La meditación silenciosa

Lo primero que se encuentra en la meditación silenciosa, es el ruido.

Esto es signo de que se ha empezado bien, porque el ruido cobra cuerpo cuando uno se dispone al silencio; de otro modo pasa inadvertido.

El bullicio suele ser el fondo permanente de la vida corporal y mental, en lo personal y social.

En la vida diaria, puede empezarse por encontrar una inclinación hacia el silencio. Ir generando cierta tendencia hacia lo calmo y lo callado. Es una actitud.

La meditación silenciosa en sí, como momento específico de quietud, requiere alguna valentía y no poca determinación. Es preciso encarar de frente y sin guarecerse, el vendaval de ruidos que parecerá ir creciendo cuanto mas se interiorice la mirada.

de la carta 10, “La meditación silenciosa”

Elsantonombre.org