La paz del corazón
«Hay pues que amar en todo a Dios y su plan divino: hay que amarlo tal como se presenta, sin desear nada más. Que se nos presenten tales o cuales objetos, no es asunto nuestro, sino de Dios, y lo que Él da es lo mejor para el alma. ¡Qué gran compendio de espiritualidad es esta máxima, este abandono puro y total al designio de Dios.
Y ahí, en el continuo olvido de sí mismo, ocuparse eternamente de amarlo y de obedecerlo, sin todos esos temores, esas reflexiones, esas vueltas sobre sí mismo, esas inquietudes que muchas veces produce la preocupación por la salvación y por la propia perfección. Puesto que Dios se nos ofrece para ocuparse de nuestros asuntos, dejémoslos pues de una buena vez en manos de su infinita sabiduría, para no ocuparnos ya sino de Él y de lo que le concierne».
Del libro tercero, capítulo uno, del «Tratado del Santo abandono en la Providencia Divina» de J.P de Caussade, SJ (Apostolado de la oración – Buenos Aires – 2006 – página 66.)
* La imagen del post es del monasterio Cisterciense llamado Santes Creus.
Aquí la oración matutina de hoy 5 de octubre de 2021
Aquí el libro «Encuentros con el silencio» de Julio Zarco