La paz del corazón
Olvida tus supuestos progresos o retrocesos en la oración de Jesús, no es materia medible que pueda someterse a evaluación o comparación, es otra su índole.
En este camino, importa el Nombre y la presencia sagrada que viene con Él.
Persiste, mas allá del pecado o la virtud, regresa a la frase elegida como si fuera la primera vez que la dices.
Con claridad o sin ella, en la tristeza o la alegría, ante lo que nace o lo que muere, persiste, abraza tu corazón al Nombre de Jesús.
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