La paz del corazón
Estimadas amigas y amigos de la oración de Jesús.
Como sabemos todos por experiencia, nuestra mente desvaría de continuo, impulsada hacia aquí y hacia allá por los diversos estímulos a los que se halla sometida. Su naturaleza es el movimiento perpetuo; su sustancia, pensamientos evanescentes que reflejan de innumerables maneras los cambios del cuerpo y del medio que nos rodea.
Nos extrañamos luego de nuestra conducta errática o de la incoherencia de nuestra vida, siendo que nuestras acciones surgen de lo que antes ha organizado la mente. Todo lo que hacemos ha sido representado anteriormente como imagen mental que pone en marcha los mecanismos del movimiento en nuestro cuerpo. Esto es así aunque por lo general nos resulte inadvertido.
Es fundamental que nos hagamos dueños de nuestra mente, que nos sirva de herramienta para llevar adelante la vocación personal, eso que Dios nos habló en el secreto del corazón.
La oración de Jesús, al tiempo que camino espiritual de interiorización y acercamiento a la sagrada presencia, es una práctica que nos va mostrando la confusión y divagación reinante en nuestra mente, elevando el nivel de atención y concentración en lo cotidiano.
Es preciso ayudarnos en este camino evaluando diariamente nuestra marcha en base a un proyecto o plan semanal. Esto de acotar los tiempos y de establecer metas era recomendado por algunos de los santos padres, como una forma de mantenerse vigilantes y no caer en el engaño de creer en progresos que no son tales.
Quién mas quién menos todos llevamos una agenda en la que consignamos nuestras tareas por delante; horarios, compromisos y aconteceres varios son allí previstos de alguna manera. La sugerencia en esta ocasión, es que agreguemos aquello a lo que vamos a atender particularmente en nuestra práctica espiritual.
Puedo atender al modo en que me relaciono con los demás, a si los trato como recomienda Cristo (Lucas 6, 31), o puedo prestar atención al grado de unción y reverencia con que realizo las actividades diarias (Col. 3, 23) o a mi permanencia en la oración de Jesús…(1 Tes. 5, 17) por citar solamente algunos puntos de vista.
Conviene centrarse en aquello que tenemos más debilitado, porque la atención fortalece aquello sobre lo que se enfoca. De este modo, al hacerse patente una dificultad nos aplicamos a mejorar ese aspecto desatendido anteriormente.
Si en general me muevo con prisas, moderar mis ansias, observando como se producen y alimentan. Y ya este concientizar lo que me sucede contribuye al cambio.
Este punto de vista puede ir variando semanalmente, pero es importante que se evalúe todos los días; que en un breve momento revisemos lo vivido y si es posible efectuemos alguna anotación que nos sirva luego como referencia.
Es posible, si nos lo proponemos, cada domingo, fijar un punto de vista al cual atenderemos en la semana que se inicia, definiendo así el criterio según el cual evaluaremos nuestra marcha mediante breve examen cada noche.
Este sencillo método puede fortalecer nuestros pasos y corregir desvíos en el laberinto que desandamos hacia la ermita del corazón.
Los saludo invocando el Nombre de Jesucristo.
Elsantonombre.org