La paz del corazón
«Es preciso radicarse en una actitud positiva. La actitud es la postura previa al suceso, el modo en que estamos cuando los hechos nos encuentran.
Una actitud positiva que sugiero, es aquella posición del corazón en la que uno mismo, refugiándose en el más Alto, actúa con la mayor dedicación aquí, en lo bajo».
Extraído de «Algo sobre la acedia«
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Leyendo “algo sobre la acedia” resonó en mi una viaja lectura que parecía olvidada, de algunas obras de Thomas Moore teólogo, sicólogo y terapeuta de origen irlandés y antiguo seminarista que no llegó a ordenarse, (le daba dificultad el tema de la obediencia a los superiores). Dice Moore en “El cuidado del alma”:
“La psicología profesional ha creado un catálogo de trastornos, conocido como el DSM-III, que usan los médicos y las compañías de seguros para diagnosticar y tipificar con precisión los problemas de la vida emocional y del comportamiento. Por ejemplo, hay una categoría que se llama “trastornos de adaptación”. El problema es que adaptarse a la vida, aunque quizás sea sensato según todas las apariencias externas, puede ir en detrimento del alma.”(pg 268)
Y más adelante: “(…..)Jung cuenta un sueño de uno de sus pacientes, un teólogo. El soñante se acerca a un lago que siempre había evitado. Mientras se aproxima a él, se levanta un viento que mueve y hace ondular las aguas; se despierta aterrorizado. Cuando le contó el sueño, Jung le recuerda el estanque de Betesda, en el Evangelio, que tras ser agitado por un ángel se convirtió en agua sanadora. Pero el paciente se resistía a responder. No le gustaba aquella agitación y no veía conexión alguna entre la teología y la vida. Jung, comenta que su paciente, con toda su erudición, no podía ver la importancia simbólica de sus sueños para los anhelos de su alma. (…) tenía la actitud de que “está muy bien a veces hablar del Espíritu Santo, pero eso no es un fenómeno que se haya de experimentar”. Podemos pasarnos la vida verbalizando nuestra fe pero no será plena si no hay una respuesta (…) Responder confiadamente a los retos de la vida y a la agitación de las aguas del alma es llevar la fe a su plenitud. (…) Una creencia puede ser fija e inmutable, pero la fe es casi siempre una respuesta a la presencia del ángel que agita las aguas. O podría ser el ángel que se le aparece a la Virgen María exigiéndole una fe absurda en su mensaje: que ella está encinta de un niño divino. –Fiat mihi-le responde ella. Que me suceda lo que dices aunque yo no lo entienda. Ese ángel, Gabriel, se aparece con más frecuencia de lo que podríamos pensar, diciéndonos que llevamos dentro una nueva forma de vida que debemos aceptar y en la que debemos confiar”(pg 328).
Hoy esta lectura tiene un significado diferente, después de mi encuentro con este blog. Gracias Hermano Mario por este aplicado esfuerzo de ayuda espiritual. Sigo con la tarea sobre el texto de las Colattiones. Ha sido muy útil por aquello de mi alfabetización y por obligarme, de nuevo, a la lectura lenta.
Un saludo fraternal
maria victoria
Posicionarse en lo Alto…con el corazón allí, pues q pase lo q pase acá en lo bajo, mi corazón está en buen refugio.
Totalmente de acuerdo, lo principal es la actitud, si esta es positiva, seguramente la actuación también lo será.
Refugiarse en lo más Alto para saber cómo actuar aquí y ahora.
Gracias por la entrada.
Un abrazo invocando el Santo Nombre