Meditación LV

su trabajo, por elemental que sea, es recibido y utilizado por Cristo, Señor del Universo

No me parece que exagere al afirmar que para las nueve décimas partes de los cristianos practicantes, el trabajo humano no pasa de ser un «estorbo espiritual». A pesar de la jornada ofrecida a Dios cotidianamente, los fieles abrigan oscuramente la idea de que el tiempo pasado en la oficina, en los estudios, en los campos o en la fábrica es tiempo sustraído a la adoración.

Después de lo que hemos dicho, se pone de manifiesto la legitimidad de la tesis, tan cara al Cristianismo, de la santificación por el trabajo, por el deber de estado. Sin duda, hay en nuestras jornadas minutos especialmente nobles y preciosos, los de la oración y los sacramentos. Sin estos momentos nuestra mejor diligencia humana quedaría para nosotros vacía de Dios, aun sin perderse totalmente para el Mundo.

Repitámoslo: en virtud de la Creación, y aún más de la Encarnación, nada es profano aquí abajo para quien sabe ver. Por el contrario, todo es sagrado para quien distingue, en cada criatura el ser que vive la atracción del Cristo en vías de consumación. Reconoced, con ayuda de Dios, la conexión que enlaza vuestro trabajo con la edificación del Reino Celeste, ved al propio Cielo sonreíros y atraeros a través de vuestras obras; y al salir de la Iglesia a la ciudad ruidosa, ya no tendréis sino la sensación de seguir sumergiéndoos en Dios.

La vocación de cada uno es la vía misma de la santidad. En efecto, ¿qué es para una criatura ser santa, sino adherirse a Dios con el máximo de sus fuerzas? ¿Y qué es adherirse a Dios al máximo sino  cumplir la función exacta, humilde o eminente a que, por naturaleza y sobrenaturalmente, se halla uno destinado?

Ojalá llegue el tiempo en que los Hombres, alertados al sentido de ligazón estrecha que asocia todos los trabajos del Mundo en el único trabajo de la Encarnación, no puedan ya entregarse a ninguna de sus tareas sin iluminarla con la visión precisa de que su trabajo, por elemental que sea, es recibido y utilizado por Cristo, Señor del Universo.

En ese momento, a decir verdad, poco distintas serán entre sí la vida del claustro y la vida del siglo. Y se habrá alcanzado la plenitud deseable de la humanidad.

Teillard de Chardin – El Medio Divino. Madrid: Taurus, 1968.

2 Comments on “Meditación LV

  1. ESCRITO EL AÑO ANTERIOR AL QUE YO NACÍ, EL MAESTRO Q SUPERA TODO TIEMPO, LO ESCRIBIÓ PARA MI. TRABAJAR, PROBLEMAS FAMILIARES, POCO TIEMPO PAR «MIS COSAS»,ETC. LA RESPUESTA A VARIOS DE MIS PLANTEOS, ME LA DIO ACÁ, ESCRITO POCO ANTES DE PONERME CON AMOR EN ESTE TUMULTUOSO MUNDO.

  2. Es muy hermosa, exacta y relajante esta reflexión de nuestro Hno. Pierre Teilhard. El trabajo de ninguna manera es «estorbo espiritual» no nos quita el tiempo ya que es complemento en nuestro «santo viaje». Cuando el trabajo lo concibo como «interrupción», olvido vivir en en hoy de Dios… que puedo penetrar las circunstancias para encontrarme con El, sea cual sea la actividad que se ejecute.

    A vivir el trabajo como oración y en oración es la invitación que se me presenta por medio de esta reflexión. La practica de la «oración de Jesús» es ideal para mantenerme en la conciencia de la Santísima Presencia, aún en medio de las labores cotidianas mas complicadas: siempre puedo volver.

    ¿Y por que relajante? Sin menoscabo de tener nuestros momentos de oración en tiempos específicos, la idea es simple: combate la posible ansiedad o conflicto interno por cumplir tiempos de oración: La Presencia no tiene tiempos o momentos fuertes… El siempre está.

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