La paz del corazón
Cardenal Eduardo Pironio
Ser presencia, Señor, es hablar de Tí sin nombrarte; callar cuando es preciso que el gesto reemplace la palabra.
Ser luz que ilumina el lenguaje del silencio y voz, que surgiendo de la vida, no habla.
Es decirle a los demás que estamos cerca, aunque sea grande la distancia que separa.
Es intuir la esperanza de los otros y simplemente, llenarla.
Es sufrir con el que sufre y desde dentro, mostrarle que Dios cura
nuestras llagas.
Es reir con el que ríe y alegrarse del gozo del hermano, porque ama.
Es gritar con la fuerza del Espíritu la verdad: que desde Dios siempre nos salva.
Es vivir expuestos y sin armas, confiando ciegamente en tu Palabra.
Es llevar el «desierto» a los hermanos,
compartir tus Misterios y decirles que los amas.
Es saber escuchar tu lenguaje en silencio.
Y «ver» por ellos cuando la fe pareciera que se apaga.
«Ser presencia», Señor, es saber esperar tu tiempo sin apresuramientos y con calma.
Es dar serenidad con una paz muy honda.
Es vivir la tensión del desconcierto
en una Iglesia que, porque crece, cambia.
Es abrirse a los «signos de los tiempos» manteniéndose fiel a tu Palabra.
Es en fin, Señor, ser caminante en el camino poblado de hermanos, gritando en silencio que estás vivo
y que nos tienes tomados de la mano.
AMEN
Alegrémonos en su presencia. El Señor nos alegra con su presencia. Dichoso el que esta en él.
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PAZ Y BIEN HNOS :Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva BENDICIONES
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