Desierto y vocación

La [verdadera] vocación monástica es primordialmente una llamada al desierto, porque el monje es aquel que ha renunciado públicamente a las ficciones de una existencia colectiva y social en la que éxito se identifica con poder, placer y riqueza. Ermitaño Urbano

El desierto es un concepto que ha desaparecido del cristianismo contemporáneo. Después del CVII, los católicos hemos emprendido un camino de acercamiento humano al mundo. Un camino que busca exaltar lo humano sobre la divinización. Una falsa humanización que se nos presenta como una meta y un fin en sí misma. No nos damos cuenta que la forma de vida actual, llena de apariencias y simulacros, es por sí misma un desierto, un desierto espiritual, un desierto de veracidad. El mundo es un desierto donde parece que Dios ha desaparecido y todo se mueve por la lucha de poder entre quienes lo habitamos. Un desierto sin Dios.

Hay otro desierto muy diferente. Un desierto que invierte la perspectiva de realidad a la que nos hemos acostumbrado. Este sería el desierto donde lo aparente y lo social dejan de ser esenciales. Un desierto en el que los simulacros quedan al margen de nuestra vida. Un desierto donde la presencia de Dios se convierte en lo único esencial.

El problema de los cristianos actuales proviene de hacer nuestro ese desierto sin Dios y abrazar al mundo como lo único relevante para nosotros. Entonces nos convertimos, en el mejor caso, en cristianos socio-culturales. Cristiano-agnósticos que ignoramos la Voluntad de Dios porque nos parece que Dios, está lejos, es indiferente, no es ni útil ni esencial para nuestra vida. Primeramente invertimos los mandamiento (Mt 22, 34-40), anteponiendo el amor a nosotros mismos (egoísmo) y después volcamos este egoísmo encubierto hacia el prójimo. Entonces aceptamos dar la prójimo aquello que nos haría sentir bien a nosotros, aunque eso sea veneno espiritual concentrado. El amor a Dios queda como algo secundario que termina por desaparecer debajo del activismo social que centra la pastoral eclesial actual.

Si recordamos bien, Cristo se retiraba con frecuencia al desierto físico para estar más cerca de Dios. San Juan Bautista realizó la mayoría de su ministerio en el desierto. Los primeros cristianos buscaban tiempos en los que el aislamiento y serenidad. Hoy llamamos “retiros espirituales” a diversas variantes de los ejercicios espirituales Ignacianos. Variantes que no dejan de ser una reunión socio-cultural de sesgo emotivista. En realidad, tememos quedarnos solos frente a nosotros mismos, porque perdemos las justificaciones que nos “protegen” psicológicamente de la mirada de Dios. Somos adictos a los simulacros socio-culturales que nos rodean y motivan diariamente.

¿Cómo debería ser el cristiano del siglo XXI? No deberíamos estar lejos de una vida monástica, aunque vivamos integrados en la sociedad moderna. No hay otra forma de dar testimonio de Cristo en medio de millones de simulacros y apariencias superficiales. Nuestras comunidades deberían buscar lo esencial, en vez de centrarse en lo socio-culturalmente valorado. Seguramente muchos pensarán que esto es muy muy aburrido y que precisamente, esto aleja a las personas que buscan un [pseudo] cristianismo divertido, atractivo y a un modelo de cristiano con una eterna sonrisa de anuncio de dentífrico. Si lo que buscamos en marketing, vender un producto, atender necesidades egoístas, evidentemente no hemos leído los Evangelios y seguimos a algo que tiene poco que ver con Nuestro Señor.

Fuente Misterio Cristiano 

Lee o descarga artículo: Thomas Merton , Desertum

6 Comments on “Desierto y vocación

  1. Paz y bien , el problema de los cristianos actuales proviene de hacer nuestro ese desierto sin Dios y abrazar al mundo como lo único relevante para nosotros. Entonces nos convertimos, en el mejor caso, en cristianos socio-culturales. Cristiano-agnósticos que ignoramos la Voluntad de Dios

  2. Recordemos al profeta Oseas . “Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Y le daré sus viñas desde allí, y el valle de Acor por puerta de esperanza; y allí cantará como en los tiempos de su juventud, y como en el día de su subida de la tierra de Egipto”. Bendiciones.

  3. Estar en Desierto es estar en el FONDO de mi mismo…y desde el decierto me vinculo con el OTRO y los otros…
    En mi desierto esta el camino de la Tierra Prometida de la COMUNION …!

  4. Casi sin darnos cuenta buscamos lo socialmente valorado como la gran solución, pero en realidad no resuelve nada; es pura ilusión o mero disimulo. Dios quiera que podamos afrontar este tema con claridad en los tiempos venideros.

  5. la vida contemplativa no es algo que podamos fabricar a nuestro antojo, sino algo que nos viene dado. Como seducción de Dios, es un don inmerecido ante el que no cabe otra actitud que la receptividad.

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