El Santo Nombre
La paz del corazón
Salir de la oscuridad
…
Padre, dígame una forma práctica y de fácil aplicación para levantarse una vez caído. Porque cuando me encuentro sumergido en el desánimo o de repente y hasta sin causa aparente, me descubro deprimido, sin fervor ni entusiasmo, se me viene encima una especie de olvido que me hace ver las decisiones anteriores como ajenas y los propósitos como carentes de sentido. ¿Cómo me elevo desde allí?
No sé si habrá algo que sirva a todos por igual. Puedo contarte lo que me ha servido y lo que sugiero en general como manera de re-encontrar el estado adecuado. Uno en esos momentos no quiere ni orar, repetir una oración se hace muy difícil y suena hueca, vaciada de significado. Hacer lectio puede resultar imposible y la Sagrada Escritura parece entonces un libro muy aburrido.
Pero sea cual sea el estado de abulia o acedia en el que te encuentres, tienes a mano la posibilidad de empezar a hacer movimientos mínimos, que si los ejecutas con corrección, predisponen mejor el alma y en cierto modo te empiezan a elevar, es como si tu energía vital ascendiera desde zonas bajas y oscuras hacia partes algo más iluminadas.
Algún esfuerzo, incluso en el peor estado concebible es necesario, quizás mínimo, pero que le abra las puertas a la gracia. Acomoda tu habitación con pulcritud, barre el piso, tiende la cama con algún esmero… ¿no puedes? Entonces acomoda aunque sea la mesa de noche, alinea dos o tres libros que se encuentran desordenados… limpia la marca que ha dejado el vaso de agua en la madera.
Lo que sea que hagas, que sea hecho con un mínimo de corrección ya te pone en el sendero de subida. Verás que al cabo de pocos minutos, ya puedes repetir la frase de la oración, aunque sea sin fe, pero puedes decirla una o dos veces, ansiando la mejoría.
Te pido que lo intentes, no que supongas. Yo afirmo que no es posible que ordenes tu habitación con corrección y pulcritud y luego al terminar te sientas igual que al principio. Estarás mucho mejor.
Y entonces sí, luego, puedes volver a la oración, a transformar la acción pulcra en tarea reverente, podrás volver a la lectio y demás. Pero lo primero es salir del estado de acedia o de la depresión.
Apenas te eleves un poco vuelve a la oración de Jesús, para que tu corazón vuelva a inflamarse del amor a Dios.
Textos propios del blog
Extraído de elsantonombre.wordpress.com publicado originalmente el 15/1/12
16 Comments on “Salir de la oscuridad”
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Aunque estés en soledad, ponte en camino y ora en soledad. El mundo del espíritu ha estado desde siempre lleno de ermitaños y solitarios, y ahora, con el actual descalabro espiritual, sigue estándolo aunque permanezcan ocultos en las ciudades. Si lo puedes hacer en grupo o en familia hazlo así, pero sea cual sea la situación no dejes de meditar, orar y contemplar lo Sagrado.
Alabado sea Jesucristo.
Gracias mil y mil porque cada vez que necesito una palabra de aliento espiritual aquí la encuentro. Dios los bendiga.
Eduard Velasco Mateus
El texto de la respuesta ha sido para mi de gran utilidad,vino a contestar mis propias inquietudes y preocupación por tener esta dificultades en ponerme en oración.Gracias.Bendiciones
Jesús, hijo único de Dios, ten compasión de mi que soy un pecador. Los grandes santos también tuvieron épocas de acedía, y Dios estuvo siempre a su lado. Señor, permanece a mi lado en aquellos momentos en los cuales me es difícil orar y encontrarme contigo.
Es una práctica sencilla y muy útil. La he probado. Gracias
Con un texto así solo brota estar agradecida, uniéndome a los comentaristas. Me lleva a compartir esta sabiduría con personas en esta situación y a ello me dispongo. En Jesús, el Señor, el consuelo y la paz en nuestras almas, que Dios nos lo conceda.
A mi en esos momentos me funciona suspirar profundamente y decir » Dios mio» algunas veces. Esto me ayuda mucho, al rato empiezo a encontrame mejor.
PAZ Y BIEN, EXCELENTE REFLEXION, GRACIAS
VOLVER A LA ORACIÓN DE JESÚS QUE SIGNIFICARÍA PROPIAMENTE… LO QUE PASA ES QUE SOY UNA TOTAL NOVATA EN ESTE CAMPO DE INICIACIÓN… GRACIAS
Estimada hermana Karime.
Volver a la oración de Jesús es invocar de forma continua, como jaculatoria, el Nombre de Jesucristo, normalmente con la frase «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí». Y hacerlo con unción, sabiendo que es a Él a quien se llama, sabiendo que este Nombre trae la salvación al alma.
En la pestaña «Ejercicios», tienes la posibilidad de realizar los ejercicios espirituales en base al libro «El Peregrino Ruso». Una vez hayas entrado en la página, deberás empezar por el final del «Historial completo», pulsando en «Ejercicio espiritual por Internet». Allí podrás descargarte el libro.
Las siguientes entradas, de abajo a arriba, te informarán sobre cómo ir realizándolo cada día. Por ejemplo, el primer día por la mañana, entra en: «Día 1 – La humildad», y te informas ahí. Por la tarde continuas en el siguiente: «Concentrar la atención». Estas dos entradas representan el primer día de los ejercicios. Y así cada día…
También tienes en el blog la pestaña «El Santo Nombre», donde encontrarás múltiples textos sobre la oración de Jesús que podrán ayudarte a resolver muchas dudas.
Espero haberte sabido informar. Recibe un fraternal abrazo invocando el Nombre de nuestro Amado.
Agradezco tan pronta respuesta… Me es de gran utilidad pues estoy muy interesada en iniciar un camino espiritual en mi vida… Lo necesito con urgencia…
De nuevo muchas gracias y bendiciones.
Yo creo que este texto nos es de gran utilidad. En momentos de sequedad se puede, por ejemplo,:rezar un rosario, beber un vaso de agua, mirar el cielo, escuchar el adagio de Albinoni,o bien salir de la casa para tratar deayudar a alguien.
Fabuloso y simple! Es así, uno pone un pequeño esfuerzo (que puede ser titánico para el bajoneado) y Dios nos asiste con su gracia! Gracias!
Que hacer si al sentir que hemos venido a esta tierra para algo mas que la cotidianidad, siento un vacio que no se como llenar.
MUCHAS GRACIAS! ESTE TEXTO ME RESULTA DE GRAN UTILIDAD.
UN SALUDO EN CRISTO
Gracias por el atajo cuando en el camino nos encontramos ante o dentro de una adversidad, acedia o depresión. La santa y divina luz del Espíritu siga iluminándoles.