La paz del corazón
Los Padres y Madres del desierto, asiduos y perseverantes lectores de la sagrada escritura, profundizaron en ella de manera sutil, recibiendo a través de la Palabra incontables dones de iluminación espiritual.
Nos han legado una tradición escrita y oral que través de los siglos continúa sirviendo como referencia para interiorizar El Verbo y encarnarlo en la vida cotidiana.
Ser cristiano es ser de Cristo, modelar el alma según su mensaje, venerarlo con pasión encendida del corazón; vivir junto a Él, testimoniar que resucita en nosotros cada día mediante sobriedad y templanza crecientes.
La palabra evangélica transfigura el alma y fortalece el espíritu. Desde la literalidad en la aplicación de la enseñanza, pasando por los diversos grados de profundización que mediante lo simbólico admite, habla al corazón mediante mociones y locuciones que son propiamente el diálogo de Dios en lo secreto.
Esta es una disciplina espiritual particular; luego de los primeros pasos conviene examinarse ratificando la afinidad y continuidad o excluirse buscando la más propicia a los propios dones.
Preparación del ámbito
– Disponer un recinto adecuado a la escucha de la Palabra. Pulcritud y sobriedad, sencillez y austeridad son necesarias.
– En una mesa o atril la Sagrada Escritura, a un costado el icono del Salvador o de su Madre. Una o dos luminarias deben iluminar el conjunto.
– El practicante debe hallarse en estado de gracia que buscará mediante el sacramento de la reconciliación sino la tuviera.
Práctica
– Antes de cada lectura se repetirá la oración de Jesús el número de veces indicado, sin apresuramiento, buscando la progresiva adecuación de los actos interiores al significado de la oración.
– Inclinando previamente el cuerpo en señal de reverencia ante el libro sagrado, se leerá el Evangelio de San Marcos de a un capítulo por vez o según indicación específica del padre espiritual.
– Se tendrá dispuesto y accesible un medio de escritura donde se consignarán aspectos interiores de importancia manifestados durante la lectura, si los hubiera.
– Se permanecerá luego en silencio el tiempo que se juzgue oportuno y se procederá a la relectura de los párrafos que produzcan mayor resonancia interior, cuantas veces se considere adecuado.
– Se finalizará de cara al icono/os rezando un Padre Nuestro y un Ave María.
Consideraciones
-Cada dos o tres días de práctica ha de transmitirse al Padre espiritual lo anotado durante la práctica.
-Han de seguirse las instrucciones que se reciban para aplicar en la vida cotidiana.
– El Evangelio de San Marcos describe un proceso de desarrollo espiritual que transforma a aquél que se disciplina en base a su enseñanza. La oración de Jesús es el imprescindible sostén de esta ascética enseñada por los Padres desde los primeros siglos.
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