La paz del corazón
El grado de agitación, preocupación y ansiedad que vivimos en el cotidiano nos viene a mostrar el grado de nuestra fe. El afán crispado de control, la prisa y la angustia persistentes nos hablan de lo poco que creemos en Dios, en su presencia cercana y personal y en su continuo acompañamiento.
No es posible vivir con paz en el corazón sin una fe profundamente enraizada que se manifieste como práctica concreta en las acciones de cada día. ¿Cómo hacer para cultivar y hacer crecer esa fe que caracteriza a los santos? ¿Cómo vivir la certeza viva que unificándonos por entero nos permita ser ámbito de una mirada trascendente? Necesitamos la oración pidiendo la gracia de la fe y también el coraje de la entrega antes de la certeza. Necesitamos vivir según lo invisible en medio de lo visible y eso es coherencia radical.
Revisemos tranquilamente y con interés meditativo las áreas de nuestra vida, sobre todo las que presentan conflicto en nuestra situación actual y preguntémonos:
¿Cómo actuaría si de veras fuera yo una persona de inquebrantable fe? ¿Qué hábitos, actitudes o conductas concretas modificaría?
Citas bíblicas que pueden servir de apoyo: San Juan 8, 32 / San Juan 7, 18 / 1ª Juan 2, 4; 2, 22 – 4, 2; – 4, 8 / 2ª Juan 1,4 y 3ª de Juan 3-4 / 2ª Corintios 4,4 y San Juan 8, 29
Dos frases a tener en cuenta:
«… pues el concepto pleno de la verdad ofrecida por el Evangelio consiste precisamente en esa manifestación viviente de la teoría en la práctica, del saber en el obrar». (Si permanecéis en mi palabra, conoceréis la verdad) Juan 8, 32.
«…los santos… lo que enseñan lo viven, con una unidad tan directa, por no decir ingenua, que no conocen el dualismo de épocas posteriores entre dogmática y espiritualidad».
Hans Urs Von Balthasar – Ensayos teológicos I – «Verbum Caro»; del capítulo «Teología y santidad» (Publicado por «Los libros del monograma», Madrid 1964; páginas 236 y 237)
Podemos encontrarnos para orar e intercambiar sobre los temas del retiro en este enlace:
https://us02web.zoom.us/j/88619724529
A las 7 hs. de Argentina (11 hs. de España) 16 hs. de Argentina (20 hs. de España) y 22 hs. de Arg. (2 hs. de España)
Gracias hermanas y hermanos por los comentarios. Enriquecen con los matices que cada uno descubre sobre el tema. Un abrazo fraterno en Cristo Jesús; nos vemos en los encuentros de intercambio si Dios quiere.
La paz y la fe, y es que solo quien ama tiene fe y tiene paz, porque tienen a Dios, ¿cómo tener fe en quien no se ama? El trato íntimo con el Señor me da la certeza de su amor y por tanto el don de creerle, de tenerle fe, el mal radica en que no lo conozco lo suficiente como para fiarme de él, abandonarme a sus designios, sean los que sean. Ejemplo de esto la Santísima Virgen María en las bodas de Caná, ante la negativa de su Hijo, Ella confía, tiene fe, porque lo conoce y está segura de su amor: “Hagan lo que Él les diga”, en cierto sentido lo obligó con su confianza. A mi parecer la fe es “cuestión de amor” y por tanto esto da mucha paz, podemos tomar como figura de esta realidad a un niño pequeño, frágil, necesitado, está confiado en el regazo de su madre, todo lo espera de ella y por tanto está ausente de turbaciones, que viva en escasez o abundancia ¡poco importa!, está con su Madre.
Y a manera de colación esta hermosa frase del Maestro Eckart: “…el hombre por amor y a causa del trato íntimo que tiene con su Dios, confía tan completamente en Él y se siente tan seguro de Él, que nunca podría dudar y esto le da tanta seguridad que lo ama en todas las criaturas sin distinción. Y aun cuando todas las criaturas se le opusieran y lo abandonaran bajo juramento e incluso si Dios mismo se le opusiera, él no desconfiaría, porque el amor no puede desconfiar, lleno de confianza no espera sino cosas buenas”.
Buenos días, Mario. Escuché tu vídeo y tenés razón: no tengo fe. O peor: en lo que tengo fe es en el dinero, como casi todos. Entonces, al ser pobre financieramente me siento pobre en todos los sentidos y la falta de dinero, porque tengo poco, me inquieta y me da miedo; y a quién no? Si nuestra existencia física depende de él.Tendría que perder el miedo a la muerte para perder el miedo a la falta de dinero. Es cuestión de pedir fe y mientras tanto, como dijiste, actuar como si la tuviese. La fe es un don y me cuesta creer que se me haya sido dado.También, al tener una profunda desconfianza y falta de estima en mí mismo cómo no la voy a tener en Dios? Este es un tema que estoy trabajando en profundidad. Al momento actual, creo que Dios existe pero que no se ocupa de mis cosas personales. Lo siento como un Dios distante que creó el universo y que luego se desentendió de su obra. En la práctica no creo en el Dios cristiano, personal, cercano, que interviene en nuestras vidas. Esa es la verdad. No creo en mí, no creo en Jesús todo el tiempo y tampoco creo en Dios Trino todo el tiempo. Tengo momentos en que sí creo y por tanto lo experimento y tengo otros momentos, en que Dios se me hace extraño y dudo; y cuando dudo me hundo en el mar como lo hizo Pedro cuando intentaba caminar sobre las aguas para encontrarse con el Señor.Gracias por hacerme tomar conciencia. Como decís muy bien vos: Cristo te cuide. Mauro
Que nuestro primer acto de humildad sea admitir que no tenemos fe. Gracias Mario por este retiro y que Dios nos dé la gracia de la verdadera santidad.
Querido hermano Mario muchas gracias por tus enseñanzas. Fe recta y radical. Este es el camino de Jesucristo. Nos falta el coraje y la sinceridad. «Ante nuestra debilidad oremos con humildad, humildad y humildad y, cuando creamos que tenemos humildad, pongamos más humildad». Que Dios nos ayude.