La paz del corazón
«En el inicio son los labios del neófito los que recitan el Nombre de Jesús, lo repiten a media voz mientras la inteligencia suele seguir divagando en sus propios dédalos, incluso la esfera del corazón puede manifestar deseos ajenos y contradictorios con el mismo Jesús que los labios invocan».
«Si vosotros os mantenéis, una mañana de invierno, en un lugar expuesto y miráis hacia el oriente, la parte delantera de vuestro cuerpo será calentada por el sol, mientras vuestra espalda no recibirá ningún calor, ya que el sol no cae a plomo. Igualmente, aquellos que están todavía al comienzo de la obra del Espíritu solo tienen el corazón parcialmente calentado por la gracia.
Es por ello que mientras el intelecto comienza a producir el fruto de los pensamientos espirituales, las partes visibles del corazón continúan pensando según la carne, ya que los miembros del corazón no están todavía totalmente iluminados por la luz de la gracia, en lo íntimo y sensiblemente. He aquí porque el alma concibe, al mismo tiempo, pensamientos buenos y pensamientos malos tal como el individuo de mi comparación experimenta, al mismo tiempo, el flagelo del frío y la caricia del calor».*
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