La paz del corazón
LA ORACIÓN Y EL AYUNO
Cuando alguien me pregunta qué debe hacer para encontrarse con Dios, mi respuesta es siempre la misma: ora, ayuna; y no me limito a decírselo, sino que oro y ayuno con él, pues rara vez llegará a hacerlo si al principio no se le acompaña.
Jamás debe decirse a nadie que ore o ayune si no se está en disposición de orar y ayunar a su lado. Es más: decirlo sin hacerlo puede llegar a ser perjudicial.
Si ha orado y ayunado, no hay hombre o mujer en el mundo a quien Dios no se le revele; y reto a cualquiera que realmente lo haya hecho a que diga lo contrario. Dios no se resiste a quien se pone en esta disposición. El problema nunca es que Dios se resista, sino por qué se resiste el hombre a descubrirle o, lo que es lo mismo, por qué desdeña el ayuno y la oración.
El silencio y la sobriedad, que es tanto como decir la oración y el ayuno, es lo que más le conviene al hombre para llegar a encontrarse consigo mismo. Sin embargo, hay algo en nosotros que nos impulsa a buscar la plenitud exactamente por el camino contrario. De este modo, en lugar de fijar nuestras residencias en lugares silenciosos, por ejemplo, nos instalamos en las poblaciones más ruidosas y nos aturdimos con toda clase de sonidos. De igual manera, en vez de ser sobrios o moderados, nos arrojamos ávidamente a todo tipo de alimentos y bebidas, objetos y sustancias con que aturdir nuestros sentidos y confundir nuestro espíritu.
El hombre se realiza sólo en la simplicidad. Tantas más cosas poseamos y tantas más experiencias acumulemos, más difícil y tortuosa será nuestra realización. Por eso, tras emprender un viaje o leer un libro, pero también antes, deberíamos orar y ayunar. Tras una conversación y antes, tras la acometida de un trabajo –pero también antes–, tras una noche con el ser amado –y antes– se debería orar y ayunar. Tanto más se debería orar y ayunar cuanto más importante sea para nosotros lo que hayamos proyectado realizar a continuación.
Sin oración y ayuno, siempre hay demasiado ruido y demasiada avidez. Y el más pequeño ruido y la menor avidez son –ésa es mi experiencia– los principales obstáculos en la conquista de la felicidad.
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Una aventura cristiana. Pablo d’Ors, Sacerdote y escritor. PRE-TEXTOS CONTEMPORÁNEA Valencia, 2013. Fragmento de la novela: El olvido de sí, sobre la vida de Charlesde Foucauld. -Clic en el título para ver el capitulo I completo-
Señor, enséñame a olvidarme de mi mismo. Que alegría Señor cuando puedo refugiarse en el silencio y la soledad de la ermita que te construí en mi casa de habitación. Ermita dedicada a Francisco, el poverello de Asís. Ayúdame a ser sencillo y humilde. Déjame amarte Señor. No permitas que me aleje de Ti.
BUENISIMO ESTE CONSEJO.YO HE ENCONTRADO QUE EN LOS FINES DE SEMANA EN MI FINCA CUANDO NO ME DISPERSO Y DISFRUTO ESTAR SOLO CON MI ESPOSA Y JARDINEANDO EN SILENCIO O CAMINANDO REZANDO EL ROSARIO, ENCUENTRO GRAN PLACIDEZ Y SOSIEGO.SIN BUSCAR NINGUN PROGRAMA ESPECIAL NI LA ALGARABIA DE LAS MULTITUDES ES CUANDO EL ESPIRITU SE SERENA Y PUEDE ESTAR RECEPTIVO A LA GUIANZA DEL SEÑOR Y DE MARIA SANTISIMA.BUENA ESA GABRIEL DE SANTA MARIA.
GRACIAS Y QUE DIOS LO BENDIGA.
Que bueno eso es muy cierto Bendito sea El Señor…
hola
gracias por sus textos siempre nos ayudan a mejorar nuestra oracion y estar mas cerca del señor hermano Gabriel de Santa Maria dice no son una receta de cocina, son algo mejor que eso con la comida te quedas sastifecho pero con la oracion y el ayuno te encuentras con DIOS y aqui no hay hambre solo hay un gozoy una alegria enorme te sientes tan feliz que nada te hace falta si eso se siente en la tierra que sera estando en la presencia de DIOS.
ME GUSTA ESTAR EN CONTACTO CON USTEDES
AMEN
Gracias hermano por este mensaje, había dejado de valorar la practica del ayuno, El Texto trajo a mi recuerdo maravillosas experiencias vividas en momentos de oración y ayuno. Lo tendré en cuenta y le pido a Dios me ragale la gracia de volver a hacerlo y persevar en ello. De un tiempo a esta parte dudaba y me cuestionaba los motivos y no lograba encontrar el sentido verdadero. Un abrazo en nombre de nuestro amado Jesucristo.
El ayuno es el alma de la oración y la misericordia es la vida del ayuno.Nos hace ángeles.
Hº Gabriel:
va para el septimo año que sigo tus consejos, de oracion, ayuno soledad y silencio en nombre de JESUCRISTO pero mi angustia no cesa. Seguro que todo lo hago mal.
Estimado uno-mas,
Tú mejor que nadie conoces que la angustia puede tener muchas causas… Quiero compartir que normalmente, «no doy consejos». Los textos y las lecturas que proponemos, son eso propuestas. Sólo tienen el valor de mediación que puede ayudar a nuestro encuentro personal con el Señor. Puede alimentar la oración, la confianza, el compartir. No son recetas para «cocinar» vida espiritual a la carta. Desde la libertad y situación de cada uno, a cada cual le toca poner en práctica aquello que el Espíritu sugiera, siempre en comunión con nuestra Madre la Iglesia e integrados en ella, sirviéndola, amándola, escuchándola.
Te invito a que me escribas al mail si quieres compartir algo más concreto en este terreno, tan personal, donde la psicología, la persona y la espiritualidad se dan tan de la mano, se superponen, implican, modelan mutuamente
Recibe un abrazo fraterno y ten segura mi oración y amistad.
Hno. Gabriel
Gracias Hº Gabriel; algunos dias si que necesito comunicarme, me ofreces Tú atencion pero no conozco Tú e-mail por lo que no debo escribir por este lugar
Estiamdo uno-más: Mi correo es ccantares15@hotmail.com. Está en algunas paginas de la fraternidad. A tu dispición, fraternalmente.