La paz del corazón
«Dios mío, estos tiempos son tiempos de terror. Esta noche, por primera vez, me he quedado despierta en la oscuridad, con los ojos ardientes, mientras desfilaban ante mí, sin parar, imágenes de sufrimiento. Voy a prometerte una cosa, Dios mío, una cosa muy pequeña: Me abstendré de colgar en este día como otros tantos pesos, las angustias que me inspira el futuro. Pero esto requiere cierto entrenamiento.
De momento a cada día le basta su pena. Voy a ayudarte Dios mío, a no apagarte en mí. Pero no puedo garantizarte nada por adelantado. Sin embargo, hay una cosa que se me presenta cada vez con mayor claridad: no eres tú quién puede ayudarnos, sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos. Esto es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío.
Quizá también nosotros podamos contribuir a sacarte a la luz en los corazones devastados de los otros».*
*Leído en la oración vespertina de La comunidad del Santo nombre, el 9 de marzo.
Enlaces de hoy:
La consolación y la desolación
Nadie nos quita lo que somos.
No somos lo que tenemos.
El amor por el otro, por mi otro, eso que no creo ser, pero que también soy,
Y que nos duele, y que no queremos ver,
Lo ofrezco, paz en el corazón
Paz en el corazón… que lindo saludo. Amén a lo que dices. Un abrazo Ana!
Hermanos. Estos tiempos difíciles que Dios nos eligió para vivir es porque somos almas fortalecidas por El y estemos siempre en oración para no confundirnos el camino de amor .