La paz del corazón
¿Quién me recogerá de las cenizas, de esos momentos de contradicción, de rutinas y cansancios avenidos, de esa falta de ganas, de corazón?
¿Quién devolverá a mi rostro su sonrisa y a mis ojos la huella de la mirada limpia,
quién me abrirá el apetito de misericordia y podrá besarme hasta llenarme el alma?
¿Quién me llevará desde la ira hasta el perdón, desde el hambre de grandezas a la gratitud?
¿Qué silencio acallará mi desasosiego?
¿Hallaré las lágrimas que curen mi amargura?
Orfebre del alma, que trabajas sin medida en lo hondo y lo profundo de mi océano, calma las corrientes de gloria y demaldad y devuelve mis aguas al mar de tu serenidad.
Seve Lázaro, sj
El Señor trabaja duro por nosotros.
Solo Tu, amigo fiel.