Sumario, Comentarios y notas

al capítulo uno

Se indica Aquello que no se puede conocer. Se pondera lo Real como lo único que Es. Se le asignan atributos absolutos. Se desmiente todo lo dicho ante la imposibilidad de hablar de Eso que abarca al que discurre y al mismo lenguaje.

A la mente no le cuesta aceptar que el procesador de un dispositivo inteligente, (ordenador o móvil por ejemplo) es capaz de efectuar relaciones entre datos con mayor velocidad y precisión que ella. Sin embargo, se resiste a admitir, que nada puede conocer acerca de “Eso”; que es a la vez el origen y la sustancia de todo lo existente.

A raíz de esta resistencia a rendirse ha generado conceptos acerca de “Eso”, llamándole Dios (en la visión religiosa) o Universo (en la visión científica) con toda una serie de diversas variantes. Debido a esta impotencia fundamental para conocer algo acerca de lo que la abarca a ella misma, tarde o temprano sus concepciones se ven envueltas en paradojas, que vienen a reflejar las limitaciones mentales. De esta manera cuando se pregunta acerca del origen de Dios, se dice que es infinito, pero con esto nada se dice, ya que ella misma no puede ni siquiera imaginar algo que no tenga un final o límite, proyectando así su propia configuración.

Pruebe el lector a imaginar algo sin final y tarde o temprano se encontrará con una “pared” al final de eso que imagina. Si se esfuerza en representar una expansión ilimitada, sin principio ni final, luego del vértigo inicial por el esfuerzo mental, verá los límites difuminados pero límites al fin. La mente lleva en su propia estructura el espacio y el tiempo como reflejos de su propia conformación. A lo infinito no se llega por vía mental. Es por esto mismo, (su estructura inherente), que el espejo no refleja lo que no se pone delante de él o que no es posible imaginar la luz sin concebir la existencia de la oscuridad.

Trascender el espacio/tiempo es posible pero no para la mente. ¿Cómo podría un pez de las profundidades imaginar la superficie o algo diferente del océano en el que está inmerso desde el nacimiento hasta la muerte? Del mismo modo, la ciencia, cuando se pregunta acerca del origen, habla de un momento (el big bang) en el cual todo comienza, incluso el tiempo y el espacio necesarios para que el universo se dé. Sin embargo, el científico no puede imaginarse la nada total que habría habido antes de la explosión inicial. (Esta “nada” sería de todos modos un “algo”, que invalida la misma tesis científica).

Pese a toda la terminología macro-cósmica y cuántica que se utiliza, no puede dejar de verse en el big bang una formulación creacionista muy similar a la del génesis o de otras escrituras religiosas. En un caso se dice que solo era Dios, que solo Él existía y que hizo el mundo u ordenó un caos pre-existente; en el otro, que había un punto de infinita densidad y concentración de energía, que hizo explosión dando lugar al universo. El problema no radica en las hipótesis, sino en el no reconocimiento de que se trata de una creencia, ubicada en el mismo plano ontológico que cualquier otra.

Notas

1. Aquí se explicita una acepción etimológica de la palabra universo. Aunque en la visión de muchas religiones no se equipara «Universo» a «Dios», sino que se ubica a Dios como aparte del universo; el texto parece establecerlos en el mismo plano en cuanto a representación interna de lo que abarca todo como categoría mental o el continente último de todos los contenidos representables. No quiere implicarse que toda alusión a Dios en las religiones implique panteísmo sino tan solo en el plano de la categoría mental en la cual se lo representa

2. Podría referirse a que no es perceptible por los sentidos o a que carece de sentido en cuanto a propósito, sin una meta u objetivo. También en base a otra raíz etimológica, la carencia de sensatez puede referirse a algo sin edad, carente de tiempo. Las tres acepciones de la palabra pueden convenir al sentido general del texto.

3. Es un recaudo descriptivo que toma nota de la presencia de un observador del fenómeno del que se habla y por lo tanto sólo puede hablarse de “lo que se presenta”, no de lo que es. En tal sentido, lo percibido no podría ser nunca la cosa en sí, sino una apariencia. Esto es: algo organizado por el aparato perceptor del que observa, en base a sus propios condicionamientos. (Especie, memoria, estado de sus sentidos, circunstancia etc.)

4. Alude a que Eso es “la cosa en sí” detrás de “todas las cosas en sí”. Utilizando un término propio de la filosofía y de la metafísica, quiere significar aquello Real detrás de todas las apariencias o la sustancia de lo que todo lo existente está hecho, inclusive la materia. Se aludió así, al fondo de todo fondo en el cual se da toda forma concebible. En tal sentido, hasta llamarlo nóumeno es incorrecto, ya que se estaría hablando de aquello que incluye todo, incluso al mismo lenguaje.

5. Se enfatiza que atribuirle a Eso un género, cualquier tipo de personalización o antropomorfismo es incorrecto. El texto reconoce la imposibilidad del lenguaje y la limitación de las palabras, para referirse a aquello que no puede concebirse.

6. Al no ser Eso, algo objetivo, no está en el mismo plano que nada, resulta del todo trascendente. Al ser Eso lo único que Es, no puede entrar en contacto con nada como no sea Sí mismo, porque “Él” es todo lo que hay. No hay dos. En esta frase, se explicita el no-dualismo que respira todo el texto.

al capítulo dos

Se indica que “Eso” de lo que no puede hablarse, es la sustancia de la que está hecha la existencia, incluso la materia. Se dan pistas para facilitar la desidentificación con la identidad ilusoria. Se anuncia la vocación universal de los seres aparentes.

Habitualmente, la ansiedad sólo cesa cuando se logra lo deseado. En ese instante en el que se consigue aquello que se buscaba (una cosa, una persona o una situación determinada), acaba también el pensamiento (continuo intento de conseguir lo que se desea).

Allí, la felicidad inherente al Ser, que estaba velada por la continua búsqueda, destella brevemente. Esta fugacidad deriva de la continua movilidad de lo fenoménico, es decir de lo que tiene naturaleza mental. Entonces la paz de lo Real que había emergido, vuelve a quedar oculta re-iniciándose de inmediato la búsqueda de otro objeto.

La tradicional vía del conocimiento o la tradicional vía de la devoción aproximan a un estado de no deseación y por lo tanto a una escasez de pensamientos. Así, sucede que los destellos son más frecuentes. El que conoce, ha comprendido que nada depende ni de su acción ni de su volición; sino de algo que no puede comprender, de un poder mayor. Su entrega resulta de este “saber” no académico sino experiencial.

El que ama, ha vivenciado mayor gozo en el amor a Dios que en el amor a sí mismo. Luego llegará a darse cuenta que no hay dos y que el amor que sentía por Dios era el mismo Dios en él. La desidentificación completa del cuerpo/mente, es el establecimiento definitivo en lo que se Es y no conlleva esfuerzo alguno. Es lo que siempre se ha sido.

Es como aquel que soñaba que era un condenado en la celda y al despertar vive de inmediato y de modo permanente su libertad. No necesita recordarse ni aproximarse a su experiencia de ser un hombre libre. Al despertar, recupera espontáneamente lo que siempre fue. Finalmente se afirma que la verdadera naturaleza, lo que se Es, llama de continuo, intentando despertar al que duerme (la identificación con un cuerpo mente). Esta es la vocación universal, el llamado a reconocer lo que somos.

Notas

1. Eso, se manifiesta en ausencia del “yo” o de la noción de “ser un hacedor”. Cuando se enfatiza en la escucha en el silencio, se destaca la necesidad de silencio mental, de la suspensión de los pensamientos. Se refuerza la misma idea sobre todo en el párrafo 4 cuando se habla de la mente detenida o de la ausencia del ansia.

2. Se destacan las maneras habituales en las que “Eso” colapsa a la persona en medio de la vida cotidiana, al par que se dan pistas para orientar la atención.

al capitulo tres

Se boceta con trazos sombríos la existencia humana, desde el punto de vista ilusorio del “yo” separado. Se señala a la muerte como la evidencia última de un error de percepción arraigado y general.

Se plantean las condiciones en las que se desenvuelve la vida humana; se describe con dramatismo el sufrimiento de la humanidad que se cree separada y sola, arrojada en un mundo inmenso e impredecible. Se muestra la desesperación predominante que viven quienes se han identificado con un cuerpo/mente, acechados por la finitud y lo efímero de todas las cosas.

Al final, “los dioses” que parecen macabros danzantes, hacen oír un mensaje de esperanza, advirtiendo que todo el problema de la vida radica apenas en un error de percepción. Este error perceptivo básico y enraizado en la cultura humana, puede indicarse acudiendo al ejemplo de la electricidad y los diversos aparatos que funcionan gracias a ella.

Identificarse (hacerse idéntico) con la radio, el televisor o la computadora, nos haría creer que al romperse estos, la vida termina. Sin embargo, la electricidad permanece inalterada más allá del estado que tengan los diversos dispositivos que anima. En este ejemplo, que suele usarse entre quienes tratan estos temas, lo que somos realmente es la Consciencia, (la electricidad), mediante la cual se da todo conocer y en la que se dan los fenómenos del cuerpo, la mente y el mundo.

Sintéticamente hablando, el error más básico y profundo de percepción, se produce al considerar la materia y por ende al cuerpo y al mundo como existentes en sí, independientemente de la Consciencia en la cual surgen modulados. (Quizás a este error se refieren los diversos mitos históricos que hablan de “la caída” de la humanidad desde “el paraíso” hasta “el valle de lágrimas” )

Notas

1) Alusión a la adaptación constante de los umbrales de percepción. También llamada “Ley del estímulo constante decreciente”, que genera familiaridad con los estímulos hasta que pasan desapercibidos. Este condicionamiento orgánico/funcional, (cuya aparente finalidad es el ahorro de energía), provoca que lo habitual se dé por sentado, como es el caso de la pérdida del asombro ante la existencia misma.

2) Aquí y en los tres párrafos siguientes, se habla de la finitud de la vida, presente de manera latente en cada momento. La corriente interminable del deseo humano tendría por base esta fuga de “la conciencia de la finitud”.

3) Mención al error de percepción que resulta de la identificación de la Consciencia con el cuerpo y la mente o de concebir a aquella como producto del organismo o de considerar la conciencia como encerrada en un cuerpo/mente.

al capítulo cuatro

Se profundiza en las condiciones de la existencia humana destacando el automatismo de la divagación, la ansiedad y las actividades. Se presenta al “yo” como la imagen de sí mismo, una apariencia virtual y se describe someramente el mecanismo que la sostiene. Se destaca a esta representación de sí mismo (el “yo”) como punto de unión entre lo manifestado y lo no-manifestado.

Se describe en forma sumaria, la mecanicidad y automatismo del organismo cuerpo/mente. La identificación con estos aconteceres reactivos, produce la ilusión de “ser el hacedor” de los pensamientos, de los sentimientos, de las acciones y hasta de las percepciones.

En realidad los pensamientos se suceden sin volición alguna. La persona tiene la impresión subjetiva de ser el que elige o construye los pensamientos. Sin embargo, si se somete la experiencia del pensar a una observación rigurosa, se comprobará que estos ocurren del mismo modo que ocurre escuchar de improviso el canto de un ave o un grito lejano. No se elige escuchar, se escucha.

Lo mismo sucede con las emociones, sensaciones y percepciones. La apariencia de volición y elección entre opciones acontece, al observar la persona el juego de “inclinaciones interiores de sus diferentes potenciales de memoria”. Así, resulta que se “elige” la frutilla en vez del durazno, debido a la memoria del placer disponible en la mente. Al identificarse con ella la persona siente que selecciona entre opciones.

En realidad, no podría esa mente haber “elegido” otra cosa de lo que resultó de su equilibrio energético, condicionada como está a optar por lo que juzga conveniente en función de la supervivencia del organismo. Este equilibrio a su vez, es traducido al lenguaje como un pensamiento que afirma lo conveniente de tal o cual opción aparente.

En este capítulo, a la vez que se descalifica al “yo” psicológico situándole como imagen o como memoria cotejada de continuo con una moral variable; se lo enaltece al ubicarlo como aquello que conecta lo noumenal con lo fenoménico. Esto era lo que antaño se buscaba como el punto de unión entre el alma y el cuerpo. (Ver la correspondencia entre Catalina de Suecia y René Descartes por citar un ejemplo)

Notas

1. La representación de sí mismo, el “yo” o a la imagen de sí; que son distintos nombres para la misma experiencia. También puede referirse a lo que se ha denominado “la mente” o a la noción de ser el hacedor de las acciones que se producen a través del cuerpo. Se hace alusión a lo mismo en otros párrafos cuando se dice “evanescente sustancia de holográfico cariz” o cuando se alude a la química genética que exclama “yo”.

2. Se refiere a la atención. A la función atencional y al acto de atender. Al leer el capítulo completo, queda la impresión de que se hablara de dos tipos de atención. Una que fuera función del mecanismo de la imagen de sí, es decir del llamado “yo psicológico” y otra que fuera mirada proveniente de Eso que subyace a todas las experiencias. Esta última estaría libre de los avatares mentales y a ella parece referirse el texto cuando dice: “atención vibrante emanada de la claridad vacía…”.

al capítulo cinco

Se establece a “la imagen de sí” como la raíz de la confusión esencial de identidad en la persona. Se menciona al sufrimiento como el material mediante el cual se solidifica la noción ilusoria de una individualidad separada. Se anuncia a lo humano como manifestación del noúmeno inmortal y se dan indicios de percepciones no mentales.

Particular relieve adquiere en este capítulo la afirmación de que el cuerpo es una proyección de la mente. (Párrafo 3, verso segundo) Al organizar en conjunto una serie de sensaciones originalmente diferenciadas, la mente construye la idea/imagen de un cuerpo y al identificarse con él, por él se cree sujeta.

En realidad, nada tiene de diferente la percepción de una flor que la percepción del pie derecho. Pero se han establecido límites arbitrarios que definen una frontera. Al interior del borde se le llama cuerpo y a lo exterior mundo; sin embargo en la experiencia no existe tal frontera. *

Además, a eso que está dentro del borde conocido como cuerpo, se le ha asignado un nombre propio y exclusivo, lo que refuerza la idea de una individualidad separada. La labor de separatividad y proyección de su propia estructura (de la mente) puede observarse cuando se mira una bandada de aves; se la delimita como un conjunto de individuos particulares en lugar de como un único individuo; lo que sería más coherente teniendo en cuenta la uniformidad de los movimientos. Este ejemplo simple muestra cómo se percibe al mundo según la propia conformación.

Luego, profundizando la investigación, podrá advertirse que el mundo no está “afuera” de nada, sino que está en la mente; del mismo modo que un sueño con toda su trama y paisajes se encuentra en la mente del que sueña. A partir del sexto párrafo se dan indicaciones que apuntan al descubrimiento de que tanto la mente, como el cuerpo y el mundo, están incluídos en lo que Es, la presencia consciente universal.

O dicho con más claridad: Esta Consciencia sería la “sustancia” de todo lo existente no un contenedor de objetos de percepción, sino el veedor, lo visto, el ver y cualquier otra conceptualización posible. En la tradición se ha utilizado la analogía del espacio, para aludir a esta Consciencia en la que todo subsiste o la metáfora del océano, donde este sería lo nouménico que contiene las olas innumerables (lo fenoménico); o se ha dado como ejemplo al oro, del cual están hechos los ornamentos, que dan la impresión de diversidad.

Notas

1. Se afirma explícitamente al mundo como proyectado.

2. Se afirma también de manera explícita al cuerpo como proyección mental.

3. Se señala al sufrimiento como sostén del pensamiento “yo” y base cenestésica* de la noción de separatividad.

4. Se indica la noumenalidad e inmortalidad del Ser al diferenciarlo de lo fenoménico (mortal) con lo que se identifica la persona.

al capítulo seis

Se indica el deseo de “luz interior” (la felicidad) como raíz de toda búsqueda humana, que en definitiva lleva a la verdad última: el amor como esencia universal. Se hace analogía entre la búsqueda y el fuego “interior” como principio de la liberación del “yo”.

El capítulo hace referencia a la búsqueda de la felicidad, equiparandola con la verdad. Se la presenta como un impulso constante hacia la disolución del “yo psicológico” que se concibe a sí mismo como una entidad separada. Cuando se habla de “paisaje iluminado” se refiere a los contenidos mentales, que es donde suelen anidar las sombras de la vida humana. En este contexto la luz es lo opuesto al temor. El mayor deseo humano, el más altivo, es señalado como el deseo de una felicidad constante, sin temor y por lo tanto sin necesidades.

El temor no desaparece, permanece siempre en el fondo de la vida; a menos que se produzca la desidentificación con el organismo cuerpo/mente. Al advertirse la verdadera naturaleza, como presencia consciente no dependiente ni de un cuerpo ni de una mente particular; deja de existir la muerte y por lo tanto lo que alimentaba todo temor.

El impulso a la verdad es presentado como el fuego. Este siempre implica al deseo cualquiera sea el objeto transitorio que elija perseguir. El deseo puede transformarse en amor cuando se hace pleno y proyecta u observa en cualquier objeto. Se disuelve así la noción de separatividad.

El verdadero Amor sería posible cuando no hay “otro”, cuando la no dualidad es vivida efectivamente y no como una idea o mero entendimiento intelectual. Al suceder esto, la vida particular de la persona continúa, (los mecanismos corporales y mentales) aunque de un modo más impersonal, al estar ausentes los elementos con los cuales la identificación alimentaba la ilusión de separación. Las carencias se ausentan. Implícitamente se presenta al proceso desde la separatividad hacia la Unidad como inevitable. En los párrafos finales se poetiza acerca de las etapas previas a la disolución del “yo psicológico” o mental.

al capítulo siete

Se habla de los sentidos como pórticos a la “percepción” de lo que trasciende lo fenoménico. Se señala que estos nunca perciben algo “exterior” porque en lo Real no hay separaciones. Se reseñan algunas prácticas atencionales de acceso a lo que no es mental, destacándose la atención como la clave de todo el proceso.

Comentario (por párrafos)

1. Se afirma que los sentidos perciben un mundo proyectado desde el interior. Comprendido esto se accede a una «percepción» que niega tal división.

2. La palabra Pórtico una de cuyas acepciones etimológicas es «puerta de acceso al templo» o al lugar sagrado, presta relieve a los sentidos al considerarlos vía de entrada a lo Numinoso.

3. Se describe brevemente la técnica exacta; con variantes, usada desde antiguo por diversas escuelas, difundida en occidente principalmente a través de los monjes Hesicastas y de los aforismos del Yoga de Patanjali.

4. Se describe a los ojos como portadores de la luz y no como receptores, tal como habitualmente se los considera. El segundo verso aporta significado al primero, dando a entender que se equipara Luz a Consciencia. Se destaca al sentido como formador, «creador» de lo que percibe, al manifestar el fondo de consciencia.

5. Se pone en evidencia que toda sensación depende de un tacto uniforme, el cual permite modulaciones diferenciadas que llamamos sensaciones. Es el mismo proceso descripto cuando se alude a la quietud que permite el movimiento o al espacio que «contiene» las cosas.

6. Se destaca al olfato y al gusto como caminos hacia la esencia de lo percibido.

7. Se trata de una antigua práctica, en la que se busca armonizar el ritmo y la precisión de los movimientos, de manera consistente con el propósito de la tarea que se está ejecutando. En oriente las más conocidas son el Arte del Ikebana, la Ceremonia del Té o la ejecución Zen en el tiro del Arco.

8. En los dos versos de cierre del capítulo se anuncia la capitulación de la mente (las divagaciones y pensamientos) y el surgimiento de «Eso».

al capítulo ocho

Se presenta a lo Real como algo constante y al alcance. Se muestran tres actitudes y tres conductas que descorren el velo ilusorio que oculta lo que Es. Se avisa que, finalmente, todos los seres aparentes llegan a reconocer su verdadera Esencia.

Comentario (por párrafos)

1) Se enfatiza que de tan cercano no se lo distingue (a lo Real), como ocurre cuando buscamos los anteojos que ya tenemos puestos.

2) Se refuerza la misma idea. Lo constante nos hace desapercibir el estímulo. Como ocurre cuando la canilla gotea sin interrupción y al tiempo ya no se la escucha. Al ser la consciencia la matriz y sustancia de todo no se la percibe. Al no ser un objeto se la ignora. Algo parecido ocurre con la noción de espacio, se atiende a los objetos pero se ignora el espacio en el que se dan.

3) Se destaca la utilidad de ponerse en actitud receptiva para la comprensión. La palabra disponer alude a la necesidad de «separarse» de lo percibido. En este caso significa la utilidad de des-identificarse de los objetos como preparación necesaria para la revelación.

4, 5 y 6) Se indica una orientación de la atención diferente a la habitual, contraria a los hábitos. A través de la apercepción del silencio entre los sonidos y del espacio en el que se dan los objetos, se conduce al emplazamiento del testigo de los pensamientos. De tal modo, se los visualiza en el mismo plano de existencia que a los demás objetos y con el mismo grado de autonomía respecto de las intenciones del observador.

7) Se señalan tres maneras para disolver la noción de ser un individuo separado, la cual proviene de la identificación con la imagen del cuerpo.

8) Atendiendo al campo de infinitas causas que concurren para que algo suceda y a la absoluta falta de control volitivo de lo acontecido, llega a verse todo como el destino o el designio de Eso desconocido que no se puede conocer. Este paso predispone al «¡Hágase Tu voluntad!» propio de la mística tradicional y a una actitud de abandono, sostenida en la comprensión del «No saber», en el que la mente y por tanto el aparente individuo se hallan. La palabra abandono en una de sus acepciones etimológicas, significa -aparte de todo bando o postura-. Se la utiliza para señalar una actitud que se aparta de la lucha entre los aparentes opuestos.

9) En actitud devocional, en la cual toda acción es ofrecida a «Lo más Alto», se va perdiendo la idea de ser el hacedor de las acciones. Luego, el que mira, se percibe instrumento de un poder mayor.

10) El ejercicio de aquellas actitudes (las anteriores) facilita la des-identificación con los pensamientos. Sea por la observación de estos como objetos acontecidos o simplemente por apartar la atención de ellos en favor de la sensación de ser consciente, llega la mente a silenciarse, dando paso a Eso que siempre se ha buscado. A la desidentificación con el cuerpo y la mente, suele sucederle una creciente identificación con la presencia consciente en la que se da toda experiencia. Esta dualidad sutil en la que todavía se mantiene la estructura sujeto/objeto, pareciera facilitar el acceso a una No-Dualidad de la que, por supuesto, no puede hablarse.

11, 12 y 13) Aquí se refuerzan las ideas antes descritas, precisando el camino devocional y contemplativo.

14 y 15) Se afirma que incluso quienes buscan la felicidad a través de los objetos más burdos o materiales, serán conducidos por los avatares de la vida al mismo lugar que los buscadores de objetos más sutiles o espirituales. «Eso» es el único destino de todos los seres aparentes.

al capítulo nueve

Se resumen actitudes incorrectas y conductas inadecuadas en la vida cotidiana, que dificultan el establecimiento en la presencia consciente. Se señalan la correcta actitud y la conducta adecuada a la búsqueda de plenitud.

Comentarios (por párrafos)

1. Al situarse el texto en el plano de lo cotidiano, (de las cosas relativas) según el marco del capítulo; se habla de “elección”, tal cual es la sensación que se tiene al ir emergiendo los comportamientos habituales. En este primer párrafo, se diferencia claramente la posición previa a la conducta, esto es la actitud, de la acción en sí misma. Se indica al esfuerzo como el resultado de estos errores de emplazamiento y ejecución.

2. Cuando la acción está motivada por la compensación de una carencia, que se supone será completada en el futuro, se ha equivocado la actitud. Gran parte de las actividades humanas se llevan a cabo desde esta posición, que puede ser definida como “fuga de situación”. De tal modo, se vive fugitivo, siempre corriendo hacia adelante, escapando del vacío existencial, del temor a la muerte o más simplemente del aburrimiento.

3. Se dan dos ejemplos más de actitudes incorrectas. Aquella en la que se usa tensión no necesaria para los fines de la acción; habitualmente derivada de las expectativas por el resultado o de la imagen de sí mismo, que puede haber sido puesta en juego en ese momento. Y cuando, debido a especulación mental, la acción se realiza por otros motivos que los que se han manifestado. El inconveniente de este ocultamiento no es de naturaleza moral en todos los casos, sino de división energética, lo que conlleva una pérdida de fuerza y profundidad en la conducta emprendida.

4. En el párrafo se alude a la “índole” de la persona, relacionando las actividades inadecuadas con aquellas conductas que no sirven al crecimiento interno, según el significado etimológico de la palabra. Cada organismo tiene su configuración particular, lo que lo hace instrumento adecuado para ciertas tareas y no para otras. Gran parte del “caos social” imperante, tiene en este trastorno su causa. La de no adecuar las actividades a los talentos y cualidades específicas de las personas.

5. Este párrafo unido al anterior forma un pequeño decálogo social. Entre aquellas actividades que se postulan como inadecuadas destacan aquellas que resultan obligatorias o que limitan de algún modo el comportamiento.

6. Se desconoce el valor del esfuerzo, al menos como se entiende habitualmente. El forzamiento de las situaciones surge de la carencia y el ansia y no puede construir algo duradero. Está presente en todo el texto un aroma taoísta, que valora aquello que fluye, que se hace oportunamente y que nace del curso natural y armónico de las cosas. En el contexto de todo el libro, esfuerzo significa lo que no se adecúa, lo no correspondiente, lo innecesario, lo que violenta y literalmente “hace fuerza”. No sería esfuerzo lo que se hace con gusto, acorde a las propias tendencias, de acuerdo a verdaderas necesidades y que beneficia a todos los involucrados.

7. Se enfatiza nuevamente lo dicho en el párrafo 2 destacando el origen de la inquietud y la frustración. Asimismo, actuando con la mira puesta en la meta, se degrada el camino hacia la misma, abriendo la puerta a las filosofías o políticas que afirman que el fin justifica los medios.

8. Se recomienda unir lo agradable con lo necesario. Se diferencia del deseo (no necesario) y del placer (satisfacción fugaz) que conlleva dolor previo o posterior. Este párrafo de resonancias sufíes, descree de la utilidad del sacrificio, habitualmente entendido como postergación propia en función ajena, lo que conduce posteriormente a un mecanismo de victimización.

al capítulo diez

Se dan pistas acerca de una práctica que involucra movimientos precisos, como un medio para acceder al recuerdo de la verdadera naturaleza de la existencia.

Comentarios (por párrafo)

1. El espíritu lúdico es fundamental para quitar solemnidad a cualquier ceremonia o práctica. Es precisamente el ludismo, concentrado y de impecable ejecución, el que puede acercar a experiencias altivas que vayan dando muestras de lo verdaderamente místico.

2. Se explicita al cuerpo como instrumento del Ser y portador de antiguas destrezas. Estas habilidades pueden ser “despertadas” y el cuerpo re-convertido a su función original. Lo anterior parece sugerirse en el segundo verso del párrafo, al usarse el imperativo.

3. Se refiere a la falsa noción de ser el hacedor de las acciones, generada al surgir el pensamiento de un yo individual y separado. Al concentrarse la atención totalmente en la ejecución perfecta de los movimientos, este “yo” individual se olvida.

4 y 5. Se habla de momentos precisos de la práctica, en los cuales se atraviesan distintos estados alterados de conciencia, como el trance o el éxtasis hasta situarse en un «no estado» que deviene equilibrado. Todo el capítulo tiene reminiscencias algo pitagóricas. Podrían encontrarse similaridades con alguna ascética órfica y de ceremonias esenias. Los movimientos (metanías en el caso de algunos hesicastas) son presentados como «danza sagrada» o instrumento para el contacto con el plano trascendente.

6. Es interesante en este párrafo la inclusión de la palabra entusiasmo, que deriva del griego y significa estar poseído por un dios o, como fue vulgarizando luego, estar inspirado por dios. Finalmente llegó el significado hasta nosotros como una cierta euforia y energía asociada con alguna actividad presente o futura. Se hace alusión a un momento clave de la práctica, en la cual se detiene todo movimiento, quedando los participantes respirando en forma sincrónica.

7. En ese momento se experimenta la Verdad o se da un acceso a lo Real. Esto se plantea como algo que se tenía y que se ha olvidado; sólo se necesita recordar. Se juega con el significado etimológico de la palabra: regreso al corazón o también, volver a unir.

8 y 9. En estos dos párrafos se deja en claro que la inmersión repetida en dichos estados no habituales de conciencia, facilita el retorno a los mismos.

10. Finalmente desaparece la noción y la sensación (contracción visceral) de ser un individuo separado alojado en un cuerpo, con una determinada mente. Al “yo” no se lo encuentra, tampoco hay quién lo busque.

al capítulo once

El autor parece resumir un proceso de tipo devocional. Vuelve a dar pautas o pistas para establecer contacto con lo que siempre se busca. Transmite con ello lo que parece ser la raíz del texto y la ascética de la ausencia que pregona.

Comentario

Los constantes movimientos que efectúan las personas, que resultan en sus múltiples actividades; así como las interminables agitaciones corporales; provienen de la convergencia de tres factores condicionantes: El funcionamiento orgánico predeterminado, los estímulos ambientales y una persistente sensación de carencia existencial. A su vez estos tres factores se originan en el funcionamiento mental.

La lucha por mantener el equilibrio entre estos tres elementos mantiene al “yo separado” (la imagen de sí mismo) en inestabilidad continua cuyo saldo es siempre tensión, esfuerzo y fatiga. Desde un punto de vista energético, las actividades sirven a la descarga de esa tensión, aliviando las sobrecargas y equilibrando las concentraciones de energía. Así puede comprenderse la función que cumplen las manías, las adicciones, las rutinas, los variados rituales sociales y religiosos, la economía, el comercio, los distintos tipos de familia y relación, asociación etc.

En un sentido general, la noción de propósito, la persecución de metas, la búsqueda de sentido etc. sirven al mismo fin. En el capítulo se afirma que solo evitando la continua descarga de las tensiones antes mencionadas, llega a verse lo que sucede, esta continua interacción de factores. La práctica descrita permite primero, la elevación de la tensión, al impedirse los movimientos que surgen. Esto resulta en una concentración de la energía que da la fuerza para establecerse como el testigo de las tensiones.

Si esta posición es llevada a término, es decir si se ha logrado de manera íntegra prescindir de los movimientos sugeridos por las tensiones; el “testigo” localizado se va difuminando en favor de simple presencia consciente, no localizada y sin noción de individualidad. El capítulo afirma que dicha presencia consciente puede ser llevada al resto de la experiencia cotidiana (fuera de la práctica específica) sin dificultades.

Queda explícito que esto no sucede tanto por repetición de la técnica sino por llevarla a su término, es decir por completarla; de todas maneras se implica que repetidos intentos, hechos con aplicación sincera, facilitan el surgimiento de la presencia consciente. En la vida diaria, acostumbrarse amablemente, a no dar rienda suelta a las interminables descargas de tensiones, suscitadas por la creencia de ser un individuo separado, permite una creciente facilidad para situarse en la presencia consciente que somos.

Notas

1.Objetivado: Transformado en objeto de observación.

2. Se alude al observador de los fenómenos, al testigo de lo fenoménico; de todas maneras fenómeno también. El testigo presencial es todavía mental y permanece configurando una dualidad sutilizada.

3. La observación de los pensamientos que surgen, en lugar de las sensaciones corporales más burdas.

4. Parece hacerse referencia a un estado en el cual se observa la alternancia entre la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo, manteniendo la conciencia sin perturbación más allá de dichas variaciones.

4. La Presencia Consciente en la que aparecen el cuerpo, la mente y el mundo, los cuales no serían sino aparentes modulaciones en Ella. Esto no se puede conocer sino siéndolo. En tal sentido se corresponde a lo que realmente Es y no sería un estado mental. Implica la ruptura de la dualidad.

5. Conocimiento directo no discursivo ni deliberativo.

Al capítulo doce

Aquí parece resumirse un proceso de tipo devocional. Vuelven a darse pautas o pistas para establecer contacto con lo que siempre se busca. Transmite con ello lo que parece ser la raíz del texto y la ascética de la ausencia que pregona.

Comentario

En el capítulo final se habla de la entrega. Esta procede tanto por el apartamiento de que da el abandono, como por la intensidad de la inmersión. Aquí se resume la rendición del “yo” individual. Esta abdicación no puede simularse o efectuarse con la especulación de obtener un beneficio, como el que podría aportar una presunta “iluminación” futura. La rendición sucede por comprensión profunda respecto de la absoluta incapacidad de “hacer algo”, que tiene el aparente individuo separado que se ha creído ser. Nunca se ha tenido el poder del que luego se abdica.

Hasta el párrafo 4 inclusive, se habla de la dicha que resultó de la rendición. Del párrafo 5 al 7 se presentan tres modos simples de permanecer en calma. En el párrafo 6 se quiere decir que si hay total entrega (inmersión) en una actividad, también habrá tranquilidad. Se alude a ese tipo de concentración plena en la acción, libre de cálculo, que hace olvidar al que la ejecuta. En los párrafos finales, se poetiza acerca de la sensación que permanece luego de la capitulación del “yo psicológico” y de su ausencia final.

Notas

1.Se refiere al descanso de la mente, cuando se guía la atención hacia el punto en el que impactan el sentido perceptor y el objeto percibido. Este instante del “impacto”, puede revelar algo acerca de la verdadera naturaleza de la percepción.

2.Se refiere a la naturaleza ecuánime de los hechos de la vida; en ellos, la alternancia de los opuestos aparentes, culmina siempre en el bien general de los involucrados.

3.En esta última estrofa de todo el texto y particularmente en el verso final, se hace alusión a la desaparición de la fantasía (El “yo” psicológico) que produce la ilusión de una realidad diversa y dual.

Fin de las notas y comentarios