El Santo Nombre
La paz del corazón
Jornada Mundial por las Vocaciones 2015
ORACIÓN
Gracias, Señor, por aquellos a los que llamas a servirte como sacerdotes, encomendándoles el cuidado de su comunidad y la evangelización de quienes no te conocen.
Gracias por hacerles ministros tuyos, atentos a las necesidades de todos, con afán de servir y compromiso misionero. Gracias por quienes, movidos por tu Espíritu, viven con radicalidad el Evangelio como religiosos y religiosas. Gracias por los que, con su oración comunitaria, interceden sin cesar por toda la humanidad, y por los que hacen de la actividad caritativa un testimonio de tu amor y tu misericordia.
Gracias, Señor, por todas las vocaciones, que, aquí y en los territorios de misión, son signo de la vitalidad de tu Iglesia. Que la libertad y entrega de sus vidas siga mostrándonos que es bueno caminar contigo para anunciar el Evangelio por toda la tierra.
Amén.
P. ANGEL MORENO
4 Comments on “Jornada Mundial por las Vocaciones 2015”
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Gracias a todos los hermanos y hermanas que nos saludan y sobre todo oran por nosotros los sacerdotes en esta jornada de oración por las vocaciones, y siempre. Que El Buen Dios les recompense con la gracia de la fe y también les fortalezca en el camino que han emprendido de amarle en medio del mundo, desde el silencio del corazón. Nos encontramos juntos al pie del sagrario y en la Eucaristía que celebro con Ustedes y por Ustedes. Mi abrazo y bendición. P Juan Cardona.
Las Manos de un Sacerdote son como el Vientre de María…Ella con su Sí al Espíritu Santo nos dió al Redentor…¡El Niño la Mira Admirado, Obra Perfecta de Su Creación, Ella a Su Salvador…El Niño Eucarístico al Sacerdote y el a la Eucaristía…! ¡Oh Sublime Vocación…! ¡Santo tiene que ser el Sacerdote para ejercer con dignidad esta Salvífica Acción! ¡Oremos por todos ellos y ejerzamos bien nuestros deberes para darles ánimo!
Gracias Señor por todos los hombres y mujeres que entregan su vida al servicio de tu Palabra.
Señor, envía operarios a tu viña. Haz de los actuales candidatos unos sacerdotes santos, puros, limpios, verdaderos apóstoles de tu Palabra. Aleja de ellos el pecado, la soberbia, el orgullo y el deseo de ver el sacerdocio como una profesión humanistica. Hazlos sencillos y humildes.