La paz del corazón
Un hermano comentó por correo acerca de ciertas tendencias, entre ellas el hábito de ver series o programas en la televisión de contenido intrascendente o poco edificante y pedía alguna palabra sobre el tema que pudiera servir para mejor comprender estas conductas y su posible transformación.
Estimado hermano en la oración de Jesús:
El tema respecto al que me consultas es muy interesante y abarcador. Sin duda es un mal social endémico que abarca la mayoría de las actividades humanas y de difícil aceptación para quién no está muy interesado en profundizar su espiritualidad. Podemos llamarlo «fuga de situación».
Ante la sensación interior de carencia de vacío o de temor, se acude a un salirse fuera de sí, poniendo atención en algo que nos permita por su intensidad, olvidar aquella sensación.
Hoy en día la tecnología ofrece muchas vías para fugarse de ello y el olvido de lo esencial se extiende más y más. Sin embargo, tarde o temprano nos damos cuenta que nada fuera, en el mundo, puede llenar el vacío interior y alejarnos de la vejez, la enfermedad y la muerte.
Porque es eso lo que vivimos temiendo y lo que se oculta detrás de todas las carencias y vacíos aunque se disfracen de maneras múltiples.
El creerse un mero cuerpo o una mente que lo habita, a modo de celda en la que permanece, es la raíz de la sensación de soledad profunda que busca compensarse de mil formas. Las series, programas y como ellas miles de productos a disposición, tienen la función de dar intensidad y variadas percepciones a los cuerpos y mentes que han perdido, por hábito cultural, la sensibilidad necesaria para sentir la vida misma y estar saciados con ella.
Dicho de otra forma: Mientras la plenitud no viva en mí, saciando todas mis carencias, cualquier actividad puede tornarse en fuga, en olvido o sueño del alma. El tema central es este, lo que hago… ¿es para obtener una sensación de la cual carezco? Necesito cosas, personas o situaciones para sentirme colmado?
Cuando hacemos para llenar el vacío interno, sucede que nos vinculamos adictivamente a las cosas, personas y situaciones y que «la sed» no se apaga sino que se aviva. Ese lugar interior no siempre fue sede de la ansiedad, la angustia o el tedio. En un antes, que ya nos cuesta recordar, lo habitaba Dios y estábamos colmados de dicha que curiosamente no dependía de un objeto para sostenerse.
No hay salida si hacemos por ansia y para anestesiar el dolor que produce el vacío del alma. En cambio desde la plenitud interior, lo que se hace, en cualquier área de la vida, cobra sentido y viene a cultivar las virtudes espirituales. Desde allí, incluso el esparcimiento o la diversión encuentran su lugar como espacio para celebrar el don de la vida, inestimable manifestación de lo divino.
Es un tema clave, que continuaré contigo en el próximo correo, que te enviaré en unas horas si Dios lo permite.
Texto propio del blog de intercambios por mail
muchas gracias por la reflexión es muy sabia y me ayuda a perseverar en el esfuerzo de centrarme en lo esencial para crecer en la libertad que sólo Dios da. bendiciones a todos!
Paz y bien, «Mientras la plenitud no viva en mí, saciando todas mis carencias, cualquier actividad puede tornarse en fuga, en olvido o sueño del alma» BENDICIONES HNAS Y HNOS
Hola, dejo un link con un escrito en parte relacionado con el tema de la entrada:
https://cristianismoespiritual.wordpress.com/2019/10/17/analisis-del-mundo-moderno/
Aprovecho también para agradecer la excelente labor del blog Hesiquia, que considero como una de las respuestas mas acertadas a la situación de crisis que se menciona en la entrada del link.
Un saludo
Esperamos con ansia el segundo texto!!
Vacío y Plenitud…. el paso de los vacíos a la Plenitud se da a través de su Presencia, me pregunto con el salmista… qué es el hombre para que te acuerdes de él? Y quieras venir a él, para llenar sus vacíos con tu Presencia y así llevarlo a la plenitud? Y aparecen tus palabras como eco…. con ternura infinita te amé….
Gracias por compartir esto hermanos