La mente del mundo

Reglas de vida para el mundo actual (II)

Los pensamientos van y vienen. A veces son un ruido sordo, otras un bullicio estridente. Muy rara vez se detienen. Sin embargo, poco a poco vamos aprendiendo a desatenderlos, a dejarlos pasar y de ese modo podemos centrar toda nuestra atención en el propósito que nos importa: descubrir a Dios en lo cotidiano y dejarnos guiar por esa suave presencia, que se hace notable por la pacificación del corazón.

El otro día conversábamos acerca de la necesidad de pautar nuestra interacción con los dispositivos móviles, las redes sociales y la internet en general. Decíamos que de este modo evitaríamos sufrir una permanente demanda hacia el exterior en un ida y vuelta de la curiosidad. De otra manera terminamos lejos de nosotros mismos, medio perdidos en una turba de banalidades y, sobre todo, desvitalizados.

Un particular aspecto de esto mismo se refiere a las noticias en general. Si estar en frecuente contacto con los amigos y los amigos de los amigos y los conocidos de estos y leyendo un montón de cosas de todo tipo nos dispersaba la energía; pasar demasiado tiempo en las noticias de diversos medios de prensa puede ser aniquilador. Sabido es desde mucho antes de la revolución tecnológica que la charlatanería y el chisme nos alejan de lo esencial y nos envuelven en un barullo mental que hace casi imposible la oración posterior. Ahora, todo eso se ha acrecentado.

La mayoría de nosotros coincide en que el mundo en general está bastante desquiciado, que su violencia y afán consumista no son buena referencia y que lo que sirve al espíritu difícilmente pueda encontrarse en los portales de noticias. ¿Por qué entonces nos dejamos llevar por ellos? Debido a que los muchos estímulos de los medios de prensa nos abastecen de variadas sensaciones. Es un hábito adquirido a lo largo de años, al punto de que si dos o tres días no leemos las noticias, nos parece que estamos en el aire, como extraños en un mundo extraño.

Tengamos esto en cuenta: Si prestar atención a los pensamientos de nuestra mente nos somete a los vientos variables de los estímulos, cuanto más denso será prestar atención a los pensamientos del mundo. Leer mucho los diarios es como dejarnos llevar por las divagaciones de la mente del mundo. La ambición, la competencia, la información interesada o tergiversada, la demanda de que compremos esto y aquello… Todo allí nos dice que lo importante es lo de fuera. Por lo general se nos induce a parecer y a tener no a Ser. No decimos que no haya que informarse un poco, pero lo necesario es muy poco. Cuando hay que enterarse de algo, la noticia llega a nosotros sin que la busquemos.

No está mal el mundo en sí, no está mal la gente en sí, no están mal las cosas en sí… el problema está en el sistema de valores que lo impregna todo y en la actitud que asumimos ante ello. Si queremos una vida tranquila, un corazón que viva en serena alegría y una mente despejada y funcional; necesitamos alimentarla con contenidos que vayan en función del propósito que da sentido a nuestra vida. Así como con frecuencia lo que soñamos por la noche se nutre de lo visto durante el día, nuestra oración se ve influida por aquello a lo que atendemos en el cotidiano.

Necesitamos recordar que aquello a lo que prestamos atención, alimenta nuestra mente y colabora con la claridad o turbiedad de los pensamientos. Nuestra atención se orienta aquí o allá dependiendo del significado global que demos a nuestra vida. Un abrazo fraterno para todos, invocando a Cristo.

elsantonombre.org

Recomendados de hoy:

Amigos de desierto

Movimiento de los Focolares

3 Comments on “La mente del mundo

  1. Perdón por el doble post, pero sobre las redes sociales comentaros un documental brutal en Netflix que se titula: “El dilema de las redes sociales”. Es brutal.

    Dice que nosotros somos el producto y que las redes sociales están hechas para nuestra adicción. Cualquier click que das en internet alguien en la otra parte del mundo gana dinero y no somos nosotros, son las mismas empresas. El documental es tremendo, pues no es que las tecnologías están hechas para el bien o mal, sino que plantea que son de hecho malas y generan adicción y nosotros somos el producto, pues nos las dan gratis y nos venden alas fuerzas y estructuras de pecado. Bueno, el tema es increíble para verlo.

    Por ejemplo el signo de “me gusta” o likes, fue creado para dar4 positividad a las redes y sin embargo en la actualidad hay influencers que se suicidan por no tener suficientes linkes. Y todos andamos ansiosos tras los “me gusta” como locos. Al final la conclusión de uno de los creadores de estas tecnologías es que habría que destruirlas y empezar de nuevo pues son de por sí malas.

    Es interesante de ver y de pensar por uno mismo con criterio, pues está claro que es la percepción de una parte de los creadores de las tecnologías, hace falta escuchar a la otra parte con criterio para luego decidir por uno mismo puesto el corazón en Cristo.

    Un saludo en Jesucristo Rey del Universo.

    • Gracias Sergio! Por compartir. Leeremos la charla y veremos de hacer enlace a ella en algún post. Cristo te cuide hermano.

Deja un comentario

Descubre más desde El Santo Nombre

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo