La impasibilidad bien podría llamarse también el cielo en la tierra, unidos a Dios que como dicen los místicos, en este mundo solo nos separa de Él los deseos que tenemos, pero cuando SOLO DIOS BASTA, nada puede perturbarnos, ni las pruebas porque allí sabemos encontrar esa mano misericordiosa que gobierna y todo lo hace redundar para nuestro bien.
“Gustad y ved cuan bueno es el Señor”, esta invitación del salmista nos descubre la riqueza de gracia y plenitud que da el trato con el Señor, su presencia, hasta quedar embebidos sin necesidad de buscar fuera lo que llevamos dentro.
Estamos sometidos a diversas tentaciones, pensamientos que acechan, “La vida del hombre sobre la tierra es milicia (Jb 7,1-4.6-7) y Teodoro insiste que tales cosas provengan, no dependen de nosotros, pero sí el detenernos en ellos, el no resistirse a tales sugestiones desde el principio, desde su mismo origen, quien no desdeña lo pequeño, caerá en lo grande, de ahí la importancia en crucificar la carne, las tres raíces del mal, para vivir según el espíritu, guiados con humildad.
Estar tendidos a Dios nos espiritualiza y el recuerdo de la muerte es una medicina contra el afán de posesión, de supervivencia, de pensar que todo es solo materia, nos adentra en esta ciencia de que todo pasa, solo Dios es eterno, dejamos pasar lo que pasa sin aferrarnos o como escribía el P. Pío: “Quien se apega a la tierra a ella permanece pegado. Debemos arrancarnos de ella por la fuerza. Mejor es despegarse poco a poco que de un tirón. Anhelemos constantemente el cielo”.
La obediencia es un medio, una herramienta que devasta el orgullo, es el ejemplo, la imagen del Hijo de Dios, obediente hasta la muerte y muerte de cruz, el estar sometidos a alguien en obediencia como lo es en la vida consagrada supone rendirnos a Dios en la persona del superior, es negarnos a seguir el grito de Luzbel: “Non serviam”, para seguir el de Cristo: “No se haga mi voluntad sino la tuya”, y está más allá de las circunstancias, apariencias, de los velos que tantas veces cubren lo que Dios se propone, es dejarle el control a Dios y confiar, como el Fiat de la Virgen Madre.
La impasibilidad que se logra con la atención, a mi modo de entender, podrá parecernos al principio una herramienta, algo de lo que echamos mano para poder darnos cuenta, o como un escudo con qué defendernos de las circunstancias sin ser dominados, un modo de tomar libertad, pero que con el tiempo será el propio modo de ser, ese inmaterial que somos, la práctica no ira haciendo más que descubrirnos lo que está oculto, como ese tesoro escondido en el campo que nos describe el Señor en el evangelio, la perla preciosa de la presencia de Dios viva y real en nuestro interior, la luz de nuestros sentidos espirituales irradiando, iluminando, el hijo de Dios consciente de su condición.
Siempre voy con retraso, pido disculpas.
Comento y manifiesto dudas.
En lo escaneado dice que Teodoro vivió hacia el 660 (página 431) y en la 432 lo pone en la segunda mitad del siglo IX. Es algo menor pero me pregunto el porqué de esa distinción.
Estoy leyendo con atención los Cien capítulos y me parecen muy interesantes, el lenguaje es muy sencillo y accesible, al menos así me lo parece. Gracias por escanearlo.
Está claro que no hay nada nuevo bajo el sol, en el nº 68 escribe algo que yo siempre había atribuido a san Ignacio, pero la idea parece ser de este autor que a su vez cita a Crisóstomo: “Por tanto, les recomiendo no ponerse a dormir dejando todo a Dios, pero evitar un celo que cree poder realizar todo con las propias fatigas”.
Por último y para no pecar de exceso, algo del nº 70 “El que es riguroso observante de los pensamientos, es también un verdadero amante de los mandamientos”
Y la duda final.
Ya en el comentario que hice a la clase 27, tenía la misma duda que ahora, cito lo de allí: Otra duda que me ha surgido es al hablar de la impasibilidad, me pregunto cómo se compagina con la compasión cristiana.
Hola María. Es cierto, la datación en torno al año 660 la hizo Nicodemo, El Hagiorita, que fue el compilador de la versión de Filocalía que usamos. En cambio en la página 432 quién habla es la editorial o un compilador y traductor contemporáneo que tiene información más actualizada que la que poseía Nicodemo.
Es cierto, muchos padres se basan en escritos de otros y en su propia experiencia. San Ignacio ha dicho lo mismo con otras palabras; es muy posible que a veces al tener experiencias similares se llegue a las mismas conclusiones. No sé si el santo de Loyola habrá tenido acceso a los textos de Teodoro.
Y en lo que respecta a la impasibilidad, es muy compatible con la compasión cristiana, es más una compasión profunda requiere de la impasibilidad. En este caso sería un no ser pasible de las pasiones o un no ser afectado por lo pasional en todo sentido. La compasión cristiana no resultaría de un dolerme en mí lo que sucede al otro sino de un dejarse actuar por la gracia en relación al otro. Es un tema hermoso el que propones y ya lo he anotado para tratarlo en la clase 32. Tu participación nos enriquece a todos. Un abrazo fraterno, invocando a Cristo Jesús.
La plenitud y la impasibilidad
Puede ayudarnos a poner luz y a profundizar en la impasibilidad la segunda acepción en el Diccionario de la RAE: “2. Rel. En la doctrina tradicional católica, una de las cuatro dotes de los cuerpos gloriosos, que los exime de padecimiento”.
El cuerpo glorioso tiene cuatro cualidades o dotes:
claridad, agilidad, sutilidad e impasibilidad.
¡Muchas gracias por la clase que anima e inspira!
Padres espirituales y consagración exterior e interior
¡Muchas gracias por todo lo presentado en la clase!
He leído que el creyente del siglo XXI respirará por dos pulmones, uno de oriente y otro de occidente, así que elegiría dos padres espirituales que sean santos y sus textos.
Para mí uno podría ser San Serafín de Sarov y otro San Juan de la Cruz…
San Serafín en “Instrucciones Espirituales” dice: “En cuanto a nuestros diferentes estados de monje y de laico, no os inquietéis. Dios busca, ante todo, un corazón lleno de fe, en Él y en su único Hijo, el cual envía desde lo alto, como respuesta, la gracia del Espíritu Santo”… (Pág. 93)
“El hábito monástico es la aceptación de las ofensas y las calumnias”.
“Es monje aquel que guarda su corazón”. (Pág. 17)
Mejores directores espirituales no puedes elegir Tine! San Juan de la Cruz… que puedo decir a su evidente profundidad y maestría espiritual. Y San Serafín se pasó más de la mitad de su vida repitiendo la oración de Jesús. Dos gigantes del amor a Dios.
Gracias por esta nueva lección que nos permite avanzar por el camino de filocalia, porque nos enseña entre otras cosas que lo importante no es vencer sino estar en la presencia de Dios.
A veces hemos entendido la vida espiritual como una victoria sobre las pasiones, las tentaciones, los pensamientos y no lo que me une a DIos que es quien me permite superar lo pasible para llegar a lo impasible.
Importante también distinguir entre el placer que me une a Dios y el que me lleva a olvidarme de él porque me esclaviza. La presencia, en este sentido del padre espiritual, en sus diferentes versiones, es de especial importancia.
Importante es también la atención, pues sin ella, no podemos estar abiertos a Dios ni a su presencia en nosotros.
Bueno, que no dejamos de sorprendernos de la sabiduría de estos padres que aunque alejados en el tiempo es como si acabaran de exhortarnos y que gracias a esta iniciativa, podemos conocer.
Hola Mario,
Con respecto a la obediencia sabias palabras. Hay tres obediencias básicas, a la ley de Dios, a las leyes de la Iglesia y a la propia vocación o estado de vida. Esto a mí me ayuda, pues muchas veces considero la palabra de mi mujer como oportunidad para mí de obedecer, en la medida en que la considero superior a mí en varios aspectos del matrimonio y de la gestión familiar.
Me gusta lo de los autores espirituales y poder seguirles.
Por otro lado el castigo de Dios, el buenismo introducido hoy en muchos ambientes de Iglesia y la escasa formación teológica no permiten comprender lo que se entiende como “castigo de Dios”, que es de fundamento bíblico. El castigo rectamente entendido no es propio de alguien malo y cruel, sino de quien desde su bondad paternal usa de este medio pedagógico para corregir a quien no ha sido posible conseguirlo de otra manera y que a partir de ahí se enmiende en su conducta con arrepentimiento y espíritu de conversión. Es obvio que de alguna manera antropomorfizamos a Dios que es más que esto.
“Por ejemplo ¿la actual pandemia es un castigo de Dios?, no me atrevo a decir que sea un castigo de Dios, porque no lo sé: Él no nos lo ha revelado.
Pero lo que no dudo es que se trata de una ocasión de oro para que el ser humano reflexione sobre la debilidad de su propia condición: se creía el amo de todo por medio de la técnica y de la ciencia y en realidad nada puede sin Dios. Es una oportunidad para la conversión del hombre hacia Dios, para una vuelta de nuestras sociedades hacia Él, pero me temo que no se está sabiendo aprovechar como sería deseable. Incluso entre nosotros, entre los católicos, debería ser un momento para intensificar la oración y el culto y da la impresión de que a veces hemos hecho lo contrario en el seno de la Iglesia… Parece que estuviéramos más preocupados por cumplir las normas sanitarias (incluso yendo más allá de las señaladas por las autoridades civiles) que por rezar y tratar a Dios en la Sagrada Eucaristía como Él merece.” Palabras del prior benedictino P. Santiago Cantera.
Saludos
Hola Mario y hermanos/as:
Sobre el primer vídeo, la sabiduría popular ya lo dice: el hábito no hace al monje y siempre el césped del vecino está más verde (por que desde arriba ves las calvas del tuyo, pero desde lejos no las ves, ves en lateral que es más verde aunque esté peor cuidado, por eso es un refrán que hace referencia a un efecto óptico, pues cuando vas al campo de tu vecino, entonces echas de menos el tuyo que estaba mejor, pero desde lejos no lo parecía).
Una familia que vive cristianamente no se diferencia de la vida monástica en lo esencial. Todo lo contrario, hay grandes similitudes que hay que saber ver. Es igual en lo esencial (el hábito del monje es accidental para la vida cristiana, pero la vida de caridad es esencial para ella, por tanto es fundamental la vida de caridad en el eremitorio, en el monasterio, en la parroquia y en la familia.
Cuando en una familia se vive la fe con intensidad, el paso de uno de los hijos a la vocación religiosa, consagrada o sacerdotal es un paso natural sin estridencias ni convulsiones. Lo que se hace en el seminario o en el noviciado, es lo que se hacía en la familia.
La familia es igual al monasterio en la oración, en la lectura de la Biblia, en la hospitalidad, en la fraternidad, en la obediencia, en las virtudes teologales y cardinales, en el seguimiento de Cristo (sermón del monte), etc.
Cuando se dice “orad para que el Señor de la mies mande obreros a su mies” pensamos siempre los cristianos en las vocaciones al sacerdocio, así lo ha hecho nuestra mentalidad actual, yo no soy obrero, pensamos, eso son los misioneros y curas, justificamos; sin embargo San Gregorio Magno comentaba esta frase como que TODO cristiano es obrero de la mies, por tanto orad para que cada vez haya más cristianos fecundos, discípulos misioneros.
Saludos.
Hola! Mil gracias José, Sergio y a todos. Son muy buenos aportes. La gracia nos guíe para seguir profundizando la enseñanza de estos padres.
TEODORO, OBISPO DE EDESA
La impasibilidad bien podría llamarse también el cielo en la tierra, unidos a Dios que como dicen los místicos, en este mundo solo nos separa de Él los deseos que tenemos, pero cuando SOLO DIOS BASTA, nada puede perturbarnos, ni las pruebas porque allí sabemos encontrar esa mano misericordiosa que gobierna y todo lo hace redundar para nuestro bien.
“Gustad y ved cuan bueno es el Señor”, esta invitación del salmista nos descubre la riqueza de gracia y plenitud que da el trato con el Señor, su presencia, hasta quedar embebidos sin necesidad de buscar fuera lo que llevamos dentro.
Estamos sometidos a diversas tentaciones, pensamientos que acechan, “La vida del hombre sobre la tierra es milicia (Jb 7,1-4.6-7) y Teodoro insiste que tales cosas provengan, no dependen de nosotros, pero sí el detenernos en ellos, el no resistirse a tales sugestiones desde el principio, desde su mismo origen, quien no desdeña lo pequeño, caerá en lo grande, de ahí la importancia en crucificar la carne, las tres raíces del mal, para vivir según el espíritu, guiados con humildad.
Estar tendidos a Dios nos espiritualiza y el recuerdo de la muerte es una medicina contra el afán de posesión, de supervivencia, de pensar que todo es solo materia, nos adentra en esta ciencia de que todo pasa, solo Dios es eterno, dejamos pasar lo que pasa sin aferrarnos o como escribía el P. Pío: “Quien se apega a la tierra a ella permanece pegado. Debemos arrancarnos de ella por la fuerza. Mejor es despegarse poco a poco que de un tirón. Anhelemos constantemente el cielo”.
La obediencia es un medio, una herramienta que devasta el orgullo, es el ejemplo, la imagen del Hijo de Dios, obediente hasta la muerte y muerte de cruz, el estar sometidos a alguien en obediencia como lo es en la vida consagrada supone rendirnos a Dios en la persona del superior, es negarnos a seguir el grito de Luzbel: “Non serviam”, para seguir el de Cristo: “No se haga mi voluntad sino la tuya”, y está más allá de las circunstancias, apariencias, de los velos que tantas veces cubren lo que Dios se propone, es dejarle el control a Dios y confiar, como el Fiat de la Virgen Madre.
La impasibilidad que se logra con la atención, a mi modo de entender, podrá parecernos al principio una herramienta, algo de lo que echamos mano para poder darnos cuenta, o como un escudo con qué defendernos de las circunstancias sin ser dominados, un modo de tomar libertad, pero que con el tiempo será el propio modo de ser, ese inmaterial que somos, la práctica no ira haciendo más que descubrirnos lo que está oculto, como ese tesoro escondido en el campo que nos describe el Señor en el evangelio, la perla preciosa de la presencia de Dios viva y real en nuestro interior, la luz de nuestros sentidos espirituales irradiando, iluminando, el hijo de Dios consciente de su condición.
Siempre voy con retraso, pido disculpas.
Comento y manifiesto dudas.
En lo escaneado dice que Teodoro vivió hacia el 660 (página 431) y en la 432 lo pone en la segunda mitad del siglo IX. Es algo menor pero me pregunto el porqué de esa distinción.
Estoy leyendo con atención los Cien capítulos y me parecen muy interesantes, el lenguaje es muy sencillo y accesible, al menos así me lo parece. Gracias por escanearlo.
Está claro que no hay nada nuevo bajo el sol, en el nº 68 escribe algo que yo siempre había atribuido a san Ignacio, pero la idea parece ser de este autor que a su vez cita a Crisóstomo: “Por tanto, les recomiendo no ponerse a dormir dejando todo a Dios, pero evitar un celo que cree poder realizar todo con las propias fatigas”.
Por último y para no pecar de exceso, algo del nº 70 “El que es riguroso observante de los pensamientos, es también un verdadero amante de los mandamientos”
Y la duda final.
Ya en el comentario que hice a la clase 27, tenía la misma duda que ahora, cito lo de allí: Otra duda que me ha surgido es al hablar de la impasibilidad, me pregunto cómo se compagina con la compasión cristiana.
Un saludo en Cristo y mi gratitud
Hola María. Es cierto, la datación en torno al año 660 la hizo Nicodemo, El Hagiorita, que fue el compilador de la versión de Filocalía que usamos. En cambio en la página 432 quién habla es la editorial o un compilador y traductor contemporáneo que tiene información más actualizada que la que poseía Nicodemo.
Es cierto, muchos padres se basan en escritos de otros y en su propia experiencia. San Ignacio ha dicho lo mismo con otras palabras; es muy posible que a veces al tener experiencias similares se llegue a las mismas conclusiones. No sé si el santo de Loyola habrá tenido acceso a los textos de Teodoro.
Y en lo que respecta a la impasibilidad, es muy compatible con la compasión cristiana, es más una compasión profunda requiere de la impasibilidad. En este caso sería un no ser pasible de las pasiones o un no ser afectado por lo pasional en todo sentido. La compasión cristiana no resultaría de un dolerme en mí lo que sucede al otro sino de un dejarse actuar por la gracia en relación al otro. Es un tema hermoso el que propones y ya lo he anotado para tratarlo en la clase 32. Tu participación nos enriquece a todos. Un abrazo fraterno, invocando a Cristo Jesús.
La plenitud y la impasibilidad
Puede ayudarnos a poner luz y a profundizar en la impasibilidad la segunda acepción en el Diccionario de la RAE: “2. Rel. En la doctrina tradicional católica, una de las cuatro dotes de los cuerpos gloriosos, que los exime de padecimiento”.
El cuerpo glorioso tiene cuatro cualidades o dotes:
claridad, agilidad, sutilidad e impasibilidad.
¡Muchas gracias por la clase que anima e inspira!
Que buen aporte Tine! Estar «eximidos de padecimiento», lo han dicho muy bien en la Academia. Gracias a ti por participar. Un saludo en Cristo Jesús.
Padres espirituales y consagración exterior e interior
¡Muchas gracias por todo lo presentado en la clase!
He leído que el creyente del siglo XXI respirará por dos pulmones, uno de oriente y otro de occidente, así que elegiría dos padres espirituales que sean santos y sus textos.
Para mí uno podría ser San Serafín de Sarov y otro San Juan de la Cruz…
San Serafín en “Instrucciones Espirituales” dice: “En cuanto a nuestros diferentes estados de monje y de laico, no os inquietéis. Dios busca, ante todo, un corazón lleno de fe, en Él y en su único Hijo, el cual envía desde lo alto, como respuesta, la gracia del Espíritu Santo”… (Pág. 93)
“El hábito monástico es la aceptación de las ofensas y las calumnias”.
“Es monje aquel que guarda su corazón”. (Pág. 17)
Mejores directores espirituales no puedes elegir Tine! San Juan de la Cruz… que puedo decir a su evidente profundidad y maestría espiritual. Y San Serafín se pasó más de la mitad de su vida repitiendo la oración de Jesús. Dos gigantes del amor a Dios.
Gracias por esta nueva lección que nos permite avanzar por el camino de filocalia, porque nos enseña entre otras cosas que lo importante no es vencer sino estar en la presencia de Dios.
A veces hemos entendido la vida espiritual como una victoria sobre las pasiones, las tentaciones, los pensamientos y no lo que me une a DIos que es quien me permite superar lo pasible para llegar a lo impasible.
Importante también distinguir entre el placer que me une a Dios y el que me lleva a olvidarme de él porque me esclaviza. La presencia, en este sentido del padre espiritual, en sus diferentes versiones, es de especial importancia.
Importante es también la atención, pues sin ella, no podemos estar abiertos a Dios ni a su presencia en nosotros.
Bueno, que no dejamos de sorprendernos de la sabiduría de estos padres que aunque alejados en el tiempo es como si acabaran de exhortarnos y que gracias a esta iniciativa, podemos conocer.
Hola Mario,
Con respecto a la obediencia sabias palabras. Hay tres obediencias básicas, a la ley de Dios, a las leyes de la Iglesia y a la propia vocación o estado de vida. Esto a mí me ayuda, pues muchas veces considero la palabra de mi mujer como oportunidad para mí de obedecer, en la medida en que la considero superior a mí en varios aspectos del matrimonio y de la gestión familiar.
Me gusta lo de los autores espirituales y poder seguirles.
Por otro lado el castigo de Dios, el buenismo introducido hoy en muchos ambientes de Iglesia y la escasa formación teológica no permiten comprender lo que se entiende como “castigo de Dios”, que es de fundamento bíblico. El castigo rectamente entendido no es propio de alguien malo y cruel, sino de quien desde su bondad paternal usa de este medio pedagógico para corregir a quien no ha sido posible conseguirlo de otra manera y que a partir de ahí se enmiende en su conducta con arrepentimiento y espíritu de conversión. Es obvio que de alguna manera antropomorfizamos a Dios que es más que esto.
“Por ejemplo ¿la actual pandemia es un castigo de Dios?, no me atrevo a decir que sea un castigo de Dios, porque no lo sé: Él no nos lo ha revelado.
Pero lo que no dudo es que se trata de una ocasión de oro para que el ser humano reflexione sobre la debilidad de su propia condición: se creía el amo de todo por medio de la técnica y de la ciencia y en realidad nada puede sin Dios. Es una oportunidad para la conversión del hombre hacia Dios, para una vuelta de nuestras sociedades hacia Él, pero me temo que no se está sabiendo aprovechar como sería deseable. Incluso entre nosotros, entre los católicos, debería ser un momento para intensificar la oración y el culto y da la impresión de que a veces hemos hecho lo contrario en el seno de la Iglesia… Parece que estuviéramos más preocupados por cumplir las normas sanitarias (incluso yendo más allá de las señaladas por las autoridades civiles) que por rezar y tratar a Dios en la Sagrada Eucaristía como Él merece.” Palabras del prior benedictino P. Santiago Cantera.
Saludos
Hola Mario y hermanos/as:
Sobre el primer vídeo, la sabiduría popular ya lo dice: el hábito no hace al monje y siempre el césped del vecino está más verde (por que desde arriba ves las calvas del tuyo, pero desde lejos no las ves, ves en lateral que es más verde aunque esté peor cuidado, por eso es un refrán que hace referencia a un efecto óptico, pues cuando vas al campo de tu vecino, entonces echas de menos el tuyo que estaba mejor, pero desde lejos no lo parecía).
Una familia que vive cristianamente no se diferencia de la vida monástica en lo esencial. Todo lo contrario, hay grandes similitudes que hay que saber ver. Es igual en lo esencial (el hábito del monje es accidental para la vida cristiana, pero la vida de caridad es esencial para ella, por tanto es fundamental la vida de caridad en el eremitorio, en el monasterio, en la parroquia y en la familia.
Cuando en una familia se vive la fe con intensidad, el paso de uno de los hijos a la vocación religiosa, consagrada o sacerdotal es un paso natural sin estridencias ni convulsiones. Lo que se hace en el seminario o en el noviciado, es lo que se hacía en la familia.
La familia es igual al monasterio en la oración, en la lectura de la Biblia, en la hospitalidad, en la fraternidad, en la obediencia, en las virtudes teologales y cardinales, en el seguimiento de Cristo (sermón del monte), etc.
Cuando se dice “orad para que el Señor de la mies mande obreros a su mies” pensamos siempre los cristianos en las vocaciones al sacerdocio, así lo ha hecho nuestra mentalidad actual, yo no soy obrero, pensamos, eso son los misioneros y curas, justificamos; sin embargo San Gregorio Magno comentaba esta frase como que TODO cristiano es obrero de la mies, por tanto orad para que cada vez haya más cristianos fecundos, discípulos misioneros.
Saludos.