La paz del corazón
Meditación VI
Lo que puede ser parte para empañar la pureza y tranquilidad de nuestra alma, debe, pues, evitarse a todo trance como pernicioso, aun cuando parezca muy útil y necesario.
Esta norma nos permitirá escapar a la disipación producida por el error y a las divagaciones que nos hacen caminar a la ventura. Y así es como llegaremos a la meta deseada, guiados por la línea recta de nuestra buena intención.
de Colaciones de Casiano
PAX. Viene a mi mente una frase que algún día pude dar a uno de mis hermanos en Cristo cuando me compartió que le costaba trabajo no distraerse al saludar a mucha gente, especialmente hermanas (en aquel tiempo como universitarios teníamos voto de no tener noviazgo ni relaciones exclusivas): «Radicales y santos sí, groseros o cortantes no», con lo que quería dar a entender que un saludo no se niega a nadie, pero sí se puede evitar algún otro signo físico que les y me confunda, distraiga o separe de mi relación y compromiso con Dios. Yo creo que ahí recide uno de los secretos para alcanzar la santidad. Amar también es decir NO. Conozco y he visto monjes benedictinos que me saludan solo con una sonrisa e inclinación, de esta forma ni yo los distraigo ni ellos me ofenden por no saludarme. Deus Benedicite.
Ante este buen consejo me surge una pregunta:¿ y la buena intención no puede llevarnos a caer en un subjetivismo?.
Lo que me ha venido muy bien (y aprehendido en Hesiquia) ante la disipación que me produce la razón ante algunos estímulos es «la oración de Jesús» os la recomiendo encarecidamente.
Muchìsimas gracias por esta norma, principio o consejo. De veras que lo estoy necesitando.
Muchìsimas gracias por este consejo; lo estoy necesitando.