La paz del corazón
«¿Será posible en el momento actual un regreso al desierto?
Me refiero no solo al desierto interior del que se habla bastante, sino también al alejamiento exterior.
¿Será posible hoy, recrear la experiencia de aquellos Padres, que confiados totalmente en la Providencia de Dios, vivían lejos de los poblados, llevando una vida de estudio de la Sagrada Escritura, de oración y contemplación?
¿Es posible en este período de la historia vivir solo con lo estrictamente necesario, prescindir prácticamente de todo lo que hoy se considera de valor y encontrar en esa soledad una experiencia similar a la de los Padres del desierto?«
Yo no lo sé. La pregunta es muy interesante. Me parece que incluso el hecho de formularse la pregunta esta evidenciando un llamado interior hacia ese tipo de vida. ¿Cómo es que llega alguien a plantearse semejante pregunta? Esa también tiene su importancia.
Hay mucho que considerar.
Sin embargo la última parte de tu pregunta me parece lo mas importante. Porque ¿cuál sería el sentido de ese alejamiento exterior sino el favorecer la adquisición de esa experiencia espiritual? Y a la vez, ¿podrá alejarse quién no viva ya cierta experiencia profunda?
Es un tema complejo que involucra variados interrogantes. ¿Porqué vivimos agrupados de manera tumultuosa en las ciudades? Una sociedad como la actual, fundada en el consumo ilimitado de objetos para satisfacer fugazmente los sentidos… ¿conserva algún sentido?
(…)
Los Padres de los primeros tiempos del cristianismo fueron al desierto por varias razones. Uno de esos motivos era el de testimoniar su rechazo a la corrupción reinante y al relajamiento de las costumbres que se iba extendiendo. Trataron de mostrar con la propia vida que la vanidad imperante no era lo que podía satisfacerlos.
Estos monjes antiguos pretendían restablecer en ellos el estado edénico. Esa forma de vida en la cual la presencia de Dios constituía una experiencia cotidiana. Sabemos que la llamada deificación del hombre, la theosis o el descenso del Espíritu Santo en uno mismo, es algo de naturaleza espiritual.
Alejarse efectivamente del mundo actual, de su permanente agitación y de sus «seudo necesidades», ¿favorece el acceso a aquél estado conocido como Dios en el corazón? Porque resulta cierto y claro que es necesario descubrir el reino que está dentro de nosotros, pero cuando se enfatiza en esto en desmedro del alejamiento exterior; ¿se está diciendo que este último no es necesario, que no ayudaría?
Porque podría suceder que este énfasis en lo interior mostrara también la incapacidad o el temor para alejarse del ruido exterior. Lo ideal sería me parece que lo que vaya pasando fuera sea reflejo de lo que se va construyendo adentro.
Porque si me alejo de lo innecesario y del ruido y las agitaciones varias, ¿no irá esto re-percutiendo en mis actividades y estilo de vida?
(…)
Mucha gente en su momento fue llevada por una moda o tendencia que preconizaba la «vuelta a lo natural». Se fundaron entonces aldeas ecológicas y todo tipo de comunidades, que teóricamente facilitarían la vida del ser humano y lo alejarían del consumo.
Sin embargo la mayoría de esas experiencias han fracasado. Otras, pese a continuar desarrollándose en lo exterior y material, viven el fracaso y la desilusión en su interior. Es que volver a lo natural no es lo mismo que intentar restablecer el Edén en el ser humano.
De nada sirve ir al desierto sino se cambia la actitud básica con que se vive. De nada sirve si se llevan los mismos valores de una sociedad de la fatuidad. De nada sirvió comer vegetales sin aditivos químicos cuando las relaciones interpersonales siguieron basadas en el poder de unos sobre otros, en el egoísmo y la separación entre los corazones.
Me fui por este lado porque creo importante diferenciar lo que es un «ecologismo» que mucho tiene de impostación y esnobismo de lo que sería una imitación efectiva de la vida de los Padres del desierto. No hace tanto tiempo que vivió Serafín de Sarov o Charles de Foucauld; ellos con sus vidas parecen decirnos que es posible.
Se los venera por su pobreza -vivían con lo estrictamente necesario- por su oración continua -de cada acto hacían una oración- y ambos se alejaron del mundo exterior. Sin embargo vivieron muy unidos a la humanidad a través de lo que consideraban su ofrenda por todos.
Ni Serafín ni Charles de Foucauld estaban resentidos con los demás, ni odiaban al mundo; pero tenían muy claro que no compartían sus valores. Toda diferencia entre oriente y occidente queda disminuida cuando atendemos a sus santos y místicos. Es decir cuando nos limitamos al Evangelio, a leer con atención lo que enseñaba Jesucristo.
(…)
«¿Pero usted cree posible la recreación de esta experiencia? ¿Usted cree de utilidad la recreación de esta experiencia?«
Como sabes, existen algunos pocos ermitaños en todo el mundo, en diferentes países y regiones; también pequeñísimas comunidades de dos o tres que intentan vivir al modo del desierto. Hay anhelos similares en mucha gente.
Pero no me hablas de eso. Por lo que hemos charlado, te refieres a todo un «movimiento hacia el desierto» en cuanto a generar un testimonio vivo y presente de la posibilidad de vivir de esa manera; al modo de lo que ocurrió en Scetis, en Nitria o Kellia. A lo que hizo San Francisco muy en sus comienzos, por ejemplo. Yo no sé si será eso posible hoy.
Si sé dos cosas: Que sería necesaria una muy fuerte acción de la Gracia y de la voluntad humana complementándose y que sería de enorme utilidad para la gente en general, saber que hay otras opciones de vida que las que se ofrecen hoy a través de los medios.
«Diálogos fragmentarios»
elsantonombre.org
Links de hoy:
Origenes_del_monacato_cristiano
Más sobre orígenes del monacato
Mario, me mandaste una clave pero la perdí. Me la puedes enviar otra vez por correo electrónico?
¡Es estupendo todo el trabajo que estás haciendo! Somos pequeños instrumentos en sus manos. Un fuerte abrazo
Sí es posible, pero son tantas las excusas a veces creadas. Yo recibo una buena dosis de aliento al comprobar la vida de los padres del desierto, el modo de percibir el día a día que tan bien se explica en el post. El alma que busca a Dios debe sentir ese deseo de ir al desierto. Yo llevo tiempo queriendo hacer una experiencia similar.
Cada uno tiene que discernir su camino. Yo he vivido casi veinte años en soledad en la ciudad. (Ahora acompaño a mi madre anciana). Después de haber vivido una experiencia límite en África, tuve un tiempo sabático y ahí me encontré con mi nueva vocación. ¡Tengo que agradecer mucho a Dios lo que he vivido! Escribí un día: Si no voy al desierto, el desierto viene a mi. Mi casa se hace desierto. Vivo el misterio de Nazaret desde la sencillez, la oración y la presencia en medio de los hermanos, mis vecinos más o menos cercanos. Desde que me jubilaron, por las tardes salía a la Eucaristía y antes y después estaba abierta a la escucha y la cercanía a los hermanos. EL MUNDO NECESITA DE TESTIGOS DE LA PRESENCIA…
¡Teniendo una salud frágil como la mía, la experiencia ha sido, y será si Dios quiere, en muchos momentos «al límite»… contenta de comulgar con los márgenes de nuestra sociedad. Es aquí dónde me he sentido convocada y llamada a vivir, cerca de la gente… ¡Y en este sentido ha sido preciosa la experiencia! De tal forma que me ha configurado una forma de ser… Y aquí junto a mi madre, sigo viviendo ese SER VIVA MEMORIA DE JESÚS ENTRE LOS HERMANOS, COMO UNA DE TANT@S.
Muy, muy interesante la entrada y la delicadeza con que el tema es tratado.
Creo que la calve está en el último párrafo: sería necesaria una muy fuerte atracción de la gracia y la colaboración humana pertinente. Dado esto, todo es posible.
Sin embargo creo que para una persona sola podría darse, más complejo para un grupo. Cuanto más somos más se complican las cosas, también en el terreno del espíritu.
La vida monástica actual ofrece, en parte, ese ansiado desierto, que por otro lado idealizamos en nuestro pensamiento.
Frente a una sociedad en la que priva lo inmanente, la vida monástica es una llamada a la transcendencia. Dios y sus intereses.
Frente a una sociedad tremendamente individualista, la vida fraterna se manifiesta como un reto posible de vivir.
Frente a una sociedad del placer y el confort, l@s moj@s, demuestran con la vida qué es lo ÚNICO necesario.
Frente a un libertinaje desenfrenado, el hacer las cosas por Voluntad de Dios, trata de demostrar que sólo la VERDAD nos hace LIBRES.
Hoy la Iglesia oferta muchos modos para poder realizar ese deseo de «desierto», pero tal vez siempre pensamos que el prado de mi vecino es más verde que el mío propio.
Si la llamada al desierto es del Señor, el hará que sea posible. Procuremos mientras tanto hacer de nuestro corazón y de nuestro entorno un lugar de desierto en donde sólo more la Honra y Gloria de Dios.
Saludos.
Saludos a todos.
En mi locura e ignorancia, hice la experiencia hace unos años, me desprendí de todo, vendí casa, autos, doné ropas y solo me quedé con lo que me cabia en una maleta. Viví….y no puedo pasar a texto todo lo vivido. Salí del mundo envuelto en pecados y nunca fui por un segundo abandonado en toda mi nueva experiencia, viví en el campo, encontré la contemplación, la oración, la voz de Dios, su providencia…viví un equilibrio personal nunca imaginado por mi…Dios es fiel, quien dejare todo por El, no lo abandona. Mi caso era grave, nunca habia ni rezado, ni sabia nada de nada, en cambio Dios hizo su obra en mi.
Salir de un mundo tan decadente como el que nos toca vivir, al otro lado tiene que haber algo mejor y lo hay.
Como al envidioso no le gustó mi ascenso, me traía mujeres a casa y os aseguro que todas se me venian a ofrecer, hasta que caí en fornicación. Despues de haber sido instruido por El, como nos promete en su Santa Palabra. Asi que imaginad donde me tiene ahora.
Si emprendemos el camino de retorno, no nos pueden acompañar nuestras vanidades.
Hasta que Dios se vuelva apiadar de mi, solo me queda el recuerdo de que tuve vida y vi la luz.
en el Bendito Amor de Jesús y María.
El texto de Armand Veilluex sobre el origen del monacato es excelente!
Sin duda es una interrogante muy importante. Siento que la persona que tiene ese llamado debe responderlo muy conscientemente. Considerando que en cualquier lugar que nos encontremos lo esencial de la persona es estar unido a Dios. Como laico católico pienso que el recogimiento espiritual es absolutamente necesario quiza sin un aislamiento ambiental especifico de situaciones extremas. Gracias por permitirme participar.
Mario, este texto me impresiona por la honestidad y rigurosidad con la cual se pone la pregunta y el intento honesto de contestarla .
Quiero añadir un aspecto concreto que ha cambiado fundamentalmente la situacion hoy en dia de la manera de «vivir en el desierto» en comparación a los primeros padres del desierto.
Este medio de internet muestra que no es el mismo «desierto» en el cual viven hoy en dia las comunidades eremitanos o los eremitas solos. El mundo tecnico ha llegado tambien en el desierto. Tiene sus influencias en la vida de aquellos que se retiran.Y puede ser un conflicto bastante grave de vivir con estos medios o de abstenerse completamente.
Yo vivo en «el mundo» pero me parece que es un conflicto para aquellos que tratan de vivir retirados del mundo.