La paz del corazón
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1. Aceptación
Necesito aceptar la existencia del otro.(*) Esto, no solo en cuanto ser – que percibo ahí, delante de mí – sino también como modo particular de estar en el mundo – el otro está ahí siendo de cierta manera – Esta manera de ser el otro, es una de las manifestaciones posibles en que se da la existencia.
2. Incondicionalidad.
Para que esta aceptación sea plena no debe estar condicionada a las variaciones que sucedan en aquél modo de manifestarse el otro – aceptar no implica adherir a su particular manera sino admitir el derecho a su existencia particularísima – La aceptación de la existencia de los demás no debería estar sujeta a vaivenes, es dar a los otros el derecho a la vida.
3. Proceso.
Considerar que la otra persona no solo es y de cierta manera sino que va siendo – Asumir que en mí y en todos está desarrollándose un proceso vital –
4. Objetivo común.
Este proceso – perceptible en el hombre y que se intuye en todos los seres – tiende a la búsqueda de la plenitud – paz, felicidad, unión con Dios – y responde al impulso de alcanzar la máxima potencialidad del propio estado de existencia.
5. Fraternidad.
El reconocimiento de este movimiento – proceso – en el otro y de esta comunión de intereses – plena realización del ser – de este querer todos responder a lo que nos sentimos llamados, permite la comunicación desde una actitud fraterna.
6. Sentido.
Esta actitud de fraternidad básica – más allá de la diversidad – posibilita el acercamiento a una percepción singular de la vida del otro. Se evidencia toda vida como portadora de un sentido – significado profundo –
7. Encuentro.
Este significado que comienzo a advertir en la vida del otro permite la paulatina transformación del diálogo en encuentro – intercambio desde la profundidad – La diversidad empieza a tornarse riqueza.
8. Ofrenda mutua.
El diálogo deja de ser una defensa de la propia verdad – confrontación de aserciones – para convertirse en ofrenda de la propia experiencia de vida. No se pretende así, tener la razón, sino hacer participe al otro de la propia religiosidad.
9. Síntesis.
La aceptación de la existencia ajena con su particular manera, la percepción de un mismo impulso detrás de toda búsqueda, el reconocimiento del proceso que en toda vida alienta, permite la actitud fraterna y la posibilidad del intercambio no confrontativo de experiencias, transformándose así el diálogo en encuentro para la ofrenda común.
Nota
* La creación es obra de Dios y en ella ha de incluirse por cierto a todos los seres, incluso aquellos que en la diversidad mas lejana de mí se me presentan como indeseables.