La paz del corazón
Cada versículo de la Sagrada Escritura es portador de una profundidad que ni siquiera alcanzamos a imaginar. Apenas podemos reflexionar un poco y eso nos basta para nuestro estado de vida; para avanzar hacia la coherencia con la enseñanza, con la buena noticia que allí se anuncia.
Evangelio de San Marcos – 2, 1 – 12
Respecto del párrafo señalado y particularmente del versículo 5: “Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”
Se nos pone de manifiesto una realidad misteriosa: La fe de unos puede ayudar a otros. Los pecados de otros pueden ser perdonados por la fe de quienes pretenden ayudarlo. Pareciera encontrarse aquí uno de los fundamentos de la que luego fuera llamada “Oración de intercesión”.
Estos hombres que llevan al paralítico y se esfuerzan por presentarlo delante de Jesús muestran su fe mediante el esfuerzo y el ingenio, a través de una determinación muy clara. Es su fe en Jesús lo que los lleva a intentar por todos los medios acercarse a él. Y todo ese trajín lo hacen, no por ellos mismos, sino por un hermano.
Es todo un modelo para la acción y la oración. Pidamos la fe profunda y animémonos a ser hombres de fe.
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