Aptitud para la vida interior

Un hermano plantea su turbación, al reconocerse de un talante natural melancólico, amargado y escrupuloso, sabedor de que para algunos autores espirituales, ese temperamento no lo haría apto para la vida interior.

Parte de la respuesta ha sido la siguiente:

Nuestra patria es el cielo.

La nostalgia, cierta incompletitud que nos acompaña toda la vida es propia del exilio en que nos hallamos.

Quizás ciertas almas sensibles, experimenten mayor tristeza que el común de las gentes, habitualmente encandiladas con espejismos en los cuales fundan vanas esperanzas.

Lo anterior es una posibilidad. Es posible que eso sea lo que te ocurra.

En otros casos, una baja autoestima (Un ego muy vapuleado en relación a los valores imperantes) puede alimentar la sensación de tristeza como trasfondo vital. Es decir, haber fundado la alegría en cosas que no se han logrado y permanecer en duelo por ello. (A veces transcurren años en esta especie de llanto gestual o sombra del ánimo).

También, tu conciencia de ser natural amargado, melancólico, obsesivo-escrupuloso, como dices; implica cierta humildad y ella es puerta segura hacia la vida interior espiritual.

Otra posibilidad, es que quizás arrastres pecados confesados (perdonados por El Señor) pero no por ti mismo y que ensombrecen la percepción que tienes de tu propia persona; como si no te reconciliaras contigo por lo hecho, como si tu imagen ante ti mismo permaneciera dañada.

Esto último es propio de Psiqué y si bien no toca el espíritu, puede amargar el talante cotidiano.

Te recomiendo, repetir la oración de Jesús, cada vez que te sientas afectado por la tristeza o la melancolía; unas cuantas veces bastarán para que te pongas de pie frente al determinismo de lo que llamas tu natural amargado.

Cada vez que se oscurezca el ánimo, deposita la fe en Jesús, en el poder salvador de Su Nombre, como ha sido dicho en la escritura y deja que Él te cure de tu mal, al igual que lo hacía en las aldeas de Galilea. Cada vez que dices la oración te encuentras mas cerca de Dios, espera y verás.

También es necesario que tengas una dirección espiritual permanente, alguien en quién confiar tus males y en quién apoyarte.

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