La paz del corazón
Me costaba estar atento en el presente. Tenía muchas expectativas sobre las charlas que mantendríamos, pero como siempre, los primeros días eran de silencio. Este requisito previo que me impuso desde los primeros encuentros era necesario para que el corazón se abriera, me había dicho. Estarse callado ejecutando tareas simples sin otro apoyo que la percepción iba quitando la costra que cubría al espíritu. Su presencia mansa pero vital me tranquilizaba, de otro modo hubiera salido corriendo víctima del espanto. El paisaje me hacía de espejo y esa vasta soledad era como el vacío seco que sentía. La vastedad me abrumaba y su monotonía, aunque bella para una pintura, me dejaba dolorido.
Lloraba mucho. La bruma del amanecer me entristecía, quedaba envuelto en pena. Si salía el sol y el aire resplandecía, saber que luego vendría la noche me ponía nostálgico por anticipado. A medida que pasaban las horas y los días el alma se iba poniendo en carne viva, como si todos los dolores que hubiera sufrido en la vida desfilaran ante mí y me dejaran como resto el desamor. Volverme hacia Dios en oración era, en ese punto, del todo natural. Pero eso no menguaba la dureza que notaba en el pecho. Parecía que alguien hiciera presión y aflojara un instante solo para que pudiera respirar.
Esteban vivía plácido. Sus maneras estaban llenas de consciencia y esto era un estilo tan particular e inusual que verlo moverse mermaba la angustia. Pero no me lo permitía mucho, cuando se daba cuenta me miraba fijo y yo volvía a lo que estuviera haciendo. “No hay nada en mí que vos no tengas” dijo muchas veces en distintas ocasiones, evitando que usara su figura para anestesiar la soledad en que me debatía. Yo divagaba a mares hasta que me hartaba de las películas mentales. Me aburría de las mismas fantasías automáticas que se desenvolvían teniéndome como protagonista. Mi mente se parecía a esos viejos video clubes, que resistiéndose a cerrar sus puertas ante las nuevas tecnologías, seguían exhibiendo un viejo y trillado catálogo de películas clase “B”.
Cuando ya no tenía ganas de seguir llorando entraba en una etapa de calma corporal, por el desahogo realizado, pero no había alegría ni nada parecido. Solo un hacer las cosas con la mente murmurando frases sueltas y deshilvanadas. Me parecía entonces a un artista resentido al que le han desmenuzado sus técnicas evidenciando la falta de talento.
Una de las rutinas consistía en cortar leña, amontonarla en la pila cerca de la cabaña, prender el fuego, hervir el agua y cocinar algo a elección entre los cuatro o cinco menús, que repetíamos como condenados. Arroz, fideos, papas, polenta o avena. Y se acabó. Barrer era un descanso, por que al menos la mente sabía adónde terminaba la tarea y los lindes marcados del entorno le parecían su propio territorio.
Caminar junto a él me gustaba. Lo hacíamos a diferentes ritmos según su antojo. A veces eran varias horas. Nos deteníamos con frecuencia para adorar, como él le decía, a eso de quedarse un rato mirando algo que la mayoría hubiéramos pasado por alto. Una florcita al lado del camino que sale de entre las piedras, un caminito trazado por las pisadas de miles de hormigas durante la noche, un pino común y silvestre parecidísimo a todos los otros pinos del valle era motivo para plantarnos un cuarto de hora. Entonces no sabía que era lo que él miraba tan quedo. A veces me irritaba y otras me entregaba a la observación de los detalles. Pronto llegaría el tiempo de conversar y a medida que se acercaba crecía mi alegría. Sería la primera vez que lo haríamos sin limitaciones de tiempo.
Continúa…
Enlaces de hoy:
Las publicaciones de «Cristianismo espiritual»
Santa Isabel de la Trinidad – Obras completas (PDF)
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Muchas gracias,queremos ir paso a paso siguiendo de cerca ese proceso tan bellamente narrado,Abrazo siempre invocando el Santo Nombre de Jesús
Esteban!!!
Cristo te cuide
Gracias hermano querido!
Deseo ser guiado en el camino espiritual
Buen dia,Paz y Bien
He recibido el correo electrónico en el dia de hoy y,al leer más la entrada,con mucho interés y provecho,al acabar el texto he topado con un continúa… y precisamente este es el motivo de estas letras!
Podrían facilitarme el modo de poder seguir el texto en su continuación?
Les agradezco mucho su tiempo y les deseo Paz y Plenitud en la Gracia.
Joan-Josep
Hola Joan! El texto es parte de un libro que estamos escribiendo, contando precisamente un proceso interior que se ha dado cuando hemos sigo guiados, muy de la mano, por quién fuera nuestro padre espiritual. Iremos poniendo poco a poco párrafos del mismo.
Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.
Les manifiesto mi gratitud plena posu atención.