La paz del corazón
Virgen, Mística, Pasionista
Fiesta: 11 de abril
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Respuesta de Santa Gema Galgani a una de las preguntas del padre Germán:
¿De qué manera haces la meditación sobre las verdades eternas, cuando en ello piensas?
«Al ponerme a meditar no necesito fatigarme nada; mi alma se siente en seguida sumergida en el piélago de los inmensos beneficios de Dios, perdiéndose ahora en un punto, ahora en otro.
Lo primero que hago es hacer reflexionar a mi alma cómo ha sido creada a imagen de Dios, y, por consiguiente, que sólo para Él debe vivir, mirándole como a fin suyo. En estos momentos, parece como si mi alma volase con Dios y perdiera la pesadez del cuerpo.
Estando delante de Jesús en Él me pierdo, amo a este celestial amador de todas las criaturas. Cuanto más pienso en Él, tanto más amable y dulce lo reconozco. Como Jesús se muestra conmigo, así debo yo mostrarme con Él: humilde, mansa, etc.
A veces me parece ver a Jesús como una luz divina y un sol de claridad eterna. Un Dios grande, que no tiene nada con qué compararse ni en el cielo ni en la tierra, y al que todo está sujeto. Un Dios cuyo poder es todo su querer. Pero sea de esto lo que fuere, para mí es siempre cosa dulce recordarme de Jesús.
Donde mayormente me pierdo es en la sustancia (o sea contemplación de la naturaleza divina) de Jesús. Creo que es una sustancia mejor y mayor que cuanto existe. Entre los bienes lo reconozco como el sumo, un bien que por sí mismo existe. Y siendo Jesús perfecto, en Él lo encuentro todo. Me pierdo en su bondad, y mi mente vuela casi siempre al paraíso.
Jesús es infinitamente bueno, y en Él gozaré, así lo espero, todo bien espiritual y temporal que pueda imaginar. Termino rogando a Jesús que acreciente en mí su amor para que se perfeccione luego en el cielo. Mi alma no piensa en otra cosa que en verse libre de este cuerpo».
“Santa Gema, sus escritos” – Ediciones “El Pasionario”
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Es una maravillosa hermana de sangre, Santa Gemma, hermana en la vida y en la muerte.