La paz del corazón
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Fragmentos de intercambios por mail…
– La oración de Jesús en lo cotidiano aflora por sí sola apareciendo y desapareciendo, aunque a veces me parece algo ajeno, no me puedo concentrar. ¿Por qué a veces tengo tan poca atención?
– Esto tiene que ver con la naturaleza de la mente, que es en extremo difícil de domesticar, como siempre comentan los hermanos de Filocalia.
Recuerda que la mente va reflejando por una parte lo percibido, y por la otra lo va modificando según sus deseos o intereses, generando la divagación. Es parte de su función como órgano del cuerpo.
Es variada la tarea de la mente. Lo percibido es ordenado e integrado al conjunto de los contenidos mentales, según lo que diga el deseo o los intereses situacionales. Por ejemplo… Si alguien tiene frío y hambre todo lo percibido será en función de esa necesidad, y por lo tanto observará un mundo diferente de aquel que, aun viendo los mismos objetos, no padece ese dolor.
– Si el cuerpo tiene tanta importancia en el funcionamiento de la mente… una persona enferma con dolencias importantes, no podría tener una mente despejada y libre. Y sin embargo, sabemos que hay muchas personas, por ejemplo santos que, estando incluso muy enfermos, pueden «contemplar», atender a la presencia.
– Claro que sí. En el caso de ellos el espíritu ha logrado un grado importante de independencia del cuerpo y, por ende, también de la mente.
El fortalecimiento del espíritu de la persona es una tarea ascética que demanda cierto fuerte propósito, además de la gracia de Dios que asista con ese don. La importancia del cuerpo o la mente va disminuyendo proporcionalmente a la fuerza y a la fe del espíritu.
¿Cómo se fortalece el espíritu? Es un hermoso tema… Principalmente, aprendiendo a no identificarse con las reacciones automáticas inconvenientes. Este no-reaccionar, como hemos dicho en varios posts, es la clave del crecimiento espiritual y de la independencia.
En pasos posteriores se aprende a permanecer ajeno a los movimientos mentales reactivos también, y cuando esto sucede, es decir, cuando la mente es ignorada con frecuencia, tiende a silenciarse.
– Ese silencio mental… ¿no vendría de una purificación interior? ¿Se puede fortalecer el espíritu aunque la mente esté en muchos sitios, dispersa?
– Todo está concatenado, enlazado. La purificación interior, entendida como una disminución de los deseos más groseros y una unificación del propósito en Dios, sin duda que contribuye al silencio mental.
Respecto a que si la mente está en muchos sitios… eso tiene que ver también con lo reactivo, con deseos, con temores, y se puede ir mejorando a través de lo que sugiero. La oración de Jesús cumple un papel fundamental. Quiero darte un ejemplo sobre esto de la mente:
Mira, si hay algo no resuelto la mente lo registra como tensión mental, que se verá reflejado también como tensión corporal. Como esta tensión no conviene al organismo, la mente se va a elaborar respuestas al tema que la inquieta, pretendiendo encontrar un camino para la distensión.
Los divagues tendrán que ver con ese tema. Entonces la mente va y viene tratando de resolver aquella cuestión y etc. Así con cualquier tema que no le quede perfecto (a la mente).
Por eso, la solución real y práctica es la fe profunda en Dios. De otro modo nunca se acallará la mente, porque siempre tendrá alguna cosa que no sea como ella quiere.
Pedimos que Dios nos dé esa fe profunda en Él, y nosotros podemos ayudar advirtiendo las evidencias que nos muestran la presencia en todas las cosas, repasando los hechos de la vida, viendo como todo sucede para bien.
– No siempre vemos que todo sucede para bien, a veces lo vemos a largo plazo.
– Así es. Luego caemos en cuenta de muchas cosas. Pero me interesaba si podías ver con claridad este mecanismo de la mente, que tiende a darle vueltas a lo que no está integrado, a lo que la molesta. De ese modo podemos «seguirle el paso» y ganarle de mano (sonrío).
Por ejemplo, ¿has visto cómo, cuando hay una reunión prevista sobre algo que a uno le interesa, la mente da vueltas y vueltas en torno a ella, buscando atrapar lo que sucederá, prever respuestas, etc.?
Bien… Ese sería un caso en el cual el mecanismo protector de la mente, se excede en su función. Porque habrá veces en las que ya hemos planificado lo por decir, nuestra postura, etc. Y sin embargo, sigue la mente ocupada en el tema, días antes de la reunión consumiendo energía.
Bien, confiar en Dios una vez que uno ya hizo lo que le tocaba, y dedicar la mente a la oración cada vez que se presente el divague, con ello se fortalece el espíritu en gran forma.
– Entiendo que ponerse en manos de Dios soluciona el problema, pero eliminar ese mecanismo de la mente que intenta suprimir lo que le molesta es más difícil. Hay cosas inevitables en las que la mente también juega un papel protector….
– Claro que sí. Es un mecanismo muy útil en ciertas situaciones. Pero eso no nos trae problema. Es cuando la mente hace ruido sin necesidad, o fuera de momento, lo que nos molesta.
– Al final Dios aprieta pero no ahoga. Y la oración ayuda.
– Sin duda que la oración ayuda. Y a esta altura de mi vida (sonrío) no estoy seguro, creo que nosotros nos apretamos con nuestro modo de vivir y encarar las cosas, y es Él el que nos viene a aflojar las manos.
Todos nacemos a un mundo social ya construido con sus cosas y leyes y problemas, y eso influye mucho y Dios lo permite, sin duda.
Entender Sus razones para muchas cosas, es un propósito que dejé hace mucho tiempo. Nuestra mente no puede abarcar Su plan de salvación.
elsantonombre.org
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Todo lo puedo con EL que habita en mí
Aprender a confiar. Algo tan aparentemente sencillo y que al final te lleva toda una vida. Gracias!
Gracias Jesús por provocarme siempre este deseo de orar, aunque no lo logre, la búsqueda es maravillosa. Gracias a ustedes por estar en ésta página. Fanny
Señor Jesucristo. ten piedad de nosotros y del mundo entero.