Aquí un comentario de Padre José Antonio que nos pidió publicar a nosotros debido a problemas técnicos:
«Creo que no es fácil hablar del sentido: el sentido de la vida, el sentido de la muerte, el sentido de lo sagrado… Por eso necesitamos interpretar o representar, es decir, hacer inteligible lo que vemos o lo que aparece. No es fácil y sin embargo es necesario, pues de lo contrario la vida se nos vuelve áspera y difícil. Eso es lo que nos ocurre cuando los acontecimientos nos rebasan y decimos que la vida se nos ha vuelto invivible. En el fondo es lo que mas miedo nos da. Pero la fe viene en nuestro auxilio y nos habla de que no todo es visible y que aun más lo esencial es lo que no se ve. Amar a Dios, vivir en su presencia es algo que todos deseamos en el fondo pues intuimos que solo Dios puede darnos lo que necesitamos, pero nos cuesta reconocerlo. La filocalía y toda la tradición cristiana, no deja de indicarnos la importancia de vivir en Dios y de que eso es lo más importante. Hasta el punto de que, si le buscamos y buscarlo ya es haberle encontrado, todo lo demás, fluye, se nos da. No hay mayor aventura. Pero el problema será siempre hablar de Dios con sentido. Alguien dijo en una ocasión que el Dios con sentido es el Dios consentido. ¿consiento que Dios sea en mi y en todo lo que me rodea? esa es la clave. La traducción será importante, el lenguaje deberá ser apropiado, pues ciertamente estamos ante una crisis de lenguaje. Pero por encima de todo creo que es necesaria la adhesión, el consentimiento. Sin ese consentimiento, sin ser consentido, Dios acaba desapareciendo del horizonte o volviéndose una extraño. Hoy algunos hablan en este sentido, del eclipse de Dios. Claro que no puede haber adhesión sin un lenguaje que lo haga posible y ese si que es una gran preocupación hoy de cara, sobre todo, a las nuevas generaciones. Efectivamente, no es lo mismo decir que Cristo ha muerto en la cruz para salvarnos del pecado, que decir que Cristo nos ha amado hasta dar la vida, diciéndonos así que dar la vida por amor, es lo mas grande y a lo máximo a lo que podemos aspirar en esta vida, pues en ello está el sentido verdadero de lo que somos y de lo que hacemos,(nuestra salvación) de manera que estamos aquí para amarnos los unos a los otros y dar la vida los unos por los otros, y que solo así es como encontramos sentido a nuestra vida, es decir, que recuperamos la vida, no la perdemos y eso es la resurrección. Jesus muere víctima del pecado, pero vive por Dios, pues Dios es el que le ha resucitado, diciendo así que su vida es auténtica y verdadera. Del mismo modo si vivimos con él y como él, moriremos con él, pero resucitaremos con él».
Aquí un comentario de Padre José Antonio que nos pidió publicar a nosotros debido a problemas técnicos:
«Creo que no es fácil hablar del sentido: el sentido de la vida, el sentido de la muerte, el sentido de lo sagrado… Por eso necesitamos interpretar o representar, es decir, hacer inteligible lo que vemos o lo que aparece. No es fácil y sin embargo es necesario, pues de lo contrario la vida se nos vuelve áspera y difícil. Eso es lo que nos ocurre cuando los acontecimientos nos rebasan y decimos que la vida se nos ha vuelto invivible. En el fondo es lo que mas miedo nos da. Pero la fe viene en nuestro auxilio y nos habla de que no todo es visible y que aun más lo esencial es lo que no se ve. Amar a Dios, vivir en su presencia es algo que todos deseamos en el fondo pues intuimos que solo Dios puede darnos lo que necesitamos, pero nos cuesta reconocerlo. La filocalía y toda la tradición cristiana, no deja de indicarnos la importancia de vivir en Dios y de que eso es lo más importante. Hasta el punto de que, si le buscamos y buscarlo ya es haberle encontrado, todo lo demás, fluye, se nos da. No hay mayor aventura. Pero el problema será siempre hablar de Dios con sentido. Alguien dijo en una ocasión que el Dios con sentido es el Dios consentido. ¿consiento que Dios sea en mi y en todo lo que me rodea? esa es la clave. La traducción será importante, el lenguaje deberá ser apropiado, pues ciertamente estamos ante una crisis de lenguaje. Pero por encima de todo creo que es necesaria la adhesión, el consentimiento. Sin ese consentimiento, sin ser consentido, Dios acaba desapareciendo del horizonte o volviéndose una extraño. Hoy algunos hablan en este sentido, del eclipse de Dios. Claro que no puede haber adhesión sin un lenguaje que lo haga posible y ese si que es una gran preocupación hoy de cara, sobre todo, a las nuevas generaciones. Efectivamente, no es lo mismo decir que Cristo ha muerto en la cruz para salvarnos del pecado, que decir que Cristo nos ha amado hasta dar la vida, diciéndonos así que dar la vida por amor, es lo mas grande y a lo máximo a lo que podemos aspirar en esta vida, pues en ello está el sentido verdadero de lo que somos y de lo que hacemos,(nuestra salvación) de manera que estamos aquí para amarnos los unos a los otros y dar la vida los unos por los otros, y que solo así es como encontramos sentido a nuestra vida, es decir, que recuperamos la vida, no la perdemos y eso es la resurrección. Jesus muere víctima del pecado, pero vive por Dios, pues Dios es el que le ha resucitado, diciendo así que su vida es auténtica y verdadera. Del mismo modo si vivimos con él y como él, moriremos con él, pero resucitaremos con él».