Hola Osvaldo! Es cierto, si se escucha la oración en el corazón o se ha instalado una costumbre arraigada a repetirla o si, en todo caso, uno se siente con frecuencia en la sagrada presencia, no haría falta una regla demasiado estricta. Sin embargo en los comienzos puede ser muy necesaria. Depende de quién y de que momento. Un abrazo hermano, que la resurrección sea una realidad en tu corazón.
Creo que es importante tener momentos de oración que nos permitan una dedicación amplia y no forzada de manera que cuando venga la aridez podamos echar mano de ellos.
En relación con esto, me parece importante la cuestión del apremio ya que es un buen indicador de que no estamos centrados del todo o nos estamos anestesiando.
Con respecto a Nilo, en el discurso sobre la oración hay un material preciso que nos enseña a vivir la oración como la mejor actividad del intelecto, es decir, la mas elevada o como su alimento. Nuestro
intelecto necesita de la oración como el cuerpo del alimento.
Así es José. Estos monjes decían eso que el intelecto en su sentido de «Nous» o parte contemplativa del alma se alimentaba de la oración. Seguro que le hace falta más alimento en todos nosotros. Un abrazo hermano, gracias por tu apoyo constante. La Pascua de Cristo te de fuerzas en todos los momentos.
Gracias hno. Mario.
Que bueno es escucharte.
Si ‘merced a su gracia’, ‘el Espíritu ora(ra) en nosotros’, una regla de oración muy estricta, no parecería necesaria.
Abrazo en su Nombre.
Hola Osvaldo! Es cierto, si se escucha la oración en el corazón o se ha instalado una costumbre arraigada a repetirla o si, en todo caso, uno se siente con frecuencia en la sagrada presencia, no haría falta una regla demasiado estricta. Sin embargo en los comienzos puede ser muy necesaria. Depende de quién y de que momento. Un abrazo hermano, que la resurrección sea una realidad en tu corazón.
Creo que es importante tener momentos de oración que nos permitan una dedicación amplia y no forzada de manera que cuando venga la aridez podamos echar mano de ellos.
En relación con esto, me parece importante la cuestión del apremio ya que es un buen indicador de que no estamos centrados del todo o nos estamos anestesiando.
Con respecto a Nilo, en el discurso sobre la oración hay un material preciso que nos enseña a vivir la oración como la mejor actividad del intelecto, es decir, la mas elevada o como su alimento. Nuestro
intelecto necesita de la oración como el cuerpo del alimento.
Así es José. Estos monjes decían eso que el intelecto en su sentido de «Nous» o parte contemplativa del alma se alimentaba de la oración. Seguro que le hace falta más alimento en todos nosotros. Un abrazo hermano, gracias por tu apoyo constante. La Pascua de Cristo te de fuerzas en todos los momentos.