La lucha principal

“Perdonadme, pero creo que no hay mayor esfuerzo que el de orar a Dios. Siempre que el hombre quiere orar, en efecto, sus enemigos quieren impedírselo. Pues saben que no impedirán su progreso sino apartándolo de la oración.

Cualquiera que sea la buena obra que emprenda un hombre, si persevera en ella, en ella tendrá paz. Pero por la oración, le será necesario luchar hasta su último aliento.

Apophthegmata, Agatón, 9.