La paz del corazón
Hace mucho frío afuera y aquí dentro no mucho menos, pero los vidrios empañados y la luz suave de la vela reflejada en el icono, brindan la calidez necesaria. Es de madrugada todavía y no se vislumbra el alba, pero el alma la anticipa.
La vigilia es queda y solitaria. Es un momento eterno, milagroso; el corazón salta junto al cuerpo que abandona el descanso. Vibra el espíritu entonando el Santo Nombre que se desliza con gracia por la celda, cubre el mobiliario, los libros y parece espejarse en las paredes.
¡Que conmovedora alegría es esta de encontrarte en lo secreto! Todo se ve cubierto por una sutil pátina sagrada que parece provenir de Ti… ¿Pero dónde estás sino en todo?
El clarear llama a laudes y al encuentro silencioso con los hermanos. No se dice demasiado, respiramos mas bien al ritmo de Tu Nombre con la cuerda de los corazones. ¿Que ha sido Señor del mundo? ¿Sera que vive en este movimiento de amor?
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