La paz del corazón
Extractos:
¡Oh, Dios, que eres la Verdad! Hazme permanecer para siempre unido a ti en el amor…en ti está todo lo que quiero y deseo.
Toda la perfección de esta vida tiene consigo cierta imperfección; y toda nuestra especulación no carece de alguna oscuridad.
Mientras mas humilde y mas sujeto a Dios sea uno, tanto mas sabio y sosegado será en todo…cuando el hombre desea desordenadamente alguna cosa, pierde el sosiego. El soberbio y el avaro nunca están tranquilos; el pobre y el humilde de espíritu viven en mucha paz.
Pero si alcanza lo que desea, siente luego pesadumbre por el remordimiento de la conciencia; porque siguió su apetito, el cual nada aprovecha para alcanzar la paz que busca. En resistir las pasiones, pues, se halla la verdadera paz del corazón, y no en seguirlas. No hay paz en el corazón del hombre carnal, ni del que se entrega a lo exterior, sino en el que es fervoroso y espiritual.
Cierra tu puerta sobre ti y llama a tu amado Jesús; permanece con Él en tu aposento, que no hallarás en otro lugar tanta paz.
(de «La Imitación de Cristo» de Tomás de Kempis)
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