La paz del corazón
Siete son los dones
de la plenitud del Espíritu
Siete.
Siete llamas de fuego vivo que alumbran el corazón de los elegidos.
En cada momento
puede hacerse presente
el pentecostés eterno.
El Primero
es el don de inteligencia:
libera de la necedad
y ayuda a descubrir
el misterio espectacular
de Dios y de la vida.
El segundo
es el don de la sabiduría.
El Espíritu ha preparado una mesa suculenta
para que nos sentemos en ella
gustemos sus alimentos
y saboreemos sus delicia.
El tercero
es el don de la ciencia.
¡Dichoso el que vive la experiencia de su fe
en armonía con su cultura!
Don de coherencia,
de dar razón,
de comunicación y transparencia.
El cuarto don
es el don de profecía
¡Todos seréis hijos de profetas!
se dijo en un arrebato de utopía.
Y lo somos.
El Espíritu enseña
a interpretar la historia,
a mirar el horizonte lejano
a entrever las noticias que nos llegan.
El quinto
es el don de consejo.
Esa cualidad
que nos hace pacientes en la escucha,
abiertos al diálogo
y dispuestos a enriquecernos
con las aportaciones de los demás.
El sexto don
es el de discernimiento.
Para distinguir los verdadero de los falsos discípulos,
para denunciar a los profetas de calamidades,
para descubrir los caminos del Espíritu
y leer con disponibilidad los signos de los tiempos.
Encendemos por fin
el séptimo don
que abre las puertas de todos carisma:
el amor.
¡Dichoso el que vive el don de la fraternidad
y se entrega en comunión
hasta perder la vida por los otros!
Esto ha dicho Dios:
Derramaré mi Siete son los dones
de la plenitud del Espíritu
nuestros hijos e hijas profetizaran,
nuestros ancianos vivirán en el país de la fantasía,
los jóvenes de nuestros pueblo trabajarán para el futuro.
Derramaré mi Espíritu
sobre los que invoquen mi Nombre!
Jaume Boada i Rafí, o.p.
Cuadernos Narcea: Espíritu Santo, enséñanos a orar.
Madrid, 1996, pp 49.51
_______
FELIZ PENTECOSTÉS
HERMANOS/AS
PAZ Y BIEN, VEN ESPIRITU SANTO E ILUMINANOS