La paz del corazón
¿Qué vas a hacer hoy?
Pondré mi intención en hacer las cosas que tocan con la mayor calma posible. Buscaré cierta posición interior de confianza en la providencia. Cuando mi corazón se sitúa allí, todas las acciones son importantes, cobran significado aunque este permanezca sin formulación precisa. Los movimientos se vuelven tranquilos y armónicos. No me cuesta sentirme parte de una liturgia vital que se manifiesta en todos y en todas partes. Así da gusto vivir.
Pero hay dificultades, apremios, obligaciones, contratiempos… ¿Cómo hacer allí?
Dios quiere que lo encuentre en todo. ¿Puedes encontrarme en esto? ¿Y en esto otro? ¿Y también en esta situación particular? Su amor juega a las escondidas solo para que lo busque. Pretende que lo descubra también en la misma búsqueda. Quiero percibir su sagrada presencia en el día a día y a veces me doy cuenta de que ese «querer percibirlo» ya es Él mismo que me llama. Esta es una de las tantas formas de la oración.
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Estimado Hno. Mario: Releyendo las palabras del evangelio del día: “Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas”, me ha venido a la mente este escrito tan reciente que ha publicado en el blog y, lo he relacionado.
Si no percibimos la Presencia es que de algún modo seguimos viviendo en las tinieblas y la Luz de Cristo no ilumina ese cotidiano en el que nos movemos. Por eso como bien dice, ese querer percibirlo, es un dejarse iluminar por Aquel que nos llama a la confianza en su Providencia, y de algún modo, eso ya es oración.
Gracias, una vez más, todo se va enlazando. Muy interesante todo el escrito, porque como en otras ocasiones, se nos facilita la práctica de su Presencia en las diferentes circunstancias, haciendo simplemente las cosas de un “modo particular”, y así sentirnos parte de esa liturgia vital, y no hace falta más.
Un saludo fraterno en el Nombre de Jesús, el Señor.
Me alegra María, ese «todo se va enlazando»… es un buen indicador de reordenamiento interior. Y eso nos da paz y facilita la percepción de la Presencia. Te mando un abrazo grande y gracias por la carta 37 de Santa Catalina que has enviado. Cristo te cuide.
“querer percibirlo”, es ya él el que llama
Hola Roberto! Así es. Significó todo un cambio cuando se nos dijo esto. Descubrir que lo que uno creía su propia búsqueda era Dios que nos llamaba en el corazón. Un abrazo fraterno!
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