Realmente lo automático se impone, o lo onírico casi sin darnos cuenta. Qué importante saber que esa es la verdad y que tanto el yo vagabundo como el lunático andan enseguida dispuestos a tomar la dirección. El amo de casa en cambio es el que posee la fuerza para poder salir del automatismo pero ¿ese amo es el testigo? ¿Qué relación hay entre el testigo y el proyecto de vida? me refiero en el plano práctico. Gracias por la clase.
Hola Padre José! Buen tema planteas. No, el amo de casa no es el testigo. Es otro de nuestros temperamentos que va y viene. Podemos empezar consolidándolo, mediante hábito repetido. Dándole alimento diario de ciertas rutinas generamos inercias positivas que luego nos hacen más fácil la cosa. El testigo es como si dijéramos… la mirada del Nous sobre lo que va ocurriendo. Es esa observación de la escena general, donde José, Mario y cualquiera está incluido. El llamado testigo que va constatando, es una mirada que trasciende lo que observa y se «engancha» a la mirada del Espíritu. Muy de entrecasa y con los reparos del caso, podríamos decir que la mirada de Dios se asoma levemente a mirar nuestra vida. Imagina que caminas por el campo y vamos rumiando pensamientos. De pronto una halcón o águila pasa volando lejos y encima nuestro. Y que esa ave nos ve, ve el camino, el río más allá y también nuestros pensamientos, escucha nuestros pasos y puede sentir la escena general… bueno es una aproximación apenas. Seguiremos pronto si Dios quiere. Un abrazo fraterno !
se supone que es a través del testigo que distinguimos lo importante de lo que no lo es?
Con qué criterio de verificación práctico contamos para reconocerlo?
Realmente lo automático se impone, o lo onírico casi sin darnos cuenta. Qué importante saber que esa es la verdad y que tanto el yo vagabundo como el lunático andan enseguida dispuestos a tomar la dirección. El amo de casa en cambio es el que posee la fuerza para poder salir del automatismo pero ¿ese amo es el testigo? ¿Qué relación hay entre el testigo y el proyecto de vida? me refiero en el plano práctico. Gracias por la clase.
Hola Padre José! Buen tema planteas. No, el amo de casa no es el testigo. Es otro de nuestros temperamentos que va y viene. Podemos empezar consolidándolo, mediante hábito repetido. Dándole alimento diario de ciertas rutinas generamos inercias positivas que luego nos hacen más fácil la cosa. El testigo es como si dijéramos… la mirada del Nous sobre lo que va ocurriendo. Es esa observación de la escena general, donde José, Mario y cualquiera está incluido. El llamado testigo que va constatando, es una mirada que trasciende lo que observa y se «engancha» a la mirada del Espíritu. Muy de entrecasa y con los reparos del caso, podríamos decir que la mirada de Dios se asoma levemente a mirar nuestra vida. Imagina que caminas por el campo y vamos rumiando pensamientos. De pronto una halcón o águila pasa volando lejos y encima nuestro. Y que esa ave nos ve, ve el camino, el río más allá y también nuestros pensamientos, escucha nuestros pasos y puede sentir la escena general… bueno es una aproximación apenas. Seguiremos pronto si Dios quiere. Un abrazo fraterno !