La ascesis, condición para ser libres

           La ascesis es una condición para ser libre.

Sin disciplina de vida nos entregamos a nuestros instintos y a nuestras pulsiones, nos convertimos en esclavos de nuestra avidez y de nuestra glotonería.

Es un camino en expansión aunque no debemos absolutizarlo porque el sábado es para el hombre y no el hombre para el sábado.

Algunos yerran al ver la ascesis como mutilante o frustrante, porque «el que quiera guardar su vida la perderá, el que pierda su vida por mi causa la encontrara»; ella nos permite responder mejor a nuestra vocación, estar más presentes a Dios,  a nosotros mismos y a los demás. “Quien no recoge conmigo, desparrama”.

Ella Concierne al esfuerzo exterior necesario a la conversión, al crecimiento de la caridad, a la vida espiritual. Consiste en ejercitarnos a recibir mejor aquello que nos será dado gratuitamente.

       Cuando se habla de ascesis, hay algunas trampas a evitar. En la vida cristiana, la vida espiritual no es asunto de voluntad, aunque es necesaria, la ascesis es una condición de progreso necesario pero no suficiente; no tiene ninguna eficacia automática.

No porque yo me dedique numerosas horas de oración al día voy necesariamente a hacer grandes progresos en la vida espiritual. Pero sé también que si no oro, estoy seguro de que no progresaré.

Se trata de permanecer constantemente entre dos extremos: el pelagianismo que hace depender la salvación del esfuerzo del hombre, de sus obras, de su virtud y el quietismo que supone que el hombre no ha de hacer nada pues el Espíritu Santo se encarga de todo.

Cierto, todo nos es dado gratuitamente y de manera inmerecida. Dios no mide jamás sus dones según nuestros esfuerzos o méritos. El es el Arquitecto pero no hace nada sin nosotros, pues respeta demasiado nuestra libertad.

El quiere la cooperación del hombre en su propia salvación. La acción del hombre consiste en disponerse a la acción de Dios a la manera de la Virgen Maria.

Pero recordémoslo, que “en Dios el deseo de dar es más grande que en nosotros el deseo de recibir” (San Agustín), la ascesis no debería tener otro principio que el de disponernos a recibir, puesto que Dios da siempre aquello que pide.

“La ley obliga a aquello que ella no da, la gracia da aquello a lo que ella no obliga” (Blaise Pascal).

La autenticidad de la ascesis se verifica en la humildad y en la caridad.

Jean Cadilhac, Obispo de Nîmes, Fortifiez en vous l´homme interieur. Ed. Lion de Juda 1990 pp. 70-71 (Traducción Fraternidad Monástica Virtual)

 

9 Comments on “La ascesis, condición para ser libres

  1. Le pido al Señor para mi y para ustedes que seamo los santos que El desea que seamos, con la cantidad y el tipo de ascesis que El decida.

  2. gracias hermanos por este programa de vida , muy necesario para los que queremos o intentamos llevar una vida coherente , con el Evangelio de Jesús.

  3. Pingback: La ascesis « Desde la ermita

  4. Excelente texto Gabriel. Es muy preciso y aclara, ayuda. Descubrí tarde a San Agustín en mi vida y he quedado asombrado de la precisión de sus conceptos, de la profundidad de su autobservación…Aquí no se lo cita en vano, parece que ha indagado en profundidad la relación entre gracia y libertad.

    Un saludo fraterno invocando a Jesucristo.

  5. como nos cuesta la ascesis…desprendernos del hombre viejo… como sigue ahí el «aguijón de la carne» que no nos permite ascender, volar….pero dice Cristo: «te basta mi gracia», que tenemos que hacer fructificar con nuestras obras de desprendimiento, de oración, de ascesis, de penitencia, de solidaridad, de apostolado, de silencio, de fraternidad… ascender..que para llegar al «Todo» hemos de ir por el camino de la nada como dice Juan de la Cruz. Fraterno Juan de Santa María.

  6. Es bueno recordar que también existe el semipelagianismo…
    Me quedo con San Pablo:
    «Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.»
    Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.» (2 Co 12, 7b-10)

  7. Hermanos, gracias por esta regla de oro «La autenticidad de la ascesis se verifica en la humildad y en la caridad». Ahora debo ponerlo en práctica.
    Invocando en Santo Nombre

  8. EJERCITARNOS A RECIBIR MEJOS AQUELLO QUE NOS SERA DADO GRATUITAMENTE.
    GRACIAS Y BENDICIONES

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