La paz del corazón
El texto original en español del autor
Debajo el audio del texto, contribución de Carmina
Aquí la transcripción de la clase a texto
Aquí un resumen de la clase a cargo de Hna. B. :
El pecado es una realidad que suele ocupar buena parte de nuestra vida, con frecuencia nos vemos sumidos en la culpa, en el reproche de nuestros actos, en el deseo de evitar o adquirir esto o aquello y por falta de una recta y adecuada comprensión gastamos inútilmente nuestras energías.
En la enseñanza de San Pedro Damasceno debemos dar un giro a nuestro modo de ver el pecado, si bien nos afecta, debemos ser conscientes de ello, conocerlo para arrepentirnos y luego gozar de los frutos del arrepentimiento cual sea la liberación, un dejar de rumiar, dejar atrás y echar mano al abandono confiado en Dios que unido al recuerdo de la muerte, a esa conciencia que todo pasa y a nada debo aferrarme me llevará a un deseo más profundo y puro de la unión con Dios.
En todo he de verlo, es empezar a servirnos de una especial sutileza que nos permita y adentre a amarlo sobre todas las cosas y al amarlo en todas las cosas evito la acepción que se adueña del corazón y lo aleja del Único, me hago apto para dar al otro lo que le pido.
Imprescindible en este camino es la humildad para que la gracia descienda, entender que nada sabemos, reconocer nuestra ignorancia, además la suave aceptación de cuanto ocurre como venido de Dios y para nuestro bien, de Él sólo procede amor porque es Amor y cuanto de adverso pueda acaecernos solo es un aviso para movernos a la conversión, sin embargo necesitamos una percepción espiritual para reconocerlo y asumirlo, vivir la gran vacación donde acunado en su seno amoroso, me abandono y quedo libre de tantos condicionamientos, me hago impasible.-
No poner el pecado en el centro de nuestra vida. Estupenda y clarificadora visión en el quehacer cotidiano. No es culpa de nadie, pero algunos hemos sido educados en la rigidez del ganar o caer. Con el tiempo se madura y se aceptan otras interpretaciones, pero en el fondo, anclada en la niñez, permanece amenazante esa forma de enfocar este tema.
Incluso realizado por pura intuición, el recitado de las Sagradas Escrituras, la memorización, siempre han sido una manera de obtener serenidad y mayor espacio entre los convulsos pensamientos. Ahora veo que hay que aplicar, sin timidez esto mismo, porque la palabra tiene el poder de transformar y vivificar sus significados en nuestras vidas.
Todo es importante en este Padre de la Filocalia. Mucha aportación en todo este material. Poco a poco intentaremos atender y en nuestra medida profundizar.
Hno. Mario: Me ha encantado esta clase. Bueno, aprendo tanto en todo que por ello me gusta todo. Dios sea bendito. Espero no pecar de gula espiritual.
Creo ha sido un gran acierto hablar de Pedro Damasceno, por ahora es el único que ha hecho hincapié en la Palabra y eso me parece muy importante. Y esa combinación entre oración de Jesús y versículos del Evangelio, muy buena, pero sería ir de Evangelio a Evangelio ¿no?
Me ha encantado lo que se dice en el vídeo sobre la humildad como cultivo. Visto de este modo cambia la vida y ayuda a aceptar esos momentos y situaciones en que nos parece que somos humillados y tal vez lo seamos, pero es algo que dará su fruto, eso da esperanza.
Le agradezco el enumerar las páginas que considera más importantes, esos nos ayuda en la lectura de textos tan extensos, ya que el tiempo no es mucho.
Así que Palabra de Dios y humildad, sólo por estos dos temas vale la pena este vídeo. Gracias.
Unidos en la invocación del Santo Nombre
Muy buena clase Hermano,
No sé qué me pasa en la computadora que las últimas veces que comenté me sale anónimo o simplemente se pierde en el ciber espacio el comentario, espero que ahora no pase eso, si no bueno, pues está de Dios.
Me a encantado no hacer de los pecados el centro. Por que si no es así, viene el desánimo y la tristeza, y eso es orgullo, claro como no soy santo y no puedo serlo… terrible tentación, claro que no soy santo, es la Gracia quien hace en mí la obra buena. Desde que realizo la Oración del Nombre de Jesús, cada vez que caigo en mis varios pecaditos que tengo muy dentro, sigo con la oración del Nombre de Jesús y quedo de nuevo tranquilo, pueda o no pueda en ese momento confesar, pues estoy veraneando en un pueblo en donde el sacerdote no está hasta el domingo y muchas veces es imposible confesar, pues viene a celebrar la misa rápido y marcha, bueno, yo tranquilo sigo con mi Oración del Nombre.
Por otro lado también cambio de oración o invocación, simplemente un versículo de la Biblia me ayuda, cosa que no estaba seguro que hiciera bien, como otros autores dicen que no se cambie a menudo… yo tengo mi oración, pero a veces digo otras cosas según el ánimo, incluso solo invoco el Dulce Nombre de María a la que tengo desde niño mucho cariño: “Virgen María, Madre de Dios, ruega por mí, pecador”. Hay una plegaria de San Bernardo que siempre me ha encantado, pues cuando miro al cielo y veo la luna o las estrellas invoco a María que no es la luz, pero es la que mejor ha proyectado al mundo la luz de Cristo.
¡Mira a la Estrella, invoca a María!
“¡Oh tú que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta Estrella, invoca a María!.
“Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la Estrella, llama a María.
“Si eres agitado por las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si de la emulación, mira a la Estrella, llama a María.
“Si la ira, o la avaricia, o la impureza impelen violentamente la navecilla de tu alma, mira a María.
“Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima del suelo de la tristeza, en los abismos de la desesperación, piensa en María.
“En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud.
“No te extraviarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en Ella piensas. Si Ella te tiende su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si Ella te ampara.
San Bernardo
Por eso a veces cambio mi Oración, gracias. Jesús os cuida hermanos.
Gracias Sergio por vuestro comentario! Como siempre enriqueces el intercambio entre todos. Y la alusión a María como la que mejor ha proyectado sobre el mundo la luz de Cristo… pues es hermosa. La oración posterior que nos dejas merece un post que haremos pronto.
Un abrazo fraterno en Cristo Jesús.
Hola a todos en el Nombre del Señor Jesús:
Creo muy necesario el poder manejar la Escritura con soltura, en este sentido a veces los protestantes se saben mejor la Escritura que los católicos. ¡¡Bien por ellos!!
En cuanto a lo de ser coherentes con el estado de vida es importante. Hace tiempo leí un libro de Ken Eldred (protestante) que se titula “Una vida integrada”.
Ken dice lo siguiente: quienes parecen que viven la vida cristiana con la total radicalidad del Evangelio son los consagrados y consagradas.
Ken Eldred , con más de veinte años como CEO en Inmac, empresa que salió a bolsa en Estados Unidos, nombrado empresario del año en Silicon Valley, doctor Honoris Causa en derecho por Belhaven College, y actualmente CEO de una Fundación para la ayuda a empresas y empresarios americanos, cristiano ferviente y comprometido, se plantea la siguiente inquietud en su libro: si quiero ser de verdad cristiano y seguir los pasos de Jesús de Nazaret en su total radicalidad en el mundo de hoy, ¿debo continuar con mi trabajo de empresario? ¿No me pide el Señor un compromiso mayor y un ministerio mayor y lo que debería hacer es dejarlo todo para ir a las misiones o a un seminario o a estudios de teología para luego meterme de cabeza en la pastoral? Esta es su inquietud. Basado en la miopía de pensar que los consagrados y los que viven en el ministerio activo en la Iglesia son más santos y cumplen la palabra de Dios mejor que los casados y trabajadores seculares.
La solución a esta disyuntiva ya la da San Benito de Nursia en los siglos V-VI: Ora et labora, es decir trabaja orando y ora trabajando, no son dos acciones distintas, es una única acción que empapa toda la persona orante y trabajadora. Eldred cayó en la cuenta de que vivimos vidas desintegradas, en compartimentos estancos: la vida familiar, la profesional, la religiosa, la de ocio, la personal, etc. Es decir, la vida religiosa se reduce a la misa del domingo, la vida familiar al ocio, la personal a los vicios y hobbies de cada quien, la profesional a la toma de decisiones que no tienen nada que ver con mi fe. Vida privada y vida pública separadas engañosamente.
En su libro, aboga de una manera brillante por una integración de toda la vida. Por eso trabaja orando y haz de tu vida, que es solo una, no diez ni dos ni tres, haz de tu vida un ministerio, un servicio a Dios y a los hombres con el corazón lleno de Jesucristo. Viviendo una vida de negocios integrada, transformando el mercado, viviendo la fe en el trabajo, asociándonos con Dios, glorificando a Dios. Es el principio y fundamento de San Ignacio de Loyola traducido a la vida moderna, familiar y empresarial de hoy.
Efectivamente el laico/a y en concreto el casado/a puede llegar a la santidad por el camino que Dios ha puesto en su vida, a través de una sana espiritualidad del trabajo vivido como continuidad de la obra de Dios y a través de una familia a la que ama como Cristo ama a la Iglesia y una familia imagen del Amor trinitario.
Un saludo invocando el Nombre de Jesús.
Gracias por tu comentario hermano/a. Veremos de echarle una mirada al libro que menciona. Es verdad, hay que integrar acción con oración, hacerlas la misma ofrenda. Un abrazo fraterno en Cristo Jesús.
Creo que es muy interesante revisar aspectos clave como la pobreza, la impasibilidad, la generosidad, la humildad, la memorización de la Escritura y la gran vacación que nos pueden iluminar en nuestro caminar profundizando en lo esencial, dejando que el espacio de nuestro yo quede vacío de él, para que pueda ser ocupado por Dios. Me gustó en ese sentido lo de la «sede vacante».
Así es Padre José, este concepto de permanecer vacantes o de vivir en la actitud de «la gran vacación» nos enseña mucho sobre la vida contemplativa. Tiene que ver con lo que se llamó tradicionalmente la santa indiferencia aunque incorpora también otros aspectos que la sitúan cerca del contento y de una fluidez en la acción. Lo seguiremos viendo por es un concepto que aporta mucho. Un abrazo fraterno, Cristo te cuide hermano.