La paz del corazón
El inicio de la semana, con su carga de labores en todos los ámbitos de la vida, suele presentarse ante nosotros como una pesada carga o cuanto menos como trabajos varios que abordamos con apremio y cierta preocupación.
Tratamos entonces de detenernos, de hacer un pequeño alto. En ese momento en el cual la respiración se profundiza, la mirada se aclara y vuelve a escucharse la oración interior, aprovechamos para pedirle a nuestro Señor que tome sobre sí todas las cargas. Que nos ayude a ser conscientes de que todo se desarrolla según Su voluntad o mediante su permiso, aun cuando las razones puedan resultar misteriosas por un tiempo.
Invocar es inhalar a Dios mediante los acontecimientos, dejarse actuar por los hechos que se van sucediendo; somos arcilla en Sus manos y no hay mejor artista que Él en todos lo existente. Permitir Su abrazo reconfortante nos inunda de serena alegría, nos da coraje para atravesar dificultades, nos fortalece el alma y cultiva la bondad en nuestro corazón. Hay tanto que no podemos ver o comprender y sin embargo todo está colmado de sentido.
Cada instante es un significado vivo, es signo del misterio insondable, nos señala a Dios omnipresente. ¿Quién mira ahora a través de mis ojos? ¿Esta persona egoísta, temerosa, que anda a tientas dubitativa? Que la gracia nos tome, que se purifique la mirada, que aliente la esperanza. Todo ocurre por una buena razón, a veces lo que nos duele es el cincel del supremo escultor que nos va moldeando. Aquél que hizo los átomos y las galaxias insondables, el agua y el fuego, bien sabrá cuidarnos y llevarnos al puerto seguro de la Unidad.
Agradezcamos la luz de la existencia!
elsantonombre.org
Hermano Mario, un saludo fraterno en Cristo Jesús. Muchas gracias por un nuevo texto. Quiero comentar que me siento identificada con lo que nos dice en el texto. Parece como si Dios hablará. Estoy desesperada por que no he cambiado nada. Sido teniendo el mismo problema. Quisiera poner en practica todo lo que dice en el texto. Pero, al ver que no mejoro decaigo y me entristezco.
Arriba ese animo Floricel! Algo te enseña Dios a través de lo que ocurre. Ya conversamos pronto. Cristo te cuide.
«Todo ocurre, por una buena razón». Yo creo que esa es la clave que nos permite retornar a la nube del no saber una y otra vez y poder hacer una oración pura.
Así es José, coincido contigo. La providencia realmente provee lo q necesitamos realmente y no lo que creemos necesitar. Un abrazo fuerte en Cristo Jesús.
Gracias, hermano. Debemos vivir más confiados y abandonados creyendo en el amor De Dios.
Un saludo en Cristo Jesús