La paz del corazón
Estimadas hermanas y estimados hermanos, tengan mucha paz!. En esta Fraternidad tenemos por lo menos, dos cosas en común, el ideal monástico y la práctica de la Oración de Jesús. En esta nueva serie de collatio, estaremos poniendo énfasis en el ideal monástico, buscando ahondar en nuestras raíces, para ello, volveremos a leer y comentar la Vida del Abad Antonio, considerado el fundador de la Vida Monástica. Buena semana para todos y todas.
Hno. Julio Vallarino – ermitavirtual@gmail.com
Primera Entrega
Primeros pasos en la vida monástica
Antonio fue egipcio de nacimiento. Como niño vivió con sus padres, no conociendo sino su familia y su casa; cuando creció y se hizo muchacho y avanzó en edad, no quiso ir a la escuela, deseando evitar la compañía de otros niños, su único deseo era, como dice la Escritura acerca de Jacob (Gn 25:27), llevar una simple vida de hogar. Por su puesto iba a la iglesia con sus padres, y ahí no mostraba el desinterés de un niño ni el desprecio de los jóvenes por tales cosas. Al contrario, obedeciendo a sus padres, ponía atención a las lecturas y guardaba cuidadosamente en su corazón el provecho que extraía de ellas. Además, sin abusar de las fáciles condiciones en que vivía como niño, nunca importunó a sus padres pidiendo una comida rica o caprichosa, ni tenía placer alguno en cosas semejantes. Estaba satisfecho con lo que se le ponía delante y no pedía más.
Después de la muerte de sus padres quedó solo con una única hermana, mucho mas joven. Tenía entonces unos dieciocho o veinte años, y tomó cuidado de la casa y de su hermana. Menos de seis meses después de la muerte de sus padres, iba, como de costumbre, de camino hacia la iglesia. Mientras caminaba, iba meditando y reflexionaba como los apóstoles lo dejaron todo y siguieron al Salvador (Mt 4:20; 19:27); cómo, según se refiere en los Hechos (4:35-37), la gente vendía lo que tenía y lo ponía a los pies de los apóstoles para su distribución entre los necesitados; y que grande es la esperanza prometida en los cielos a los que obran así (Ef 1:18; Col 1:5). Pensando estas cosas, entró a la iglesia. Sucedió que en ese momento se estaba leyendo el pasaje, y se escuchó el pasaje en el que el Señor dice al joven rico: Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y d selo a los pobres; luego ven, sígueme, y tendrás un tesoro en el cielo (Mt 19:21). Como si Dios le hubiese puesto el recuerdo de los santos y como si la lectura hubiera sido dirigida especialmente a él, Antonio salió inmediatamente de la iglesia y dio la propiedad que tenía de sus antepasados: 80 hectáreas, tierra muy fértil y muy hermosa. No quiso que ni él ni su hermana tuvieran ya nada que ver con ella. Vendió todo lo demás, los bienes muebles que poseía, y entregó a los pobres la considerable suma recibida, dejando sólo un poco para su hermana.
Pero de nuevo, entró en la iglesia, escuchó aquella palabra del Señor en el Evangelio: No se preocupen por el mañana (Mt 6:34). No pudo soportar mayor espera, sino que fue y distribuyó a los pobres también esto último. Colocó a su hermana donde vírgenes conocidas y de confianza, entregándosela para que fuese educada. Entonces él mismo dedico todo su tiempo a la vida ascética, atento a sí mismo, cerca de su propia casa. No existían aún tantas celdas monacales en Egipto, y ningún monje conocía siquiera el lejano desierto. Todo el que quería enfrentarse consigo mismo sirviendo a Cristo, practicaba la vida ascética solo, no lejos de su aldea. Por aquel tiempo había en la aldea vecina un anciano que desde su juventud llevaba la vida ascética en la soledad. Cuando Antonio lo vio, «tuvo celo por el bien» (Gl 4:18), y se estableció inmediatamente en la vecindad de la ciudad. Desde entonces, cuando oía que en alguna parte había un alma que se esforzaba, se iba, como sabia abeja, a buscarla y no volvía sin haberla visto; sólo después de haberla recibido, por decirlo así, provisiones para su jornada de virtud, regresaba.
Ahí, pues, pasó el tiempo de su iniciación y afirmó su determinación de no volver mas a la casa de sus padres ni de pensar en sus parientes, sino de dedicar todas sus inclinaciones y energías a la práctica continua de la vida ascética. Hacía trabajo manual, pues había oído que «el que no quiera trabajar, que tampoco tiene derecho a comer» (2 Ts 3:10). De sus entradas guardaba algo para su mantención y el resto lo daba a los pobres. Oraba constantemente, habiendo aprendido que debemos orar en privado (Mt 6:6) sin cesar (Lc 18:1; 21:36; 1 Ts 5:17). Además estaba tan atento a la lectura de la Escritura, que nada se le escapaba: retenía todo, y así su memoria le serví en lugar de libros.
Así vivía Antonio y era amado por todos. El, a su vez, se sometía con toda sinceridad a los hombres piadosos que visitaba, y se esforzaba en aprender aquello en que cada uno lo aventajaba en celo y práctica ascética. Observaba la bondad de uno, la seriedad de otro en la oración; estudiaba la apacible quietud de uno y la afabilidad de otro; fijaba su atención en las vigilias observadas por uno y en los estudios de otros; admiraba a uno por su paciencia, y a otro por ayunar y dormir en el suelo; miraba la humildad de uno y la abstinencia paciente de otro; y en unos y otros notaba especialmente la devoción a Cristo y el amor que se tenían mutuamente.
Habiéndose así saciado, volvía a su propio lugar de vida ascética. Entonces hacía suyo lo obtenido de cada uno y dedicaba todas sus energías a realizar en sí mismo las virtudes de todos. No tenía disputas con nadie de su edad, pero tampoco quería ser inferior a ellos en lo mejor; y aún esto lo hacía de tal modo que nadie se sentía ofendido, sino que todos se alegraban por él. Y así todos los aldeanos y los monjes con quienes estaba unido, vieron que clase de hombre era y lo llamaban «el amigo de Dios» amándolo como hijo o hermano.
__________________________________________________________
Herman@s: Aquellos que se interesen, anotarse para formar parte del equipo Biblioteca, Capilla, Collatio, Apostolado Web, o equipo del Facebook. También avisar los interesados en ayudar en la labor de hospedería.
lahesiquia@gmail.com
__________________________________________________________
El otro arbol del «Paraiso» EL ARBOL DE LA SABIDURIA (en otras traduciones, de LA VIDA), pareceme hace referencia a aquella Sabiduria de la que el Santo se empapa desde chiquitito;algo parecido a Maria (Hª de Marta) a los pies de Cristo (L-10-38).
Tengamos cuidado en no confundir Sabiduria con Erudición. Una cosa es un lobo y otra el hermano lobo.
A mí me ha interpelado la determinación de Santo Antonio. Su determinación en seguir Cristo y su determinación en aprender a seguirlo, en aprender la vida monástica, aceptando el consejo de los otros, intentado observar la bondad, la quietud, el estudio, la humildad y la abstinencia y el amor que se tenían mutuamente. Uno alimento espiritual que recibía y de la experiencia de los otros, la trabajando interiormente, hacia su camino y su experiencia. Es un poco lo que podemos hacer todos hoy, sin autosuficiencias que a nada conducen.
Cuánto a la castidad, la pobreza y la obediencia creo que están presentes en varias culturas religiosas y en el caso del judaísmo es posible que en Qumran. Lo que eso significa para mí: que Dios, Creador y Señor suscita en la manifestación religiosa el sentido de su transcendencia y de su exclusividad. Podemos decir, un poco como Noe, que los consejos evangélicos ya se encuentran en la manifestación religiosa, en los primeros tiempos del Cristianismo sin una designación concreta. Es que primero se vive y después, más tarde se designan las cosas.
Es verdad que la “conversión de costumbres” es mucho más amplia y radical que la castidad y la pobreza y hasta la obediencia. La pobreza, la obediencia y la castidad pueden ayudar a la conversión de costumbres mas pienso que la conversión de costumbres tiene una radicalidad antropológica que va más lejos.
Me permitan que comparta con vosotros, mis hermanos, un poco de mi experiencia personal: mi práctica de retiros ha sido los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola, que son constituidos, esencialmente, por la experiencia de la lectio divina de los misterios de Cristo (he dicho esencialmente…). Acompañada espiritualmente hace anos por un monje benedictino he descubierto que, se con los EE he aprehendido una manera de orar, la lectio, que ahora completo con el Oficio Divino y la Oración de Jesús, con la RSB que leo y medito hago la descubierta de una universalidad que no conocía.
Hermano julio, me puede indicar el comentario de GM Colombás? Si está on-line, perfecto!
Cuánto á la problemática de la obediencia nos puede conducir a un debate muy interesante. Hay conceptos de obediencia que tienen una estrecha relación más con la problemática histórica en que fueran establecidos que con el seguimiento de Cristo.
Estimada Hermana, mucha paz! en tu corta intervención planteas una variedad de temas escenciales y profundos con los que los eruditos han llenado bibliotecas, muy buena síntesis de lo planteado hasta el momento!
Algunos puntos para continuar la conversación.
1- El judaísmo como tal surge en la asamblea de Hammia, poterior a la destrucción del templo de Jerusalén y la caída de la Ciudad Santa. Es cierto que a partir de este momento se unifican las prácticas religiosas de Israel. Pero en tiempos de Jesús, y de la primera comunidad (hasta el 70 dC) aproximadamente la diversidad de prácticas era muy diversa. Qumrán era una de las manifestaciones, pero también estaban los saduceos, las fariseos, los zelotes, los bautistas y el movimiento de Jesús, aún más diverso.
2- No hay que ver la historia con nuestros «lentes» sino que tendríamos que trasladarnos al momento y contexto para poder entender el contenido, de lo contrario nos podemos quedar con el envoltorio. Me refiero que a veces, absolutizamos determinadas cosas porque desconocemos su origen y creemos que siempre fue así como lo conocemos, o que las razones son las teológico doctrinales que tenemos ahora, cuando en realidad fueron otras muy diferentes en su momento.
3- Comparto que la vida de Antonio es maravillosa. Atanasio logró captar lo más rico de la experiencia monástica y plasmarlo en la historia de Antonio. Es una escuela de discernimiento y búsqueda de Dios.
Finalmente, con respecto al comentario de la RB de Dom Colombás, no sé si está en línea. Cuando comencé el noviciado, Madre Plácida, la abadesa de María Madre de la Iglesia me regaló, con una hermosa dedicatoria, la Regla de San Benito, que me acompaña siempre, editada por la Biblioteca de Autores Cristianos y en ella están las versiones española y latina de la RB y al final el comentario de García M Colombás. Creo que podríamos pedir al equipo de Biblioteca la posibilidad de que lo busque y comparta con la Fraternidad. De lo contrario podría hacer el intento de escanear y hacer circular, el problema es que son cientos de páginas. Esperemos qué responde el equipo de biblioteca.
Un abrazo.
Es curioso que nadie se anime a conversar sobre este tema,estamos tu y yo mano a mano,¿verdad hermano Julio?El caso es que no he podido responder despues de tu comentario,y he tenido que hacerlo como comentario nuevo.
La verdad es que me has dejado muy clara tu visión de los consejos evangélicos,visto así creo que tienes razón.Pero yo sigo pensando,y perdona mi tozudez, que debido a que la castidad,la pobreza y la obediencia formasen parte de la vida cotidiana de los solitari@s,los consejos evangélicos ya se encontraban ahí aunque se llamasen de otra manera o nadie los hubiese calificado como tales.
Es cierto que el concepto de conversión de costumbres es mucho mas amplio pero, aunque abarque mucho más,integra perfectamente los llamados consejos ev.,osea la castidad y la pobreza,aunque no se calificaran todavía como cosejos ev.
Lo que yo trato de defender es que los consejo ev. eatán presentes en la Iglesia desde sus inicios,aunque sea bien cierto que el término «cosejos evangélicos» no apareció hasta mas tarde.
Gracias por la paciencia,que Nuestro Señor te de mucha paz.Un abrazo fraterno
Paciencia yo! ja no me conoces querido hermano.
Estoy de acuerdo contigo. Los consejos evangélicos son valores que están expresados en la vida de las primeras comunidades cristianas. Yo me atrevería a dar un paso más, total a mis años ya no me preocupa mucho lo que se diga de mi, y decirte que es la escencia de la vida cristiana, no hay forma de ser discípulo de Jesús que seguirlo, claro más radical, menos radical pero son los carriles sobre los que debemos transitar; y claro, el concepto «consejos evangélicos» es a lo que me refiero que entiendo como tradición tardía. El envoltorio no el contenido.
De todas maneras, son un apasionado de la «cultura monástica», entonces, al hablar de nuestros votos, de nuestros compromisos, prefiero recurrir a los conceptos que utilizaron nuestros padres y madres. Un abrazo estimado hermano.
La vida de Antonio, es un hermoso modelo y arquetipo. Resulta interesante «traducirla» hacia lo interior. Intentar hacer lo que hizo Antonio, con nuestros apegos y posesiones, llevar vida de desierto empezando por el corazón. De esta parte del texto de Vita Antonii, me resulta entrañable el párrafo donde se cuenta como miraba de cada uno de sus hermanos lo mejor. Esto de centrarse en lo positivo del otro, creo que nos hace mucha falta a todos en la hora actual.
Debería ser nuestro Patrono en la Fraternidad, es un modelo excelente para quienes tratamos de ir modelando un monasterio o celda interior.
un saludo invocando a Cristo!
Estimado Mario, paz!
Atanasio intentó mostrarnos el proceso de convesión monástica. Ese recorrido hacia el interior del corazón humano. Y lo logró maravillosamente. Antonio es la referencia indiscutida para toda experiencia monástica. Un abrazo. Julio
Verdaderamente la Regla de San Benito es una joya excelsa de la espiritualidad de todos los tiempos. De toda ella, los párrafos sobre el silencio y la humildad me resultan entrañables. Por cierto es toda una labor la traducción de los términos a lo que de ellos interpretamos hoy en día. Muchas veces la linealidad en la interpretación hace que se pierda mucho del profundo significado interior de la RB.
Personalmente, creo que el cenobitismo original es un arquetipo del amor al prójimo digno de imitación y pienso que la sociedad organizada con aquél espíritu y en pequeñas comunidades tiene mucho para dar todavía a la historia humana. También, me parece el eremitismo el modelo ejemplar de quién habiendo encontrado en sí el reino de los cielos, prescinde de todo por todos. Que se le va a hacer, es que amo el monaquismo en todas sus formas y estoy agradecido de ese afecto. Por cierto, me alegra mucho este intercambio. Saludos en Cristo!
Del relato de Atanasio sobre la vida de Antonio, rescato cuatro aspectos que considero importante para quienes intentamos llevar adelante el ideal monástico: la ascesis, la oración, el trabajo y la limosna.
Estos cuatro aspectos han estado de forma constante en la tradición monástica eremética y cenobítica.
Aspectos que ciertamente no son propios para los monjes y las monjas sino comunes a toda persona que quiera seguir a Jesús en el discipulado. Son enseñanzas evangélicas que enriquecen la práctica cristiana.
Tienes mucha razón hermano,has hecho una buena síntesis del texto.
La ascesis,el trabajo,la oración y la limosna son casi tan importantes,yo diría igual,que los consejos evangélicos.Y san Antonio es un gran ejemplo,al que debemos imitar.Dar todos nuestros bienes es un poco extremo,pero si queremos ser perfectos…Es lo que le pidió el Señor al joven rico.
Cuando me fui al monasterio,que yo pensaba que iba a ser para toda la vida,les di todo el dinero que tenía en el banco a mis padres,y cuando regresé al año siguiente ya no quedaba nada,tampoco era mucho;el caso es que yo me sentí bien porque, en cierta manera,es como si se lo hubiese dado a los pobres,ya que mi familia vive un poco ajustada económicamente.
No quiero compararme con los santos,ya que no es lo mismo darle tus bienes a la familia genética que dárselos a los pobres transeuntes.Es solo un ejemplo
Dios os bendiga
Estimado Noe, mucha paz!
Desde mi punto de vista, exite una diferencia muy grande entre aquellos aspectos que son escenciales a la tradición monástica, común por lo tanto a otras denominaciones cristianas: iglesia ortodoxa en sus diversas manifestaciones, monjes anglicanos y luteranos, etc. con los consejos evangélicos que son una tradición tardía de la tradición romana.
Con respecto al texto bíblico del joven rico, lo interpreto con algún matiz de diferencia. Jesús no le pide que se empobrciera sino que compartiera solidariamente sus riquezas con aquellas personas que tal vez nunca pudieran devolverle nada, ni en dinero, ni en especies, ni en afectos. Los pobres, en la literatura bíblica era la gran mayoría del pueblo oprimido, discriminado y excluido por el poder político y religioso: cobradores de impuestos (traidores), prostitutas (mujeres e impuras), leprosos (impuros), personas enfermas (pecadores), mendigos y campesinos (ignorantes de la ley). Si bien tu familia estaba ajustada en su momento, tal vez algún día, pueda devolverte parte, todo o aún más de lo que diste. Tu caso -y también el mío porque en varias ocasiones actué de forma similar- no se ajustan al texto evangélico.
Un abrazo. Hno. Julio.-
Gracias por la exhortación
DtB
Yo creo que los consejos evangélicos son comunes a todo el monacato,de toda confesión cristiana,y además están integrados en la conversión de costumbres de san Benito.
Por otra parte,no creo que sean una «invención» de la tradición romana,como mucho podrían ser un descubrimiento tardío de las palabras de Jesús presentes en el Evangelio.Además Pablo de Tarso ya practicaba la pobreza,la castidad y la obediencia; y lo predicaba vease 1Cor 7-9 referente a la castidad.En cuanto a la pobreza,Cristo nació pobre,vivió pobre y murió pobre.Y en cuanto a la obediencia están el Primado de Pedro,el Patriarcado de Constatinopla y para los anglicanos el obispo de Canterbury.
Un abrazo fraterno.DtB
Apreciado Hermano, mucha paz!
Contesto aquí porque no soy bueno con la informática y no encuentro para responder en la intervención de más abajo.
Gracias por participar de la collatio aportando tus puntos de vista y desafiándonos al resto, a pensar, reflexionar, orar, contestar. Me imagino que así debieron haber sido las collatio en los eremitorios, las lauras y los monasterios en sus comienzos, donde nuestros antecesores buscaron justificar sus opciones de vida y compartir sus experiencias y fueron moldeando lo que hoy es la vida monástica en sus más diversas expresiones.
Respecto a los consejos evangélicos, no creo que sean una «invención» sino una «tradición tardía» que el monacato no asumió porque estaban implícitos en su estilo de vida. Para ser monje o monja había que renunciar a todo radicalmente (pobreza) y ponerse bajo el acompañamiento de un padre o madre espiritual (obediencia). Y como el nombre ya lo dice monje (uno) supone (celibato). Esto era parte de la ascesis monástica.
Como tú mismo planteas, NPSB en su regla para monjes propone obediencia, estabilidad y conversión de costumbres. De hecho, esos son los votos que pronuncié el 25 de abril de 1983. Sobre la interpretación de la «conversatio morum suorum» hay varios puntos de vista, tanto en la tradición benedictina como en la cisterciense y trapense.
Me parece que lo importante, es una buena hermeneutica de la RB, y ella habla de «convesión de costumbres», algo mucho más amplio y radical que la castidad y la pobreza.
En hermeneutica hay una antigua consigna que marca y guía el trabajo: «un texto, fuera de contexto, es un pretexto».
Tanto la RB como la RM y la tradición monástica de la que se alimentan, podrían estar entendiendo que lo que llamamos tardíamente «consejos evangélicos» era parte de la vida cotidiana de las monjas y los monjes en cualquiera de sus expresiones: eremitorios, lauras, monasterios.
García M Colombás en su comentario al capítulo 58,17 de la RB afirma: «de los tres elementos que contiene, el único que no ha sido objeto de polémica es la obediencia: su sentido no admite discusión … stabilitas, en cambio, y todavía mucho más la expresión conversatio morum suorum, han atraído la atención de los eruditos, quienes han propuesto y defendido muy diversas interpretaciones» (pp 461).
Creo que profundizar en estos temas a través de estas conversaciones puede enriquecer al resto de la Fraternidad, te animo a continuar.
Con respecto a tu fundamentación sobre la obediencia, creo que debieras centrarte más en la obediencia monástica, en la tradición monástica, ella es riquísima e incuestionable. Los ejemplos que planteas son relativos y ciertamente cuestionables.
En la tradición católica, el primado de Pedro y por lo tanto de sus sucesores era un «primero entre iguales». El concepto actual, se establece con el decreto de la jurisdicción universal que da origen a un nuevo quiebre de la Iglesia con la declaración de Utrecht (1889). De la tradición ortodoxa no conozco mucho pero de la anglicana te puedo asegurar que está organizada en forma sinodal. El arzobispo de Canterbury no tiene jurisdicción universal. Trabajo estrechamente con la iglesia anglicana.
Un abrazo.
me super encanta la página pero extravie, olvide mi contraseña y no puedo accesar a toda. alguien me puede ayudar?. Bendiciones mil.
Le llegará por privada Hermana. Cristo la cuide.
¡Que bueno es el Señor!Que suscita en las almas el gusto por su compañía y presencia Divina.Igual que en la época de san Antonio,hoy seguimos sintiéndonos llamados a la búsqueda y amparo de Dios Uno y Trino;con el gusto por la soledad,una soledad aparéntemente, y a ojos del mundo,estéril,pero que a la luz del Evangelio y de la oración es muy productiva y enriquecedora.San Antonio es considerado el fundador de la vida monástica,pero no debemos olvidar a su maestro san Pablo ermitaño,del que imagino que se hablará próximamente en este post.Dios os bendiga
Estimado Noé, mucha paz!
Gracias por tu comentario y participación. La propuesta en la Collatio es generar el diálogo y la formación en la Fraternidad. Creo que haces una muy buena propuesta. Comenzar a difundir y dialogar sobre la vida de estas personas que son el fundamento de nuestra espiritualidad nos fortalece y nos estimula a seguir adelante.
No tengo mucho material sobre San Pablo el ermitaño, salvo algunos apotegmas, te agradecería si tienes algún otro material, lo pudieras compartir con la fraternidad. Espero que no tomes este pedido como un atrevimiento.
Un abrazo. Hno. Julio.
Querido hermano Julio,lo único que he leído sobre el ermitaño san Pablo es la vida del santo escrita por san Jerónimo.Se puede encontrar facilmente en internet.Espero poder leer sus apotegmas.
Por cierto,todavía no he recibido la contraseña,y hace una semana que me di de alta en la fraternidad.Espero que me la enviéis pronto para poder disfrutar plenamente de los servicios de la fraternidad monástica virtual.Dios os bendiga
Ya le enviamos la clave hermano. Saludos en Cristo!.
Estimado Hno. gracias por el aporte. Un abrazo. Hno. Julio
Por favor, estuve 20 días en una experiencia eremítica, y al regresar olvidé la contraseña y no la tengo anotada, alguien podría enviármela… Gracias!
Hno. Jorge María, mucha paz!
Pediré al Hno. Mario que te envíe la contraseña nuevamente. Y tal vez, si crees oportuno, podrías compartir en Collatio o en el Capítulo, con la Fraternidad, algo de esa experiencia eremítica que pueda enriquecer la vida monástica de nuestras hermanas y hermanos. Un abrazo. Hno. Julio.
Estimado hermano, por privada te envié la contraseña, ¿te ha llegado?
Como dice Hno. Julio, no estaría mal, nos hagas un comentario acerca de esa experiencia eremítica que has vivido, puede servir a todos.
Un saludo invocando a Cristo!
Hermano Jorge María, gracia y paz abundantes por el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto tenemos de bueno en nosotros. Me uno a la petición que te hacen los hermanos Julio y Mario, de que compartas tu experiencia eremítica. Nos será instructivo y hará mucho bien. Paz a todos los que estáis en Cristo Jesús.