso, vuelvo a aclarártelo una vez mas,  son comentarios basados solo en lo que me ha provocado cada parte de la regla en mi interior y de las vicisitudes que llego a vivir al querer cumplirla.

4. Sepa que el diablo lo tentará con muchisimas distracciones u ocupaciones disfrazadas de la razón de bien. Rechace, con vigor, estos engaños y no viva volcado hacia afuera sino recogido y advertido. Pida al Señor el don del discernimiento y busque la paz. Su principal ascesis sea el silencio.

Verdaderamente, la presencia del tentador es una realidad palpable en lo cotidiano de la soledad, muchas veces inadvertida en medio del tumulto. Vivo en carne propia lo descrito en la regla; muchas veces se manifiesta luego de una emoción profunda y hermosa en clima de oración, cuando he comprendido algo importante, cuando creyendo haber “logrado algo” me dejo llevar por cierto tipo de alegría. Y no ha estado, según mi escaso entendimiento, el tentador presente en la emoción profunda, ni en la devoción sentida, ni siquiera en lo comprendido; sino precisamente en ese haberse creído, en atribuirse algún logro, en disminuir el papel de la gracia y agrandar el del propio esfuerzo. ¿Y que esfuerzo puedo hacer sin la gracia? Por mi parte estoy advertido: Si hay euforia o como resultado de la alegría se ponen en marcha imágenes de actividades por hacer y de esto y lo otro…se ha hecho presente el engaño. Si en cambio hay alegría serena, que no quiere hacer nada sino solo seguir en la comunión amorosa…esta presente la gracia. Por cierto que la “razón de bien” viene a ser el argumento preferido. Y a veces ni siquiera esta. Apilar mas leña por si se acaba, limpiar el rincón, barrer el sendero…somos muy pequeños y cualquier cosa nos tienta a salir de la quietud.

En este punto 4 de la regla esta la frase mas elocuente de toda ella: “Su principal ascesis sea el silencio”. No hay escalera mas rápida al cielo interior que el silencio. Silencio de palabras y de pensamientos, sobre todo de deseos. Si solo quiero la unión con El, estoy en silencio. ¿Quiero algo más? Soy ruido.

5. No por mucho empeñarse logrará mejores resultados. Combata la ansiedad que lo oprime y permanezca quieto, atento al silencio interior. El Señor no quiere esos sus trabajos y sus cosas sino a toda su persona. No pierda el tiempo.

No perder el tiempo para el eremita es estar quieto, en paz y silente. Cuando ansío, cuando algo me apura, estoy perdiendo el tiempo que se me ha regalado en esta vida para la contemplación. Porque si hay ansiedad hay ansia y con esta todo deseo por detrás. Pero si algo ansío es porque no encontré al Señor. Porque cuando estoy con Él estoy pleno y nada quiero. O si lo encontré fue antes, ahora no lo tengo. Por eso creo que la ansiedad viene a ser una ayuda. Una muestra de Su ausencia.

El Señor siempre está, soy yo que no lo percibo y por eso ansío. Y si no lo percibo es porque me he puesto a querer algo que no es Él. ¡No me abandones Señor! ¡Enséñame a permanecer quieto, en unión contigo!

6. El mundo, en el que le toca peregrinar, se asemeja al caos. La mayoría de los hombres, en los centros urbanos, vive en desorden y desarmonía.  No tema, ni se deje atrapar por ningún lazo. Sobre todo, no preste atención a lo efímero.

Este punto 6, me parece muy propicio para quién viviendo en la ciudad se plantea el eremitismo interior. Nos sirve  a todos, pero mucho mas a los que tienen que batallar no solo con los pensamientos y tumultos interiores sino también con las seducciones y complicaciones exteriores. Por eso, No se deje atrapar por ningún lazo es esencial. Cuantas excusas hay para encadenarse a algo, a alguien, a alguna actividad. Lazos del enemigo. ¿Cuándo nos vemos? Ya veremos cuando nos vemos. ¿A que hora? Ya veremos a que hora. Quedar siempre libre para El Señor y desatado de todo compromiso.

Dice Fray Justo luego: Sobre todo, no preste atención a lo efímero. Cuando lo leí por primera vez, como sabes, vivía en la ciudad. Me pregunté: ¿Qué cosa no es efímera? Yo creo, humildemente que lo que quiere decirnos ese punto de la regla es que atendamos solo a Él. Todo pasa, solo El Señor queda. Vivir con la conciencia en la Sagrada Presencia, no más es la tarea del eremita.

 

Regla para eremitas

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